Once millones de euros para el viaducto de Zaratamo que no se utilizará, la punta del iceberg de un despropósito político sin límite
El sinsentido del TAV no tiene límites. Lo que hasta ahora era un sinsentido desde el punto de vista medioambiental y de la movilidad sostenible, va camino de convertirse en el mayor despilfarro económico que se haya conocido en la historia de este País.
Las obras del TAV además de suponer una inasumible devastación medioambiental, por parte de un proyecto que a día de hoy va de ningún sitio a ninguna parte, son el foco de sobrecostes millonarios a beneficio de unas empresas constructoras, y todo ello tras contrataciones hechas con múltiples irregularidades. Contrataciones realizadas con criterios que se asemejan más a la búsqueda de un reparto del pastel entre grandes constructoras, que a verdaderos criterios técnicos objetivos. Y esto no lo dice EH Bildu, esto lo ha puesto de relieve el TVCP en los diferentes informes que ha realizado sobre las contrataciones de los tramos del TAV realizadas entre 2009 y 2011.
Estamos ante una obra cuya infraestructura se presupuestó en algo más de 4.100 millones de euros, pero que su presupuesto total va a rondar los 10.000 millones de euros públicos. Millones de euros que se dejaran de destinar a educación, sanidad, cultura u otras necesidades mucho más apremiantes y con mayor rentabilidad social que el TAV.
Por si esto fuera poco, el despilfarro de dinero público va unido a sobrecostes económicos sin justificación alguna. Abultando de manera indecente adjudicaciones a la baja del coste inicial de las mismas, que acaban por igualar cuando no superar con creces los presupuestos iniciales. Ese despilfarro también va unido a la chapuza sin límites.
Noticias como la que hoy se ha publicado en un medio de comunicación, en relación al viaducto sobre el Nervión en Zaratamo, que supone echar directamente a la basura 11 millones de euros, no son más que la punta del iceberg de un despropósito sin límite. Ahora bien, con dinero de toda la ciudadanía. Se echan a la basura millones de euros, mientras se recortan servicios fundamentales y aquí no se sonroja nadie. Por no hablar de dimisiones.
11 millones en un viaducto que no se usará, 11 millones en una escultura al despropósito político. Toneladas de cemento sin uso alguno enterrando millones de euros públicos, al puro estilo de los años de la corrupción y el desfase inmobiliario y del cemento en España, con sus aeropuertos sin aviones y estaciones del AVE sin pasajeros. El viaducto sobre el Nervión en Zaratamo reúne todos los despropósitos del TAV: un proyecto mal realizado que tuvo que ser modificado desde el inicio, 3 millones de euros de desviaciones para 435 metros de obra y para culmen, a sabiendas de que no se iba a utilizar, se finaliza en su totalidad. El no va más.
Es más, sobre las obras del TAV, sus sobrecostes y el desvió injustificado de millones de euros existe un gran pacto de silencio entre el PNV, PSE y PP. Todo ello se entiende porque se encuentran sumergidos, por igual, en el lodazal del despilfarro y las innumerables irregularidades que con dinero público se están cometiendo en estas obras. Es indiferente que el tramo lo gestione el Gobierno estatal o el vasco, los sobrecostes y las irregularidades se cuentan por igual.
El daño ambiental, social y económico es ya irreparable, pero cuanto menos evitemos que la factura económica de estas obras sea un lastre insalvable para las arcas públicas y paremos esta locura. Está claro que el PNV, PSE y PP se encuentran metidos en un callejón del que no saben o no quieren salir, es por ello que, una vez más, apelamos a la sociedad vasca para que les imploren, que ya vale, que el dinero público no se puede despilfarrar de esta manera y que el futuro del bienestar social de ésta y posteriores generaciones no se puede enterrar bajo toneladas de cemento.
Por último decir, que tal y como anunciamos la semana pasada, nos encontramos recabando toda la información posible sobre los sobrecostes de las obras del TAV, sobre las irregularidades habidas en la contratación y en la justificación de los sobrecostes. Para poner toda la información en manos de la fiscalía para que se inicien las investigaciones necesarias en aras a esclarecer a dónde han ido a paras millones de euros públicos.