Donostia. La demanda de la Abogacía contra la inscripción de Sortu en el Registro de Partidos Políticos, el acto de Euskal Herria Ezkerretik en Vitoria en homenaje a las víctimas del 3 de Marzo o la cita electoral son tres claves de esta semana. Además, Alternatiba acaba de cumplir dos años. Surgió en diciembre de 2008 de la mano de miembros que, liderados por Oskar Matute, abandonaron Ezker Batua. Rodríguez recuerda, de hecho, que «no fue una escisión», sino que junto a otros que no militaban en EB, fundaron Alternatiba Eraikitzen. Ahora, señala, los que se marcharon de EB «representan una minoría» dentro de Alternatiba.
¿Cómo valora estos dos años?
Hemos querido conjugar la elaboración política y la acción en la calle, porque no pueden ir separados. Siempre dijimos que veníamos a sumar, no a agregar una sigla más a la sopa de siglas a la izquierda y, en ese sentido, ahora se ha asentado un debate sobre la necesidad de acumular fuerzas en torno a una agenda estratégica. Esa apuesta que hicimos devino en Euskal Herria Ezkerretik.
Firmaron el acuerdo junto a EA y la izquierda abertzale el pasado 16 de enero en Vitoria. ¿Cómo va el pacto?
Euskal Herria Ezkerretik está desarrollando acciones políticas con motivo del 8 de marzo, el pasado 3 de marzo en Vitoria, la rueda de prensa en la que nos adheríamos a la última huelga general… Está tomando una entidad propia porque las partes compartimos esa necesidad de articular una agenda y una acción común.
Y, ¿esa entidad propia puede tener una plasmación electoral?
Tanto en el acuerdo estratégico como en la necesidad de abrir un proceso de acumulación de fuerzas, las elecciones forales y municipales pueden ser un buen momento para testar esa voluntad de acumulación de fuerzas. Y no solo la voluntad de las partes, porque la situación actual y la sociedad nos demandan que ese proceso se dé en este escenario municipal y foral, teniendo en cuenta que las elecciones no son un fin, sino algo táctico.
Entiendo que Alternatiba ya ha decidido buscar acuerdos con otros partidos.
Sí, así es. Queremos tender la mano a realizar un proceso de acumulación de fuerzas con todos los grupos de izquierdas que compartan este diagnóstico de sumar nuevas mayorías políticas y sociales. Abriremos una ronda de contactos con esas fuerzas políticas, especialmente con aquellas que compartimos determinadas acciones políticas y determinado diagnóstico.
Que la izquierda abertzale en forma de Sortu se sume es una decisión que, de partida, depende de los tribunales Supremo y Constitucional.
Evidentemente, la colaboración con Sortu podrá darse si es legalizado. Nosotros no manejamos otro escenario que no sea el de la legalización. Si no lo es, no se podrá acudir en coalición con la izquierda abertzale a las próximas elecciones.
¿Y acogiendo en su lista a miembros que podrían ir en aquellas?
Insisto: no manejamos otro escenario. Si no se da ese escenario, trabajaremos por la articulación y la suma de fuerzas. Alternatiba no ha elaborado sus listas, pero, de todos modos, habrá gente independiente como la hay en otras listas. En ese sentido, cabe denunciar la actitud del Gobierno del reino de España, que plantea extender la ilegalización a más sectores sociales y que hay dos organizaciones como Alternatiba y EA que ya ven de entrada limitados sus derechos políticos cuando se apunta a que personas independientes pudieran ir en sus listas. Sin ninguna sentencia, sin auto judicial se ven limitados derechos básicos.
El ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, habló de que analizarían las listas que «dieran cobijo». ¿Alternatiba se da por aludido?
El emplazamiento era concreto: a EA y Alternatiba y la limitación era también para esos. No se hablaba al resto de partidos y fuerzas políticas que tendrán personas independientes en sus candidaturas.
Una de las noticias de la semana ha sido la demanda de la Abogacía del Estado. ¿Qué opina?
Leyendo los cinco puntos en los que basa la ilegalización, son todo opiniones y juicios de valor, sin elementos de prueba. Para demostrar que es una táctica de ETA dice que se sucedieron el comunicado, la presentación de Sortu y después, el Grupo Internacional de Contacto, lo que demuestra que todo es una táctica. Este post hoc o falsa causalidad es absolutamente delirante. Es como si yo afirmara que, como el gallo canta antes de que salga el sol, éste sale porque ha cantado el gallo. La petición de la Abogacía no tiene ningún elemento probatorio: todo son especulaciones basados en unos informes policiales a los que, conceder valor de prueba es tanto como asumir que la Policía en este país decide quién es legal.
¿Le inquieta que ETA no se haya pronunciado respecto a Sortu?
El último comunicado de ETA fue el principio del final y esperamos que en nuevos comunicados dé pasos hacia el fin definitivo de la violencia. Son procesos complejos, que llevan bastante tiempo. Si miramos otros procesos, vemos que son largos. Una de las cuestiones que debemos articular es la activación de la ciudadanía. Entendemos que uno de los errores del anterior proceso de paz fue que no se implicó a la ciudadanía. En este proceso se está implicando y es lo que hará irreversible este proceso.
Entonces, ¿usted cree que Sortu estará en las urnas?
No contemplamos otro escenario que no sea la legalización, porque cumple la Ley de Partidos y la jurisprudencia que emana de ella. Otra cosa es que no haya interés político de legalizarlo en este momento. El PSOE es rehén y víctima de su propio discurso. Rubalcaba lleva dos años lanzando el mensaje de «o se rompe con la violencia o ETA desaparece». La izquierda abertzale ha explicitado su rechazo a la violencia y, ahora, Interior dice que la competencia no es suya, sino de los tribunales. Ha puesto la Ley de Partidos contra la espada y la pared. Ahora hay que manifestar por las operaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. ¿Lo siguiente qué será, mostrar adhesión incondicional al ordenamiento constitucional? No sabemos. Se ha cumplido la Ley de Partidos, por lo que no hay otro escenario más que la legalización.
¿Qué programa defenderá Alternatiba para la próxima legislatura?
Somos partidarios de la articulación de un gran tercer espacio ante PP/PSE y el del nacionalismo histórico institucional. Pondremos en valor un nuevo modelo fiscal, el modelo social y el del bienestar… Queremos, aunque sea, abrir debates en torno a la renta básica de la ciudadanía o sobre cómo abordar el desarrollo de la Ley de Dependencia desde un punto de vista feminista, porque el actual perpetúa el rol de mujer-cuidadora. Podríamos hablar de la soberanía alimentaria, del cambio de modelo productivo y del decrecimiento. Y en el camino político, la hoja de ruta coherente e impecable que supone el Acuerdo de Gernika. En Gipuzkoa, por ejemplo, existe el suficiente capital político y social para hacerle el sorpasso al PNV.
¿Esa articulación del tercer gran espacio tendría en cuenta a Aralar?
Sí. Siempre hemos tenido una interlocución fluida. Cuando en la asamblea de octubre de 2010 lanzamos la oferta al resto de partidos para alcanzar acuerdos estratégicos que entendíamos necesarios, Aralar denostó esa posibilidad. Seguimos teniendo la mano tendida, es necesaria esa colaboración con Aralar, que es parte integrante de ese tercer espacio que, socialmente existe, pero hay que articularlo en política. Todas las formaciones de este sector tenemos que jugar con altura de miras en una época de recorte de derechos en muchos campos, porque la crisis nos ha demostrado la incapacidad del capitalismo para garantizar unos mínimos a la ciudadanía.
¿No temen que el debate entre izquierda y derecha quede ocultado por el de nacionalismo/no nacionalismo?
Eso es falso. El PNV, sobre todo en Gipuzkoa, quiere trasladar la imagen errónea del frente PP/PSE. No negamos que puedan llegar a gobernar, pero no para hacer políticas diferentes a las del PNV. En Juntas Generales de Gipuzkoa, por ejemplo, los cuatro partidos han sumado sus votos para impedir que saliera adelante ninguna propuesta que planteara no ya un cambio radical, sino un pequeño cambio en materia fiscal, en el modelo social o en el laboral. Comparten una base política y social y se ha visto en los últimos cuatro años. PNV, PP y PSE están en una orilla y nosotros, en otra. La única opción de defensa integral de los derechos políticos y sociales es la izquierda soberanista. Solo la izquierda soberanista defiende los derechos individuales y colectivos de la ciudadanía de Gipuzkoa y de Euskal Herria.