Cooperación vasca sin futuro

Diana Urrea – Alternatiba / EH Bildu

Desde el comienzo de esta legislatura asistimos al retroceso paulatino pero sistemático y acelerado de las políticas de cooperación, que intentan acabar con la trayectoria que durante más de 25 años ha caracterizado a la cooperación vasca descentralizada.

De hecho, parecía que ya nada podía sobrecogernos… pero debemos reconocer que la capacidad del Gobierno vasco para sorprendernos es infinita. La última entrega de esta serie de sobresaltos la ha protagonizado Paul Ortega, el director de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo. Ortega fue capaz de desarrollar un discurso triunfalista a la hora de presentar el presupuesto destinado a las políticas de cooperación para 2016 ante los medios de comunicación. Cuando, en realidad, debería haberse centrado en la autocrítica, la preocupación y el propósito de enmienda, a la hora de analizar la trayectoria y el futuro del departamento que dirige.

A modo de preámbulo, cabe destacar que la propia Ley Vasca de Cooperación establece la obligatoriedad de destinar el 0,7% del presupuesto anual a las políticas de cooperación del Gobierno Vasco y demás instituciones vascas, un mandato incumplido de modo crónico sin que mandatarios ni instituciones se sonrojen. De hecho, Lakua, desde los primeros presupuestos elaborados por el gabinete de Urkullu en 2013, se va alejando de forma progresiva de esa cifra, recortando constantemente en políticas de cooperación. No solo la ley fue ninguneada; también el mandato parlamentario de la cámara de Gasteiz, que ratificó la necesidad de que el 0,5 del presupuesto fuera destinado a este fin, de modo transitorio, al menos, hasta llegar al citado 0,7 recogido en la Ley. Sin embargo, Urkullu, Ortega y demás, no ven razón alguna para llegar ni siquiera a esa primera cifra transitoria.

La Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo (AVCD), que canaliza el presupuesto para la cooperación, se esté llevando los mayores “palos”  en forma de recortes brutales, bajo la vergonzosa excusa de la crisis. La foto general es desoladora: en 2014, el presupuesto destinado a políticas de cooperación se situaba en niveles de 2002.  La AVCD pasó de 50M € (0,52%) en 2012, a 35M€ (0,34%) en 2014.

Un impacto que, tal y como afirmó la propia Coordinadora ONGD Euskadi, ya en 2013 suponía “un frenazo a la capacidad transformadora de esta política que busca hacer frente a la pobreza y a las desigualdades, atajando sus causas y paliando sus consecuencias en las poblaciones más vulnerables”.

Cuando se contaba con la partida presupuestaria para 2014, el Gobierno Vasco -haciendo juego sucio- aprobó un recorte adicional de 11M€ correspondientes a compromisos presupuestarios de cooperación de años anteriores pendientes de desembolsar en 2014. Por lo que, según afirmaba la propia Coordinadora ONGD Euskadi, “el balance final de la reducción es dramático, ya que podría situarse a esta institución en un porcentaje de 0,24% destinado a cooperación sobre su presupuesto total”. Añadiendo que, “estos recortes encubiertos nos vuelven a mostrar la falta de interés del actual Gobierno por estas políticas tan necesarias para mucha personas”.

Después de semejante varapalo, el Gobierno Vasco inicia una campaña de lavado de cara para intentar tapar sus vergüenzas. Es en ese punto donde Paul Ortega decide presentar, para ser aprobadas en la Comisión de Derechos Humanos, las “Orientaciones Generales de la Planificación Estratégica 2014-2017 de Cooperación para el Desarrollo”, la base de lo que posteriormente sería el III Plan Director de Cooperación.

Unas Orientaciones que desde EH Bildu rechazamos de modo contundente, porque entran en contradicción con el verdadero espíritu que bajo nuestro punto de vista debe inspirar a las políticas de Cooperación al Desarrollo del Gobierno Vasco. Los hitos que planteaban forman parte del marco de referencia que rige el actual modelo de desarrollo, que sigue equiparando bienestar con crecimiento económico, que relega la necesidad de promover cambios estructurales, y que sigue centrándose en la eficacia de la ayuda y no en la eficiencia del desarrollo. Todo ello contribuye a perpetuar un proyecto modernizador hegemónico, excluyente e injusto, que parece estar defendiendo Lakua. Se trata de un modelo capitalista, patriarcal y neocolonial que produce desigualdades entre pueblos, países y regiones, al interior de los mismos y entre mujeres y hombres. Un modelo que no apuesta por propuestas alternativas ni emancipadoras. Las Orientaciones fueron aprobadas con el único voto contrario de EH Bildu, que presentó otra alternativa.

Tanto las Orientaciones Generales como el III Plan Director de Cooperación, establecían el compromiso de que en el 2016 el presupuesto ascendería a 50M€. Según Paul Ortega, era factible y necesario destinar esta cantidad. La propuesta había pasado previamente por la oficina de control económico, dando ésta el visto bueno, y por tanto, comprometiéndose “firmemente” con recuperar las cuantías perdidas en materia de Cooperación.

¿Y cuál es esa nueva desagradable sorpresa? Que nos encontramos con la propuesta presupuestaria para 2016 en la que no se recogen los 50 M€ prometidos, sino 43. Además, solo figuran 8M€ para “Ayudas a la Cooperación para el Desarrollo de 2016”, lo que para más inri, les ha hecho plantearse incluso no sacar convocatoria de proyectos para 2016.

Desde EH Bildu rechazamos rotundamente esta nueva tomadura de pelo, con otro brutal recorte del presupuesto considerando que las instituciones vascas, tienen que ser un referente impulsando y consolidando una política pública de cooperación con identidad transformadora.

Esto implica una cooperación comprometida con el desarrollo humano, es decir, una cooperación cuyo objetivo sea la ampliación de las libertades, derechos y capacidades de las personas y pueblos para una existencia digna; basada en la ciudadanía universal y la corresponsabilidad global; orientada a la erradicación de la pobreza, incidiendo sobre sus causas estructurales, políticas, económicas, sociales, ambientales, de género. Debemos evitar el mero asistencialismo y volcarnos en el acompañamiento de los sujetos de transformación.

Frente a su política de recortes, apostamos por blindar la Cooperación Vasca Descentralizada como estrategia integral en defensa de los Derechos Humanos y la justicia social, donde por supuesto, excusas baratas basadas en supuestas coyunturas económicas.

Publicado en Noticias de Álava

Esperando al tren

Jon Albizu – Alternatiba / EH Bildu

Llevamos años discutiendo sobre el desarrollo ferroviario en Gipuzkoa. En la actualidad, dos líneas férreas vertebran nuestro Territorio. Ambas – tanto la gestionada por el Gobierno Vasco, a través de Eusko Trenbide Sarea, como la que está en manos del administrador estatal ADIF- son los restos de dos infraestructuras mucho más amplias que operaban antaño. El tren es parte de la historia de Gipuzkoa.

Sin embargo, durante la última década hemos visto cómo el debate acerca del desarrollo ferroviario se ha centrado en el Tren de Alta Velocidad y cómo, año tras año, se nos han intentado vender las bondades de este macroproyecto, con un resultado que sigue siendo una incógnita.

Dejando de lado el impacto ecológico de la obra, que no es poco, con el TAV el argumentarlo clásico de las fuerzas conservadoras vuelve a querer hacernos trampa. Si con respecto a otros temas de carácter social (las pensiones, los derechos laborales, sociales o medioambientales) la sostenibilidad económica es una variable que siempre se pone encima de la mesa, con el TAV, su coste económico y su rentabilidad social nunca son cuestionados por quienes exigen recortes en otros ámbitos para ajustar las cuentas.

Algo extraño ocurre cuando se pone tanto empeño y tanto interés en una infraestructura que, después de casi una década de trabajos, con cifras millonarias en licitaciones públicas, todavía no sabemos qué servicio va a dar. Resulta curioso el efecto hipnótico que esta obra produce en algunos dirigentes políticos. Debe de existir un bien superior – no explicable racionalmente- que hace que se sigan invirtiendo dinero público de forma desorbitada y acrítica, con la promesa –nunca demostrada- de que servirá para un futuro mejor.

Mientras el TAV y su desarrollo copan millones en inversiones y cientos de páginas en medios de comunicación, la red ferroviaria que miles de guipuzcoanos y guipuzcoanas utilizamos diariamente recibe dinero a cuenta gotas. Estaciones con graves carencias, vagones no accesibles para las personas con movilidad reducida, falta de seguridad y, en el caso de Eusko Tren, recorridos en los que el tren no llega a los 30km/hora.

La inversión pública debería ser un motor de generación de riqueza y centrarse en mejorar los sistemas actuales, para permitir que la ciudadanía dedicara menos renta a sus desplazamientos. El dinero destinado al transporte público debe tener un efecto redistributivo. El TAV, no lo pongo en duda, también lo tiene: redistribuye la renta de todos y todas entre unas pocas constructoras, y, además, ahonda en la diferencias entre clases sociales. Mitras tanto, obras de vital importancia para el transporte guipuzcoano, como el intercambiador ferroviario entre Eusko Tren y ADIF, llevan más de una década esperando, porque la prioridad es el TAV.

La red actual de RENFE se gestiona muy lejos de los intereses guipuzcoanos, desde Madrid, donde el interés máximo se centra exclusivamente en el desarrollo del TAV, dejando de lado las verdaderas necesidades de nuestra red local. Esto no sólo se puede ver por el volumen de las inversiones, sino también por el nulo interés de integrar este servicio en la tarjeta MUGI.

El resultado del Tren de Alta Velocidad, después de tanta cerrazón, es lamentable. Tras años de obras, de miles de millones de dinero público gastado, de no saber cómo entrará en las ciudades, de no saber qué servicio ofrecerá, de no saber cuándo se terminará, de no saber cuándo se conectará con el resto de la red, los mismos partidos que son responsables directos de este timo pretenden ofrecernos una imagen de buenos gestores de lo público. Mientras tanto, miles de guipuzcoanos y guipuzcoanas esperan a su tren en alguna estación pendiente de reformas.

Es hora de que pongamos encima de la mesa que no hace falta continuar con esta orgía de despropósitos. Orientemos el gasto ferroviario hacia las necesidades reales de la ciudadanía. Décadas de fracasos han demostrado que esto sólo será posible si gestionamos nuestras necesidades desde aquí, con criterios cercanos a los intereses públicos. Lo contrario es una huida hacia adelante a alta velocidad.

No soy feminista

Luis Salgado – Alternatiba

Hoy voy a confesar que no soy feminista, y no lo soy por el mismo motivo que un blanco de clase alta del Upper East Side Newyorkino no podrá ser nunca un negro de Brooklin, por mucho que escuche rap, vista como un gangsta, y se manifieste en favor de la igualdad racial mientras disfruta de los privilegios de ser la clase la dominante en una de las mayores urbes del planeta. Es lo que tiene vivir en el lado de la tostada que siempre cae hacia arriba. Y es muy importante ser consciente de ello, porque todo lo demás es pose.

Nunca me he considerado una persona dogmática, defiendo el derecho de todas las personas a equivocarse, a tener incoherencias, sin embargo, tan importante como tener principios, tener conciencia, o estar dispuesto a la lucha, es ser conscientes de esas incoherencias y ahí se incluyen los privilegios de clase, sean estos económicos, raciales o de género. No reconocer estos “errores” nos llevará irremediablemente a cometer otros peores.
 
No soy feminista, pero esto no quiere decir que no crea en el feminismo. A día de hoy el feminismo es sin duda una de las corrientes ideológicas que más a desarrollado su discurso, sino la más, pero lo seguro es que el feminismo es el único movimiento político que realmente desarrolla todo su discurso desde el concepto más básico, la vida y eso hace que irremediablemente choque con un Sistema patriarcal, capitalista, desarrollista, y militarista. Es sin duda el cuestionamiento total de un Sistema que nos anula como seres humanos y como sociedad para convertirnos en engranajes de una maquinaria pensada para el lucro y el control por una minoría. Un Sistema del que somos parte y sustento, también quienes decimos combatirlo, y al cual no haremos frente si no somos conscientes de ello.
 
Esa es la gran virtud del feminismo, desde la idea radical de que las mujeres son personas, y el concepto revolucionario de que la vida es el centro de todo, se ponen en cuestión la practica totalidad de los sistemas de opresión, y por supuesto, tiene errores, y tiene incoherencias, y tiene, tiene vida y no seré yo quien ponga la mirada en el dedo cuando lo importante es la luna que nos señalan.
 
Y lo sigo reconociendo, no soy feminista, y por eso me niego a que me den lecciones de feminismo esos hombres megainteligentes que defienden cómo algo lógico que cobre más un ingeniero industrial que trabaja mejorando armamento en una multinacional que luego será utilizado para destruir vida que una mujer extranjera explotada en el mercado laboral sumergido limpiando casas, cuidando de sus hijos y los hijos del ingeniero, del padre del ingeniero, solo porque para nuestras mentes estrechas cuidar, ser cuidado es algo que nace del amor, de la bondad y no requiere ser valorado, no al menos en la misma condición.
 
¡Y hay tantos ejemplos!. Y que fácil es pensar que tener algo más de sensibilidad en un tema ya nos da el marchamo necesario para presentarnos como adalides de algo. Que fácil resulta para John Smith viviendo en su loft de Upper East Side fardar ante sus xenófobos amigos de su lucha incansable por los derechos de los afroamericanos del Bronx mientras la empresa en la que trabaja saquea el Coltán africano amparados en mercenarios, y armamento de los buenos hombres blancos. Por eso y por mucho más no soy feminista pero sé que la revolución será feminista o no será.
 

La casa del presidente

Luis Salgado – Alternatiba

Una casa no siempre es un hogar, ni un hogar tiene por qué ser una casa. He visto hogares hechos de cartones y uralita, de esas fabricadas con amianto, y he estado en casas sin vida, vacías, construidas para el negocio, casas tristes con brillantes suelos y preciosas cortinas. Y aunque tendamos a confundir términos, todos buscamos un hogar, una vida, un recuerdo, un forjar un camino, aunque terminemos muchas veces, demasiadas veces, sin paredes y techo que nos cobijen. Pero una casa no siempre es un hogar, por muy suntuosas que sean sus paredes, por muy exageradas que sean sus medidas, por mucho que podamos llamarle Palacio de los Ajuria o Ajuria Enea.

Me escandaliza, y no os imagináis cuanto, la frivolidad, la trivialidad con que dejamos fluir la vida, obviando lo importante por incómodo y destacando lo fútil cómo si de ello dependiera nuestra vida. Matar o morir por nuestro equipo, apartar la cara al caminar y ver la pobreza sentada en nuestras calles. Atacar al pobre, venerar al rico. Dócil y servil con el poder, combativos con quien tenemos bajo nuestro zapato. Observar el árbol mientras talan todo el bosque a nuestra espalda. Y así envejecemos y abonamos las piedras que heredaran nuestros nietos.

Por supuesto quienes nos gobiernan, quienes nos dirigen como rebaño, no son desconocedores de esa realidad, Panem et Circenses, fútbol e intrascendencia. Y así nos enredan, de modo que el mismo día que en una de las instituciones políticas de Araba se debatía cómo solucionar el drama humano de los desahucios el Partido Popular alavés alimentaba la controversia por el deseo del Lehendakari de no habitar el Palacio vitoriano y entonces leemos El Correo, y otros medios informativos y vemos que mientras el primer debate apenas ocupa una columna gris, el segundo, se lleva dos páginas a todo color con inmensa foto de cabecera. Moción mediante, la polémica está servida y seguramente se convierta en caluroso debate de barra, alavesísmo provinciano, y absurdeces varias que cientos de cuñados se ocuparán de vendernos como tema central para Araba y Gasteiz.
 
Digamos que a mí me da igual donde viva el presidente de los USA, de Reino Unido, de España o de la CAV, que me importa mucho más convertir el cartón y la uralita en edificios habitables, que nadie deba vivir en la calle, que nadie se quede fuera de la sociedad. Digamos que creo incluso que sería conveniente que quien dirige algo viva en un hogar, junto a los suyos, junto al resto de la sociedad, porque si ya de por sí el poder se aleja de la calle no entiendo que de positivo puede tener que un gobernante gobierne desde un atril, desde un templo que hay que adorar.  Que ya han existido reyes y gobiernos itinerantes, y que al pueblo no le ha ido mejor ni peor, simplemente mal como siempre pero, “Hortxe duzu fandangoa geure gustukoa”
 
“No es saludable estar bien adaptado a una sociedad enferma”
Krishnamurti Sabias
 

Unidad, ¿por qué no?

Vivimos tiempos de cambio. Hay una sensación difusa en el ambiente, esa sensación que acompaña a los momentos históricos determinantes. El análisis racional también lleva a pensar que estamos en una época de cambios. La gran crisis global que sacude al sistema capitalista ha provocado efectos aún más profundos en las zonas periféricas de la Unión Europea, como Grecia y el Estado español, donde la estructura económica y política estaba menos consolidada. Esta periferia ha quedado definitivamente relegada a un estatus subalterno en lo político y lo económico, consecuencia de lo cual se da un impresionante retroceso en los derechos sociales y el nivel económico de sus clases populares.

En el Estado español la crisis y la brutal regresión centralista han desembocado además en una quiebra del modelo territorial cuyo máximo exponente es el proceso soberanista catalán. Por otro lado, la corrupción ha provocado la pérdida de la confianza de la ciudadanía hacia las estructuras políticas tradicionales, certeramente rebautizadas como “la casta”. La crisis, la corrupción y el agotamiento del sistema político-territorial implantado en 1978 han provocado la aparición de nuevos movimientos que han aportado la ilusión del cambio en un escenario que parecía inamovible.

Mientras tanto, Euskal Herria, protagonista durante mucho tiempo de una movilización sociopolítica sostenida sin parangón en el entorno,  parece situarse en una situación de impasse. La crisis ha impactado muy duro, pero para muchos la comparación con la pésima realidad del Estado provoca un efecto conservador y mejora la imagen de los gestores locales. El hundimiento del PPSOE abre además nuevos espacios de gestión al PNV. Paradójicamente, el PNV, representante vasco de la casta,  sale reforzado a corto plazo de la crisis de un sistema del que ha sido un pilar, convirtiéndose en el muro de contención del Régimen, que le presta su apoyo para frenar el paso a las opciones transformadoras. Por eso, por ejemplo, mientras la policía asalta las sedes de la hoy díscola Convergencia para poner en evidencia su (indudable) naturaleza corrupta, los medios del sistema ponen sordina a la realidad de clientelismo y corrupción que rodea al PNV.

A pesar de ello se puede y se debe salir de este impasse. La izquierda vasca, las izquierdas, aún tienen mucho que decir. En su conjunto, la suma de las opciones de izquierda transformadora se constituiría como la primera fuerza política del país. De hecho, los efectos de la articulación de esta mayoría ya se han comprobado en Nafarroa.

El objetivo de las personas abajo firmantes es romper con las políticas del austericidio, del retroceso y pérdida de derechos de la ciudadanía, impulsar medidas que defiendan los intereses de los y las trabajadoras, y de la inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas, para que se nos reconozca como sujeto político, abriendo un Proceso constituyente que permita el ejercicio de los derechos de decisión sobre todos los aspectos de la realidad que nos afectan e interesan como vascas/os, navarras/os.Queremos elaborar políticas para llegar a una paz justa e inclusiva. sin vencedores ni vencidos, una paz que acabe con las leyes, medidas e instituciones de excepción existentes; una paz que parta del respeto a todos los derechos humanos para todas las personas y del reconocimiento de los derechos y los  sufrimientos de todas las víctimas.

Sabemos y somos conscientes, que para conseguir estos objetivos no solo necesiamos acumular votos por el cambio, sino que tenemos que crear poder y unidades populares en defensa de todos los derechos en todas las dimensiones. Necesitamos impulsar el proceso de acumulación de fuerzas ya en marcha y generar dinámicas unitarias de la ciudadanía por el Cambio.

Reconocemos, además, que este proceso ha de situar las reivindicaciones de la lucha feminista en primera línea, en pie de igualdad y nunca supeditadas al resto de avances, para no incurrir así en un error clásico de las izquierdas.

Partimos de que el avance en este proceso de Unidad Popular no va a venir de una suma de siglas artificial, tendrá que  partir desde abajo, desde un nuevo impulso de las ilusiones y de la participación de la ciudadanía, con asambleas plurales y democráticas en todos los lugares.

Las experiencias iniciadas anteriormente nos dicen que solamente podremos avanzar a partir de un enfoque nuevo de confianza y comprensión mutuas, de compartir iniciativas y experiencias conjuntas y exitosas, con los necesarios debates y clarificaciones de posiciones. Algo lógico desde fuerzas, sensibilidades y tradiciones diferentes. Este proceso no puede resolverse a golpe de voluntarismo, necesitará del ensayo social y político. Además, será imprescindible también reconocer que existen otras sensibilidades a favor del cambio, en sectores de base del PSOE, en IU,  Equo o Republicanos, así como en otros muchos sectores independientes que a día de hoy no se han identificado con una u otra de las diversas expresiones políticas mayoritarias actuales (EH BILDU o PODEMOS), pero que están ahí, en el ámbito de los movimientos sociales activos, en otros campos de las movilizaciones, en la defensa de lo profesional o en el ámbito de la innovación artística, técnica y/o científica y que tienen igualmente intereses y miradas propias, pero con propuestas comunes por el Cambio, por los derechos humanos y por el empoderamiento y articulación socio política de todos ellos.

Las personas abajo firmantes pensamos que ahora es el momento de iniciar esta nueva andadura.  ¡Sí, se puede! Y estamos dispuestas a trabajar para cimentar por abajo este nuevo camino de futuro para la ciudadanía, construyendo Unidad y Poder popular en todos los rincones de nuestra casa.

Kepa Gonzalez (concejal Orain Amurrio), Luis Ángel Sanchez de la China (concejal Galdakao Orain),  Aitor Huarte (estudiante), Eñaut Gracia (concejal de EH Bildu en Errenteria), Alba Fatuarte (miembro de Alternatiba y concejal de EH Bildu en Bilbo), Andoni Rojo (Miembro de EH Bildu)

Publicada en ElDiarioNorte

¿Con quién estaba Diputación?

Luis Salgado – Alternatiba

Escribo esto desde la más absoluta indignación y desde la frustración de quien no entiende cómo una institución pública ha podido actuar con tal dejadez de sus funciones y ha permitido que la Administración Concursal de CEGASA haya dejado a 275 familias alavesas en la calle y sin una mísera indemnización. Puede ser que el número de personas despedida no sea relevante dentro de sus estadísticas globales, esas que hablan de recuperaciones milagrosas y de luces al final del túnel, o puede que tenga algo que ver que el Sr Juan Celaya es uno de esos empresarios modelo de los que en su obituario todo el mundo recordará que se hizo a si mismo, desde cero, pero lo cierto es que esas 275 familias se van al paro sin que Diputación halla mostrado el más mínimo interés por evitarlo.

Habrá quien, quizás con buena parte de razón, argumente que otras situaciones similares ya se han vivido con anterioridad y que el resultado ha sido el mismo, sin embargo, el caso de CEGASA tiene una particularidad, Diputación era uno de los mayores acreedores y por tanto suya era la responsabilidad de ejercer de Administrador Concursal, pero haciendo dejación de responsabilidades propuso que la firma ATTEST se hiciese cargo de sus labores. Empresa que en apenas un año había contratado con Diputación varios trabajos por un montante de más de 200.000€ y Diputación le hizo además este regalo, porque en vista de los resultados el regalo es considerable ya que además cobrará por haber dejado a estas 275 familias en la calle unas cifras nada desdeñables con cargo al patrimonio de la masa, o sea, del cierre de la empresa.

De esta forma, la Diputación de Araba se lavó las manos cual Herodes, miró a otro lado y permitió que esta empresa gestionase la disolución de CEGASA. A pregunta de este procurador, el entonces Diputado General alegó que la Diputación no tenía personal cualificado para una tarea tan compleja, y puede ser cierto, pero dudo que un banco ceda la Administración Concursal sin hacer un seguimiento de la misma, sin embargo, eso es lo que ha hecho la Diputación Foral y el resultado ya es por todos conocido. Pero aún es más sangrante cuando un informe de la Inspección de Trabajo fechado el 16 de julio tacha todo el proceso de una concatenación de actuaciones de mala fe por parte de ATTEST. ¿Y Diputación? Callada y mirando para otro lado.

En el pleno del 7 de octubre volví a preguntar al Diputado General, en este caso al flamante nuevo Diputado General y la respuesta volvió a ser que Diputación no podía hacer nada, sin embargo, resultó curioso que, si bien contra la actuación de la empresa ATTEST con la plantilla todo eran impedimentos, resulta que Diputación si ha interpuesto reclamación por parte de la deuda al entender que la Administración Concursal no ha defendido los intereses de la Diputación como acreedora. Miren por donde, cuando se trata de defender €uros sí se pueden hacer cosas, los trabajadores… para esos todo vale, incluso mentirles en su cara diciendo que no han pedido reunión oficial, y concediéndoles audiencia 18 días después de que el despido haya sido hecho efectivo por un tribunal.

Vergüenza, rabia e indignación, ¿Sólo? No, sólo no, pero esto es lo máximo que puedo escribir sin miedo a una visita nada deseada.

Del blog de Luis Salgado, El Mundo Imperfecto

La persecución del espectro

Joseba Barriola – Alternatiba

Los espectros, llámense espíritus, fantasmas, ánimas en pena o almas errantes, tienen una presencia abrumadora en todas las memorias orales de todos los pueblos del mundo, también en lo que llamamos Occidente. Los pueblos que han decidido y/o han podido transcribir en letras esa memoria oral, tienen también una amplia literatura popular donde pululan los espectros.

En la literatura más intelectual son referenciales las obras en las que los espectros juegan un papel vital. Tenemos el caso del espectro del Mío Cid el Campeador, del que se dice que ganaba victorias después de muerto. No las ganaba el muerto, sino el espectro del muerto. En el otro extremo de la producción literaria occidental contamos con la increíble novela “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, donde vivos y fantasmas de muertos hablan y se prestan mutua ayuda y memoria. Entre medio de ambos, recordamos a Dante guiado al Cielo por el espectro de Beatriz, que ya estaba muerta. A comienzos del siglo XX, Nietzsche afirma la muerte de Dios. Aclaremos que no afirmó la muerte de los que pretenden ser la voz de Dios, las estructuras eclesiales. Pero tras Nietzsche, lo que queda, ¿el espectro de Dios?, sigue actuando en formas espectaculares, entre las cuales destacaré solamente la teología de la liberación, que ella misma parece un espectro de si misma, que aparece y desaparece en forma de Movimiento de los Sin Tierra, y otros, con millones de implicados.

Pero en este momento de todos los famosos espectros de la literatura quiero hacer mención de dos famosos espectros. Por un lado el espectro del Rey de Dinamarca, padre de Hamlet, asesinado por su hermano, tío de Hamlet, con la complicidad de su esposa, madre de Hamlet, que tras el asesinato de su esposo el Rey, se casa con su amante, (cuñado suyo, hermano de su esposo y tío de Hamlet), que es proclamado nuevo Rey de Dinamarca. Y por otro lado el famoso fantasma “que recorre Europa: es el fantasma del comunismo Todas las potencias de la vieja Europa se han aliado en una sacrosanta cacería de este fantasma” (Carlos Marx).

El espectro del Rey de Dinamarca, es y no es, aparece y desaparece. Y solamente hace una cosa: decir la verdad. Espera que la verdad que anuncia florezca. Pero sólo hace una cosa: hablar verdad. ¿Qué es lo que dice?  Lleva aparte a Hamlet y le dice dos cosas: 1.- “Soy el espíritu de tu padre, condenado por cierto plazo… hasta que se quemen y purifiquen los turbios delitos que cometí en mis días naturales” Esto es reconoce los turbios delitos, reconoce su parte en la generación de dolor, pero no reniega de su condición de Rey de Dinamarca. 2.- “Escucha ahora, Hamlet: se ha dicho que una serpiente me mordió cuando dormía en mi jardín: así se ha engañado pútridamente todo oído de Dinamarca con un falso relato de mi muerte, pero has de saber, noble joven, que la serpiente que mordió la vida de tu padre, lleva ahora su corona”. Es decir, tiene una verdad que afirmar (el asesinato de que ha sido víctima) y una mentira que denunciar (el falso relato que engaña pútridamente todo oído de Dinamarca).

El fantasma del comunismo comunica una verdad, que es el propio Manifiesto Comunista, y señala un falso relato mentiroso y calumnioso: “Todas las potencias de la vieja Europa se han aliado en una sacrosanta cacería de este fantasma… ¿Dónde está el partido opositor al cual sus adversarios en el gobierno no hayan tildado de comunistas? ¿…que no haya lanzado de retorno la estigmatizadora acusación de comunismo…? El fantasma del comunismo habla dice una verdad y denuncia una mentira: sacrosanta cacería, tildados de comunistas, estigmatizadora acusación.

El espectro o fantasma pues, es y no es. Es espectro de un muerto, pero está vivo: habla y dice una verdad y su palabra florece en acción. El espectro del Rey de Dinamarca no blande la espada, no hace atentados, simplemente habla la verdad y desvela la mentira. El fantasma del comunismo, es el fantasma de un muerto que habla, manifiesta la verdad de la explotación de los últimos milenios, y denuncia falsos relatos. Luego vive, sólo habla y  su palabra florece en acción. Por ello el espectro o el fantasma, por sus características es invencible. El Rey de Dinamarca puede ser vencido. Los comunistas de la Revolución Francesa, los niveladores de la revolución Inglesa, los campesinos de Munster, los pobladores de la revuelta de Massinelo en Nápoles, pueden ser derrotados. El fantasma del comunismo resulta no vencible. Este tipo de fantasmas sólo desaparecen cuando la verdad que manifiestan florece y la mentira que desvelan fenece.

Cualquier comparación con el presente político de Euskal Herria y de los gobierno de los Estados español y francés, no es casualidad, sino totalmente pertinente. Estos Gobiernos han establecido una santa coalición entre los poderes de la República francesa y los poderes de la Monarquía española. A esa coalición se han sumado todos los constructores y defensores del Régimen del 78 (PP-PSOE-Convergencia y Unión, UPN, PNV, la jerarquía de Rouco Varela, la flor y nata de los doctores de Universidad…). Esta coalición persigue un fantasma, un fantasma que sólo habla, un fantasma que aparece y desaparece en sus ocasionales comunicados y que es aparecido por detenciones calculadas en el tiempo, de militantes de una organización armada que ya no existe. Que decidió hace más de tres años, acabar con una de sus señas de identidad, la inevitabilidad de la lucha armada para lograr la autodeterminación de Euskal Herria. Desde esa fecha no hay organización armada llamada ETA. Y los repetidos comunicados, gusten más o menos, reafirman una y otra vez su decisión de abandonar la lucha armada. Es el fantasma de ETA.  Sólo existe una coalición de la vieja España y de la vieja Francia, que se empeña en la cacería imposible de un fantasma, que ya no existe pero habla.

Ya no existe, porque decidió acabar, morir como organización armada. Y fue decisión difícil para ETA, tomada, seguramente muy tarde, y tras fuertes debates, en condiciones realmente difíciles, de acoso y dificultad cada vez mayor no solo en el plano de la lucha armada, sino de acoso y cercamiento en los terrenos políticos, mediáticos y financieros. Pero la decisión fue de ETA. Lo mismo que la decisión y realización de atentados fue decisión de ETA, la decisión de acabar con la “inevitabilidad de la lucha armada” fue decisión de ETA. Así lo hizo público y así lo ha reafirmado desde entonces. Esa decisión convierte a ETA en un fantasma que habla, que sólo avisa de la maniobra de un falso relato y anuncia una verdad: Euskal Herria sigue siendo una nación oprimida.

Y es cierto que Euskal Herria sigue siendo una nación a la que se le prohíbe incluso hacer una consulta. Una nación que contra su manifestación expresa en Referéndum organizado por el estado español, es forzada a ser parte de la OTAN. Una nación a la que se le cierra el primer y único periódico diario euskaldún, en un juicio que a los años declara la inocencia de todos los detenidos y torturados.

Y es cierto que la Santa Coalición de estas seudo-democracias (lo llaman democracia y no lo es, afirmaba todo el M-15 en Madrid) francesa y española exigen al fantasma un relato, disfrazado de ética universal, y profundamente inmoral: exigen el reconocimiento de que España es una democracia; los que ejercen violencia extrema (guerra de Irak, guerra de Afganistán, golpe de estado contra Chávez, participación en todas las guerras de la OTAN…) para conseguir objetivos políticos (derrocar al chavismo, implantar la democracia en Irak…) esos mismos exigen al fantasma que diga que toda violencia, venga de donde venga y sea cuando sea es ilegítima; los mismos que sin condena (sino con amnistías) y sin pedir perdón por los crímenes del franquismo, fueron bautizados de demócratas, exigen al fantasma el arrepentimiento y a todos la condena. Los defensores de la ética universal, recurren a la ética inquisitorial. Las brujas eran condenadas a la hoguera, hicieran o dijeran lo que dijeran. Si reconocían su brujería, iban a la hoguera; si no reconocía su brujería, iban a la hoguera por mentirosas.

Finalmente, al igual que el espectro del Rey de Dinamarca, que reconocía que estaba “condenado por cierto plazo… hasta que se quemen y purifiquen los turbios delitos que cometí en mis días naturales”, el fantasma de ETA ha reconocido públicamente que su lucha armada ha ocasionado sufrimiento, y en ocasiones sufrimiento radicalmente innecesario, en ambas partes del enfrentamiento, que ha habido efectos colaterales, que lamenta este sufrimiento, y  que todo este sufrimiento habría sido evitado si los derechos mínimos del pueblo vasco hubieran sido reconocidos en el año 78, en vez de ser sacrificados en el altar de los poderes franquistas.

Podrán detener a uno y otro militante actual de ETA, podrán erradicar toda su dirección (ya no dirección militar, sino dirección política deseando entregar las armas que les quedan), y sin militantes y sin dirección el fantasma de ETA, el que habla, no el que practica lucha armada, seguirá apareciendo y desapareciendo hasta que su afirmación verdadera y su denuncia de la falsa ética del relato que se quiere imponer florezcan en una verdadera fiesta de la libertad, del pueblo vasco y de todos los pueblos sometidos al estado español, especialmente la libertad del pueblo español y el fin de sus cadenas: la herencia del imperio colonial español, la herencia del caciquismo, la herencia del franquismo, la herencia del juancarlismo. Herencia que hay que conocer para construir otro camino, radicalmente distinto, hacia el futuro.

Publicado en Naiz, Rebelión, VientoSur

La independencia es la herramienta, no el destino

Sandra Llano – Alternatiba Gazteak

En estas semanas en las que parece desintegrarse el presuntamente antiquísimo Reino de España, conviene recordar el auténtico significado de la independencia y, sobre todo, de la soberanía. Y es que para la izquierda, la independencia no debe ser un objetivo final en sí mismo.No al menos desligándolo de otro concepto tanto o más importante como lo es la mentada soberanía.

Y es que mirando cualquier mapamundi, podemos ver países supuestamente independientes a raudales. Cada uno con su bandera, su himno, su ejército y sus selecciones deportivas. La cuestión es si son soberanos. Y es que hemos visto como a países como Grecia, les ha sido arrebatada su soberanía, su capacidad para garantizar por sus medios y decisiones la vida digna de las mujeres y los hombres que componen ese país; insistimos, independiente pero no soberano.

Hay quien se reivindica de izquierdas pero no termina de definirse en cuestiones como el derecho a decidir, con la premisa de que lo primero es combatir los recortes de la derecha. El proceso catalán nos deja evidencias de esa izquierda con las ideas tan poco claras, o más bien con las voces muy poco definidas.

Desde luego, no podemos obviar que afrontamos este proceso en un contexto de crisis sistémica, caracterizada por una situación generalizada de pobreza a nivel mundial, desigualdad creciente, dictadura de los mercados y superación de los límites físicos del planeta.

Euskal Herria, como Catalunya, no es una excepción y la ciudadanía sufre una grave conculcación de derechos políticos, civiles, económicos, culturales y sociales. Particularmente las mujeres, porque allí donde hay pobreza, desigualdad o conculcación de derechos las mujeres siempre las sufrimos en mayor medida que los hombres.

Así, son cada vez más las y los ciudadanos que viven situaciones desesperadas y de auténtica exclusión social, ya que las imposiciones de los poderes financieros que los estados francés y español aplican a rajatabla hacen imposible no solo retornar a lo que otrora se llamaba estado del bienestar sino a mantener unos mínimos que permitan vidas dignas.

Y creemos firmemente que es posible construir una Euskal Herria no solo independiente sino también soberana, cimentada en la justicia social. Por ello, construcción nacional y construcción social pueden y deben ir de la mano. La izquierda soberanista no puede renunciar a ninguna de las dos vertientes, porque en realidad son caras de la misma moneda. 

La independencia es una oportunidad de construir un país más justo, unas vidas más dignas y una realidad más igualitaria. Y el peso político que la izquierda alcanza en los procesos electorales en Euskal Herria nos demuestra que es más posible esa realidad aquí que en el conjunto del estado. Pero esta realidad, además, conecta de lleno con unas reivindicaciones históricas y con una cultura e idioma propios; pero por encima de todo conecta con la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca de querer decidir, como pueblo emancipado, en libertad y sin cortapisas ni amenazas de ningún tipo, cual debe de ser su futuro.

Por eso, la Euskal Herria que perseguimos es aquella donde las clases más desfavorecidas tengan oportunidades de vivir dignamente; donde se luche activamente contra las desigualdades entre hombres y mujeres; donde seamos conscientes y consecuentes con los límites naturales del planeta; donde tengamos pleno derecho a vivir en nuestra lengua. Y solo será posible en la medida en que podamos alcanzar la hegemonía política y social, en la que desde luego los partidos políticos son tan solo una pieza más del engranaje, para condicionar la agenda de un estado en descomposición multidimensional (corrupción, recortes, vulneraciones sistemática de derechos, dejes totalitarios…) y sus instituciones.

En definitiva, se trata de que en este viaje que ya hemos emprendido, no nos dejemos la coherencia por el camino respecto a nuestro objetivo, ni las aspiraciones de las personas esperanzadas en este proceso y que sí están dispuestas a acompañarnos en este viaje.

Nación foral

Luis Salgado – Alternatiba

No es novedoso que el PNV aproveche que el Debate de Política General del Parlamento queda cerca de su Alderdi Eguna para lanzar alguna proclama en clave ¿nacionalista? Y así poder justificar el inmenso despliegue de Ikurriña por las campas de Foronda y algunos tímidos gritos de Independentzia surgidos de sus bases. Nuevos status y reformas del Estatuto han sido siempre palabras huecas en el discurso de los JELtzales. Nada nuevo bajo el sol. Si hablamos de la hipocresía del PP cuando ataca el divorcio, el derecho al aborto, o el matrimonio gay mientras se divorcian, abortan o acuden en masa a la boda de Maroto, qué decir del PNV que nos venden un partido social mientras hacen políticas neoliberales, o que incluso nos hablan de laicidad mientras mantienen a Dios en su nombre. Dios y leyes viejas. Los Jeltzales son expertos en vender humo, pero la oferta de ayer del hombre gris de Durango roza el esperpento.

Lo primero que pensé al escuchar al Lehendakari hablando de Nación Foral es que tal esperpento no podía salir de la boca de un partido nacionalista y más aún cuando pretende vender que ello nos traerá mayor autogobierno. “…ha llegado el momento de que Euskadi y el Estado se entiendan desde el reconocimiento mutuo…” Egibar dixit. Y lo dicen sin despeinarse. (No sean malos, no todos están calvos) Pero también el Lehendakari habló de la necesidad del reconocimiento de tú a tú entre Euskadi y España, algo que no es posible desde una visión Foral. Quizás sea que el desconocimiento de los Fueros se haya establecido para quedarse.
 
El Fuero es una figura heredada del feudalismo por la que se negociaban derechos a cambio de la jura de vasallaje, o dicho de otra forma, afirmar que Euskadi es una Nación Foral reconocería el vasallaje al Estado tal y como en la actualidad lo hace ser una Comunidad Foral. No habría trato de igualdad entre las partes sino que la foralidad pendería siempre del deseo del Estado de mantener o no esos fueros ya que él es el único que puede otorgar o derogar el derecho a Fuero. ¿Qué aporta de novedad la oferta del PNV? No voy a negar que un hipotético cambio de la nominación, autonomía por nación, pueda resultar atractivo por lo que de reconocimiento de singularidad tendría, también es posible que ese reconocimiento trajera el cumplimiento integro del Estatuto, cosa que está por ver ya que también podía haberse cumplimentado en los últimos 40 años, que tiempo han tenido, pero al mismo tiempo, serviría como reafirmación de ese vasallaje, reconocer nuestros fueros es reconocer  al Estado como Señor y a EH como vasallo. Por tanto, la oferta supernovedosa del PNV lo que nos viene a decir es que el Partido de Dios y las leyes viejunas por fin deja claro que la independencia no es un objetivo para él y que lo que desean es un amejoramiento de los fueros, ser el vasallo mejor tratado por el Rey, ser el partido regionalista que mejores réditos saca al vasallaje, pero sin aspirar a abandonar el redil ni las tierras del Señor, unidos en lo universal per secula seculorum.
 
Del blog de Luis Salgado El Mundo Imperfecto

Nuestra decisión, la paz

Hasier Arraiz, Pello Urizar, Rebeka Ubera y Oskar Matute

Quienes firmamos este artículo trabajamos a día de hoy codo con codo en la misma coalición política, pero cada uno de nosotros tiene su propio recorrido político y antes de que se diera esta singular confluencia, cada uno de estos diferentes recorridos ha estado durante muchos años distante del resto. Y en ese tiempo rara vez hemos sido capaces de crear espacios para la colaboración entre nuestras diferentes culturas políticas. La razón principal de nuestros desencuentros era que no estábamos de acuerdo respecto a muchas cuestiones, algunas de ellas fundamentales para cada uno de nosotros. La razón principal que ha cambiado nuestros recorridos y los ha hecho confluir en un momento histórico concreto ha sido nuestro compromiso compartido con uno de los deseos más apremiantes de nuestro pueblo: el deseo de paz.

No vamos a ocultar a nadie la dureza de los tiempos pasados: la incomunicación política, la falta de sensibilidad ante el dolor ajeno, los odios que permitimos que crecieran al calor de las agresiones que unos y otros sentimos. Todas y todos tenemos razones para sentir esas emociones y a todos nos parece que nosotros más que los de enfrente, sean quienes sean. No vamos a engañar a nadie, ni siquiera a nosotros mismos, diciendo que todas esas emociones, que todos esos sentimientos, que ese sufrimiento, ya no existen. Porque ese tipo de heridas tardan muchísimo tiempo en cerrarse del todo y se reabren al mínimo gesto desafortunado, a la mínima palabra inoportuna. Pero si de nosotros mismos hemos de hablar, diremos que estos años de trabajo compartido en la construcción de la paz para nuestro pueblo han sido de lo mejor en nuestras vidas. Hemos sido capaces de llegar a acuerdos entre culturas políticas que en otro tiempo no estuvieron solo distantes, sino que en ocasiones también enfrentadas. Hemos sido capaces de dar pasos conjuntamente en una hoja de ruta cuyos ejes eran el respeto a todos los derechos humanos de todas las personas, la paz y la normalización democrática. Hemos sido capaces de anteponer los deseos de paz de la ciudadanía vasca al punto de vista particular de cada una de las tradiciones políticas de las que nos sentimos parte. Y aunque la paz siempre llega demasiado tarde, estamos convencidos de que el trabajo que hemos hecho para construir un escenario de paz definitiva para nuestro pueblo es demasiado importante como para dejarlo sin acabar.

Desde que nos sentamos a poner negro sobre blanco lo que posteriormente fue el Acuerdo de Gernika hasta la declaración unilateral de alto el fuego de ETA, desde la Conferencia Internacional de Aiete hasta la decisión de abandonar definitivamente la actividad armada por parte de ETA, desde el Foro de Paz de Baiona a los de Iruñea y Bilbo, todos los kilómetros que hemos recorrido unos al lado de los otros por las calles de los pueblos y ciudades de Euskal Herria en defensa de los derechos de los presos políticos vascos, todos los actos propios donde en nuestra memoria no ha faltado ni una sola víctima, ni un solo sufrimiento y todos los actos ajenos de recuerdo y reparación de víctimas, donde siempre que se nos ha dado oportunidad hemos participado, aunque en ocasiones se prefería nuestra ausencia y, por supuesto, todas las veces que, lloviera o hiciese frío, hemos salido a la calle a proteger y reimpulsar este proceso de paz unilateral tantas veces despreciado, repudiado y agredido por las autoridades españolas.

Éstas, las principales autoridades del Estado español, nunca vieron con buenos ojos esta vía vasca a la paz. Nunca les gustó la unilateralidad, ni para conseguir la paz. Desde el primer momento se dedicaron a zancadillear nuestros pasos y no negaremos que han conseguido derribarnos varias veces. Cada vez que hemos caído, nos ha costado, pero nos hemos vuelto a levantar y nuestra rabia -sí, seguimos sintiendo rabia ante cada injusticia- no hemos dejado que se transformara en odio, sino en más ansia de paz para este pueblo y sus gentes, que ya han sufrido demasiado. Por eso, echando la mirada atrás y deteniéndonos en las complicaciones del camino recorrido, no nos duelen prendas afirmar que EH Bildu es actualmente uno de los mayores activos para la paz en Euskal Herria. Y queremos seguir siéndolo, a poder ser, junto a otras fuerzas políticas y sociales de este país.

Por eso, seguiremos avanzando en este largo camino a la paz hasta que los derechos humanos de todas y todos los ciudadanos vascos, también los de aquellos que están dispersados en cárceles españolas y francesas a cientos de kilómetros de sus familias, sean respetados. Seguiremos trabajando hasta el día que el último represaliado político regrese a casa. Seguiremos esforzándonos para que todas las víctimas -sin exclusiones- sean reconocidas y su dolor sea reparado. Seguiremos dialogando y acordando para que la memoria sea inclusiva y cuente todo lo que ocurrió tal y como ocurrió. La paz es demasiado importante para reducirla a un relato de vencedores y vencidos.

Y por supuesto, vamos a continuar trabajando, por encima de todos los obstáculos y dificultades, para conseguir el final definitivo de este ciclo de violencias que hemos padecido. No queremos dejar a nuestros hijos e hijas ninguna de aquellas situaciones que nosotros no querríamos haber vivido nunca y sí, les contaremos que la violencia es siempre el peor camino, incluso cuando uno piensa que no hay ninguna otra vía, la violencia es siempre el peor camino. Nos gustaría que las generaciones que nos sucedan no hereden ninguna de nuestras heridas y que, en todo caso, sean capaces de gestionar el dolor mejor de lo que nosotros lo hemos hecho.

Ahí andamos, muchas veces más despacio de lo que quisiéramos, pero siempre sin salirnos del camino de la paz y la libertad para nuestro pueblo. Todo esfuerzo es pequeño para que nuestras hijas e hijos no sufran todo aquello que nosotras y nosotros hemos sufrido. Por ellas y por ellos. Y también por nosotras y nosotros, que también nos merecemos un futuro en paz. Por favor, aprendamos de los errores del pasado, pero no nos quedemos encadenados al mismo. Sigamos avanzando, porque este pueblo quiere y nos pide seguir adelante.

Desde nuestra humilde experiencia, el esfuerzo compartido merece la pena. Os invitamos a seguir avanzando con nosotras y nosotros en el camino de la paz, este sábado desde la iglesia del Buen Pastor en San Sebastián. Porque la paz es demasiado importante para que nadie se quede en casa.

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