Razones para rebelarse, también desde Agurain

Toni Ramos – Alternatiba Araba

Hablar de la crisis en términos generalistas resulta ya tedioso y hasta repetitivo. Hoy en día, todas las mujeres y hombres de izquierdas coincidimos en que no se trata de una crisis económica al uso, no es una de esas crisis cíclicas que nos han intentado inculcar los defensores del capitalismo, que acaban pasando y que terminan por regular los mercados de forma casi automática. Se trata, en realidad, de una crisis del propio sistema capitalista que ha derivado en crisis económica, ecológica, energética, etc., en la que los perjudicados son los y las de siempre, sobre todo las de siempre.

Más interesante puede resultarnos conocer casos concretos, de aquellos que nos hacen reflexionar y compadecernos de las personas que los sufren, de aquellos que pueden llegar a conmover a los que en mayor o menor medida no se han visto tan afectados por toda esta barbarie y que, en un momento dado, se animan a salir a la calle para apoyar alguna que otra movilización. Esto puede resultar más efectivo para despertar conciencias, sí, pero hasta esos casos concretos son cada vez más cotidianos, con el peligro de convertirse en rutina y, por ende, de caer en el sensacionalismo.

No hace falta más que mirar alrededor, escuchar a los y las vecinas, acudir a las asambleas municipales (allí donde se convocan, claro), echar un vistazo a los carteles que cuelgan en la calle y mirarse al espejo. Con eso basta para hacerse una idea de la que nos está cayendo. Se trata, pues, de realizar un análisis superficial de lo que ocurre a nuestro alrededor.  A través de esta práctica nos damos cuenta de que no hace falta buscar una explicación global porque la explicación nos viene dada, y tampoco hace falta buscar un ejemplo dramático porque lo tenemos delante de las narices.

Yo he puesto en práctica este ejercicio en mi pueblo, Agurain. Me he dado cuenta de la colosal deuda que arrastra al Ayuntamiento gracias a la nefasta gestión del anterior gobierno municipal, movido por el boom inmobiliario y otras sandeces; he visto el peligro que corremos todas y todos por la pretendida creación de una incineradora encubierta en una filial del poderoso grupo FCC en Olazti; he sido testigo del paro, que se ha incrementado en un 10% en el último año llegando a la insostenible tasa del 19% de desempleo en Agurain; y he visto la macabra sombra de los desahucios y a los inseparables buitres que la acompañan acechando a una familia aguraindarra. Así, sin la necesidad de indagar en casos concretos y sin la necesidad de buscar explicaciones globales, me he dado cuenta de que la situación es inadmisible y de que hay razones más que suficientes para salir a la calle y rebelarse contra todas y cada una de estas injusticias; rebelarse contra el sistema capitalista.

Pero el caso de Agurain no es único, no es una excepción, no es un acontecimiento. En todos y cada uno de nuestros pueblos y ciudades, si realizamos este mismo análisis superficial de lo que ocurre a nuestro alrededor, nos encontraremos con los mismos y diferentes argumentos para salir a la calle y rebelarnos contra el monstruo que nos oprime y contra las consecuencias de esta opresión.

Guatemala se desangra

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate – Mesa Internacionalista de Alternatiba

Hace ya unas cuentas décadas Eduardo Galeano hablaba de las venas abiertas de América Latina, haciendo referencia a la historia de expolio, imposición, colonialismo y violencia a la que ha sido sometida esta región, la más desigual del planeta, desde tiempos de la conquista. De esta manera, Galeano explicaba que América Latina, a lo largo de los últimos 5 siglos largos, siempre ha sido vista por los poderes globales como un territorio del que extraer el máximo beneficio, sin capacidad de decisión propia ni soberanía, y en el que la pobreza y las grandes brechas sociales no eran sino efectos colaterales de su función subalterna en el entramado internacional. Una región, por tanto, con las venas abiertas, desangrándose para beneficio de unos pocos.

Hoy, en esta primera década del siglo XXI, podríamos quizá hacer otra lectura del subcontinente. Una lectura más positiva, en la que destacaríamos que el ¡ya basta¡ que retumbó en 1992 con motivo de la celebración del genocidio indio –descubrimiento de América dicen algunos- se ha transformado en procesos políticos y sociales que enfrentan esta caracterización histórica. Así, es indudable que la región ha ganado en soberanía y en integración, plantando cara a los agentes y a las políticas neoliberales, e incluso proponiendo alternativas emancipadoras que superen en actual sistema vigente. Hoy por tanto, existen fuerzas, poderes, agendas que se empeñan de manera denodada en frenar la sangría, en cicatrizar las venas abiertas de un continente enrabietado y digno (un recuerdo especial para Hugo Chávez, el mejor cirujano que ha tenido América en las últimas décadas).

No obstante, estos procesos alternativos, aún sólidos e ilusionantes, se enfrentan a un gigante despiadado y a unas estructuras forjadas a fuego a lo largo de la historia. Así, América Latina se sigue desangrando, aunque hoy contamos con la esperanza de poder revertir esta situación. Esa misma ilusión, esa misma esperanza que recorre la región también ha llegado a países especialmente castigados como Guatemala, donde sus venas todavía están abiertas en canal. Porque en Guatemala la sangre ha fluido a borbotones durante el conflicto armado (1960-1996). Porque en Guatemala, a día de hoy, la sangre sigue fluyendo a borbotones.

Y esto es así porque la visión colonialista, racista, antidemocrática e interesada de las nuevas alianzas del poder (gobiernos militares, empresas transnacionales, grupos de interés nacionales, narcotráfico) no ha cambiado ni un ápice, y no están dispuestos a que estos vientos de emancipación, a que estos deseos de cicatrización se asienten en Guatemala. Frente a ello, se oponen tajantemente a la creciente contestación de los pueblos y movimientos sociales, así como a las propuestas alternativas que han situado en su agenda para el conjunto de las mayorías sociales. Ahí precisamente se sitúa la estrategia de generar miedo y amedrentar a los activistas sociales y políticos, de criminalizar la protesta, y de usar la violencia para sostener dicha estrategia.

En este marco se sitúa el asesinato el pasado 18 de marzo de líder comunitario del Pueblo Xinca Marcos Ucelo, después de ser secuestrado junto a otros tres compañeros, al regreso de una consulta comunitaria. Se trata de activistas reconocidos que han participado en grandes movilizaciones como la Marcha Indígena y Campesina, y que luchan por el reconocimiento de la propiedad comunal de sus tierras, frente a los intereses empresariales. Otro ejemplo de esta estrategia, de los muchos que hay, es el injusto encarcelamiento del Rubén Herrera, amigo personal y dirigente de la Asamblea Departamental de Huehuetenango, acusado de terrorismo y otras lindezas simplemente por oponerse a la instauración sin consulta popular de una central hidroeléctrica gallega. Intereses empresariales y políticos se mezclan en este hecho -como en tantos otros-, y dan lugar a un comunitario muerto, a un estado de sitio declarado…y a más de trece detenidos, por supuesto de las comunidades. Rubén ha sido el último, cuando el resto ya ha salido de la cárcel por falta de pruebas.

Negocio, expolio, miedo, amedrentamiento, violencia salvaje, gubernamental o empresarial. Esta es la propuesta oficial. El presidente, Otto Pérez Molina, así lo dijo en su visita a Madrid. Traduciéndole a un discurso inteligible, esto fue lo que dijo: “Vengan empresas españolas, que el país está en venta. Ofrecemos seguridad jurídica, legal y social a las inversiones, cueste lo que cueste”. Y cueste lo que cueste son muertes, como la de Marcos; y detenciones, como la de Rubén.

Pero Rubén sabe, como sabía Marcos, y como saben los pueblos y los sectores populares de Guatemala, que el miedo que quieren generar es proporcional al miedo que el poder atesora. Porque los vientos de cambio ya han llegado, un nuevo Baqtún está en marcha, y las venas de este atribulado país van a ser cicatrizadas. Porque se debe, porque se puede. Nadie puede poner freno al viento, y en Guatemala tampoco. ¡Ánimo Rubén!

En la ciudad del mejor alcalde del mundo

Joana Regueiro, Ana Etxarte, Asier Gomez y Unai Delgado – EHBildu Bilbo

La muerte de José Antonio Diéguez García en Bilbao el pasado 6 de marzo ha vuelto a poner de manifiesto la incapacidad de las instituciones para garantizar el derecho a una vivienda digna y adecuada que toda la ciudadanía tenemos. Aunque se trata de un derecho y necesidad de primer nivel, recogido por los diferentes ordenamientos jurídicos vigentes en Euskal Herria, actualmente, la vivienda se ha convertido en un lujo y cada vez son más las personas que se ven en una situación límite. Sólo en Bilbao se llevaron a cabo 454 desahucios en 2012, 454 familias en la calle. En una ciudad donde según datos oficiales del propio ayuntamiento, hay nada más y nada menos que 15.567 viviendas vacías.

El fallecimiento de José Antonio Diéguez ha evidenciado no sólo la incapacidad de las instituciones más próximas a la ciudadanía de garantizar los derechos más elementales de sus habitantes. La muerte de este vecino de Ibarrekolanda ha constatado también la falta de voluntad del Ayuntamiento de Bilbao para erigirse como firme garante de los derechos fundamentales que asisten a todas las personas que vivimos en esta ciudad.

El Pleno del Ayuntamiento de Bilbao es testigo de la preocupación que se tiene sobre los desahuicios, donde en las sesiones plenarias de noviembre y de enero se recogieron encendidos debates sobre el tema. Al hilo de una descafeinada propuesta del PP, más parecida a un lavado de cara de la formación derechista, nuestra coalición demandaba un compromiso municipal para atajar los desahucios. Nuestra enmienda era clara y buscaba un pronunciamiento municipal lo más amplio posible dirigido a las entidades financieras que operan en nuestro país con el fin de que suspendieran indefinidamente todas las órdenes de desahucios, así como la exigencia al Gobierno español de la modificación de la Ley Hipotecaria. Una ley que acaba de ser declarada contraria al derecho de la Unión Europea por el Tribunal de Justicia de la UE, y que anteriormente había cosechado ya numerosas críticas desde múltiples sectores jurídicos, debido a la indefensión en la que sitúa a la persona afectada.

Dicha enmienda, recogía a su vez la necesidad de revisar las relaciones económicas, institucionales y de cooperación con las entidades financieras en función de su actitud y dinámica respecto a los desahucios. Asimismo, solicitaba al ayuntamiento su firme compromiso al trabajo en común con los organismos sociales que denuncian y combaten los desahucios, Y en ese sentido, se apuntaba la posibilidad de crear una Comisión municipal mixta cuya labor sería hacer un diagnostico pormenorizado de los casos susceptibles de iniciar un proceso de desahucio, para inmediatamente después poner a su disposición todos los servicios sociales necesarios para atajar el problema de raíz.

Sin embargo, nuestra enmienda no prosperó y el debate volvió al Consistorio en enero, esta vez de la mano del PSOE. Y el PNV, nuevamente, impedía con sus votos la creación de una Comisión Municipal que abordase, desde una perspectiva local, la grave problemática de los desahucios. Al equipo de gobierno que dirige el señor Iñaki Azkuna, por segunda vez, no le interesaba ni lo más mínimo aprobar una moción cuya finalidad era equilibrar el abismo existente hoy día entre entidades financieras y personas. No fue posible ni en noviembre ni en enero. El supuestamente mejor alcalde del mundo no lo quiso.

En este contexto, y ante la cada vez más grave situación, la Federación de Asociaciones Vecinales de Bilbao decidió no esperar un minuto más, y ofrecer asesoramiento jurídico gratuito a todas esas personas afectadas. Nuevamente el movimiento social y vecinal se veía en la obligación de llevar a cabo una tarea que, en principio, corresponde y debería haber sido asumida por las instituciones desde el comienzo de la crisis. En solo cuatro jornadas la Federación ha atendido a un gran número de personas afectadas, de las cuales buena parte no son damnificadas por la ley hipotecaria española, sino por un procedimientos de desahucio dentro del servicio de Viviendas Municipales, tal y como nos han informado a los grupos políticos del Ayuntamiento. Y lo que es aún más significativo: muchas de estas personas han llegado hasta el servicio de la federación derivadas de las asistentas sociales del Área de Acción Social, dando muestras de la ineficiente labor del Ayuntamiento en esta materia y deja de manifiesto que las instituciones, y en concreto el Consistorio bilbaíno, no han ajustado todavía hoy por hoy sus servicios a las necesidades sociales de la ciudadanía.

Tras el trágico suceso de Ibarrekolanda, la multitudinaria manifestación que esa misma tarde noche recorría las principales calles del barrio, dejó en evidencia que la cuestión de los desahucios y las graves y durísimas consecuencias que está generando es una de las mayores preocupaciones de la sociedad.

Desde EH Bildu queremos poner en valor las palabras lanzadas al finalizar la protesta por el presidente de la Asociación de Federaciones Vecinales de Bilbao quien remarcaba que vistas las dolorosas consecuencias ya no era “hora de declaraciones, ni se asesoramientos, sino compromisos”. Creemos, además, necesario subrayar que para poner solución a este gravísimo problema social basta con voluntad política. De nada sirve hacer una declaración institucional –después de haber sido insistentemente solicitada por nuestro grupo municipal– si no viene acompañada de  compromisos serios y reales por parte del Ayuntamiento para garantizar el derecho a la vivienda, no se toman las medidas oportunas para desactivar todas las órdenes de desahucio y no se ponen al alcance de las personas afectadas los medios pertinentes.

La administración tiene una gran responsabilidad de orientación, asesoramiento, mediación y dotación de vivienda en alquiler social, puesto que todas las personas tienen derecho a una vivienda digna y adecuada.  Y esa labor no puede dejarse solamente al albur del voluntarismo del movimiento social y vecinal. Por ello, desde EH Bildu reiteramos, una vez más, la necesidad de la creación de una Comisión Municipal mixta, en la que estén representados no solo los grupos políticos, sino también los agentes sociales, que busque alternativas a las familias afectadas por desahucios y estudie iniciativas que puedan aliviar el sufrimiento de las personas afectadas por esta lacra.

De reformas locales, sobres y otras sinrazones

Luis María Salgado y Begoña Vesga – Alternatiba

En plena apoteosis del caso Bárcenas, el gobierno español saca pecho tras parir un proyecto de ley que, dice el Partido Popular, está destinado a racionalizar la administración local, reducir su dimensión y la cantidad de cargos públicos asalariados que en ellas anidan. Lo de racionalizar forzosamente ha de sonar razonable,  la reducción de las administraciones, aun no compartiéndose, es comprensible en un partido más preocupado por lo privado que por lo común y el posible recorte de los salarios de los prebostes necesariamente hace salivar a una ciudadanía continuamente recortada por ese engendro llamado clase política donde no se hace distingos entre justos y pecadores.

Entiende el PP que lo racional es que la ley española diga a los ayuntamientos cuáles son sus competencias y cuáles pueden ejercer por delegación. Todo lo demás, sea cual sea el color político o la situación financiera del municipio, está vedado. Por eso las entidades locales no podrán ofertar a su ciudadanía servicios que están fuera de su órbita competencial, aun cuando cuenten con recursos para ello y las administraciones competentes, aquejadas de la fiebre del recorte, se nieguen a prestarlos. Por eso los interventores municipales, convertidos en  mini delegados del gobierno español, tendrán que informar cuando entre en vigor la ley, de qué competencias se ejercen de forma impropia y los servicios en que se plasmaban deberán echar el cierre. Para incrementar el ERE sobrevenido, el proyecto del PP estrecha el catálogo de competencias de los Ayuntamientos eliminando parte de las que, hasta ahora, se les reconocía de forma expresa. Nada en medioambiente salvo basuras y jardines, nada que hacer en vivienda, cero en educación, nada en servicios sociales salvo – sólo en este último caso- si la Comunidad Autónoma delegase, el municipio aceptase y siempre bajo el estricto control de aquella.

Tras adelgazar las competencias, el proyecto de ley reduce los servicios esenciales que deben prestar los municipios a cementerio, alumbrado, basuras, agua, alcantarillado, padrón, parques y bibliotecas. Estos servicios podrán privatizarse cuando el ayuntamiento sea deficitario y todos los demás – los no esenciales según el PP- serán clausurados si el municipio incumple los requisitos de estabilidad presupuestaria dictados desde Madrid.

Tengan cuidado los municipios que blasfemen contra la sacra estabilidad si tienen menos de 5.000 habitantes ya que serán disueltos y anexionados al colindante y es que para los populares -aquejados de algún tipo de complejo– el tamaño sí importa y por eso suprimen patológicamente lo pequeño; borran minúsculas referencias de la ley a la participación ciudadana, se cargan el Concejo Abierto –forma asamblearia de gobierno que rige en algunos pueblos de menos de 100 habitantes- y promueven la desaparición de las entidades infra municipales, espacios de gestión y participación que, por su excesiva cercanía a la ciudadanía, hacen olvidar el principio de autoridad y malacostumbran al personal al guirigay democrático.

No crean los medianos que están a salvo ya que a los pueblos que no superen las 20.000 almas también les rondará el peligro, no ya de disolución, sino de usurpación. Y es que las diputaciones podrán despojar a esos ayuntamientos de la gestión de sus servicios cuando incumplan la dichosa estabilidad presupuestaria, o cuando sean ineficientes en atención a la economía de escala, o cuando el coste de los servicios supere lo establecido por Madrid. Dicho de otra manera; cuando les venga en gana. Suena raro eso de que un gobierno que alardea de  liberal fije el precio de un servicio. Pero teniendo en cuenta que se quieren cargar uno de los aspectos que determinan su cuantía, los convenios colectivos, todo cuadra. Al igual que cuadra la predilección por la economía de escala a la hora de contratar, ya que, a tan gran escala, los servicios solo podrán ser prestados por grandes grupos empresariales dejando sin opciones a las empresas pequeñas. ¿De dónde venían los presuntos donativos que presuntamente nutrían los famosos sobres de Bárcenas?

Por otra parte Rajoy y sus acólitos, en aras a un mercado grande y libre, dan un nuevo paso  desregulador de forma que, para emprender una actividad económica, no será necesaria licencia municipal salvo que una ley sectorial así lo prevea. Llama la atención que sólo se liberaliza la actividad económica mientras que con todo lo demás -sea lúdico, espiritual o asociativo– los ayuntamientos podrán tener mano de hierro. 

En fin, siempre queda el consuelo de la reducción de los salarios de los munícipes. Es una pena que la retirada de sueldos vaya alcanzar sobre todo a los partidos de la oposición y en mayor medida si son pequeños. Podían haber determinado un sistema proporcional de reparto de parados consistoriales o, más aún, mostrar el mismo celo con los asesores de los equipos de gobierno cuyo número podrá ser mayor que el ediles con nómina. Valga de ejemplo un municipio de 240.000 habitantes donde frente a 18 concejalías asalariadas, habrá 27 cargos eventuales que, dado el silencio de la reforma, bien podrán ser todos asesores.

Finiquitado el último consuelo por la letra pequeña del proyecto, sólo queda plantearse si el escudo foral podrá proteger a los municipios de Hego Euskal Herria de esta ola antidemocrática y amiga del oligopolio. La respuesta es arriesgada, pero, considerando el estado de excepción al servicio de los mercados instaurado por el gobierno español, la entente UPN-PP y la buena sintonía entre Rajoy y Urkullu, no sería de extrañar algún tipo de componenda que salve formalmente la foralidad y aplique el fondo destructor de lo público que tiene la reforma.

Una pena. Puestos a racionalizar y reducir se le podría haber ocurrido desmantelar la monarquía, devolver unas cuantas policías allende el Ebro, establecer la presunción de delito sobre la banca, cerrar el senado y, ya puestos, disolver este Estado que ni protege los derechos de las personas, ni da respuesta a la voluntad de las naciones minoritarias a las que nos ha tocado en desgracia; sería un gran comienzo.

Feminismo, Anticapitalismo y Noruega

Amaia Agirresarobe y Carmen García – Mesa Feminista de Alternatiba

Los próximos años en Euskal Herria serán un desastre en el plano social. Siendo así, es preciso que la ciudadanía tenga la certeza de que la inestabilidad social que pueda generarse es el precio a pagar para que surja una alternativa de poder y no sólo una alternancia en el poder. En este complejo contexto, ¿Podrán construir las izquierdas esta alternativa?, ¿bajo qué parámetros? ¿será esta alternativa feminista o nos encontraremos ante una nueva traición o enfrentamiento entre el feminismo y la izquierda más clásica, tal y como ha sucedido en tantos episodios de la historia en los que la lucha por la igualdad de hombres y mujeres se ha situado en el furgón de cola de las reivindicaciones? Todo indica que el desencuentro será inevitable si la izquierda (los partidos, los individuos, los colectivos sociales…) continua rehuyendo un debate político, profundo y sereno, sobre la capacidad para integrar realmente -no formalmente- la igualdad entre mujeres y hombres en todos sus postulados. Este artículo propone algunos elementos de discusión para un debate, urgente y necesario a día de hoy, pero que desafortunadamente continua en los márgenes de la agenda de las diversas izquierdas de Euskal Herria.

La construcción de una alternativa a la actual crisis civilizatoria se está produciendo en un contexto de gran fragilidad para el feminismo anticapitalista marcado, al menos, por dos grandes debilidades. Por un lado, la institucionalización del feminismo y, asociada a ella, la fe ciega en la igualdad de oportunidades, perspectiva que impide un cuestionamiento integral del sistema, porque todo lo mueve en los márgenes del mismo. Pareciera así que se ha vuelto hegemónico un discurso y una práctica liberal del feminismo, que no pretende la intersección con otras dimensiones de dominación – clase, raza, estrato económico y social-, ni se basa en análisis estructurales y sistémicos -fundamentales en el contexto actual ya que patriarcado, capitalismo, colonialismo, productivismo y democracia formal son realidades necesarias y complementarias-.

Por otro lado, la escasa radicalidad de la autoproclamada izquierda alternativa frena hoy en día el empuje de un feminismo que exige y propone una revisión completa del sistema. Así, se ha producido un desplazamiento hacia la derecha del conjunto del espectro político, al cual la izquierda alternativa no ha escapado. Este proceso, gestado a lo largo de la larga noche neoliberal, se ha desnudado con toda su crudeza ahora tras el estallido financiero de 2007. De esta manera, al abrir los ojos después de 20 años de hegemonía de la globalización capitalista, al tratar de responder ante la situación que vivimos, nos damos cuenta de que ¡nos encontramos defendiendo las propuestas de los que otrora eran acérrimos enemigos! Así, los y las exliberales se sitúan en posiciones de derecha; los y las exsocialdemócratas en las del liberalismo; los y las exizquierdistas… ¡en las socialdemócratas! En este sentido, la izquierda alternativa, en vez de ampliar su mirada emancipadora a otras dimensiones de lucha más allá de la clase, se sitúa en clave reformista.

Así, este corrimiento generalizado hacia la derecha, junto con la institucionalización del feminismo liberal, suponen importantes obstáculos para un feminismo anticapitalista, valga la redundancia. Deteniéndonos un poco más en la realidad de socialdemocratización de la izquierda, no podemos negar que es uno de los debates más acucientes. ¿Es el estado del bienestar el objetivo último o la fase inicial de transición emancipadora? ¿Es Noruega el objetivo? ¿Es posible replicar la experiencia Noruega a nivel mundial? ¿Cuántas Noruegas caben en nuestro mundo? ¿No es Noruega sino la cabeza de una escalera que necesita a la fuerza explotación y dominación en la mayoría de sus peldaños? ¿No es hora de salir del marco del progreso, del capitalismo y de la democracia liberal-representativa (o sea, de Noruega), para entrar en nuevas propuestas de sociedad?

Desgraciadamente, estos debates todavía no están en la agenda, y precisamente la izquierda partidaria alternativa se postula como el máximo valedor de las propuestas socialdemócratas. En este sentido es importante destacar que la crisis, lejos de convertirse en una oportunidad para cuestionar las contradicciones del sistema y levantar una alternativa radical e integral está provocando, en términos generales, una agenda política menos confrontativa en sus lógicas y más conciliadora con el sistema. Así, el principal enemigo para la izquierda hegemónica actual no es el sistema capitalista y ni mucho menos el capitalismo patriarcal sino el colapso financiero, origen último de todos los males que impactan en nuestras vidas. Frente a la demonización de la economía “financiera”, la izquierda se ha replegado hacia una defensa a ultranza de la economía “real”, o sea, la “productiva”, la del mercado de cosas. En definitiva, la izquierda se ha replegado a defender el sistema capitalista en su vertiente productivista, a través de la deificación de su máxima figura: el empleo y el trabajo remunerado. Este estravismo productivista está acompañado de las reivindicaciones fundamentales de la ideología socialdemócrata caracterizadas por un estado fuerte y regulador y la recuperación del estado de bienestar como prioridad absoluta.

Esta propuesta política, que confronta únicamente contra la agenda neoliberal, abandona y/o subordina otras crisis estructurales (crisis de los cuidados, crisis ecológica, crisis de alimentación) lo que de nuevo sitúa a la lucha feminista en un segundo plano, lejos de las prioridades de la agenda. Por un lado, plantea la recuperación del estado de bienestar como escenario ideal, sin revelar si es parte de una estrategia gradual que pretende retomar la lucha contra el sistema a una etapa posterior o es el final último de la carrera. Y, por oro lado, plantea una alternativa construida sobre castillos de arena, ¿acaso es posible producir todos los recursos para poner en práctica todas esas públicas industriales y de protección social? ¿es el crecimiento de los años 50 y 60 posible? ¿y deseable?

El debate a todas estas preguntas es inaplazable! No podemos conformarnos con resistir sino que también debemos pensar, elaborar y construir esa alternativa que a día de hoy no existe.

Israel: mismo perro con distinto collar

Diana Urrea – Mesa Internacionalista de Alternatiba

El terrible ataque militar que hace tres meses ejecutó el gobierno de Israel contra la población de Gaza tuvo como consecuencia miles de muertes, a lo que hay que sumar el empeoramiento de la ya de por si lamentable situación de dicha población. Casi todos los analistas de los medios de comunicación de nuestro entorno apuntaron a las elecciones israelíes como la principal causa. Pero las razones son diferentes; a pesar de que probablemente el gobierno de Netanyahu tenga claro que un ataque militar rápido podría haber jugado a su favor. 

Precisamente, la razón de la violencia que ejerce Israel es la estrategia previa de guerra contra el Islam de su gobierno neo-conservador. Esta estrategia se sostiene básicamente en dos pilares: por una parte, promover la falsa idea de “guerra” entre dos partes que tienen la misma responsabilidad y que sufren en la misma medida, y por otra parte, retrasar lo máximo posible las negociaciones para resolver el conflicto, mientras la posición de Israel se refuerza constantemente. 

El gobierno de Netanyahu, apoyó a Romney durante las elecciones en Estado Unidos, dando por hecho su victoria; y para poder evitar la presión que el reelegido Obama podría ejercer en la negociación, instigó una sangrienta provocación, con la intención de postergar la resurrección de una negociación de paz impuesta desde fuera. De esta manera, mientras la nueva administración de Estados Unidos hacía esfuerzos por estabilizar Oriente Medio, Netanyahu buscó un conflicto que le diera alas a su estrategia global de guerra, a costa de la población de Gaza.

Al mismo tiempo, Hamas ha obtenido gran legitimidad y fama entre los palestinos gracias a su capacidad de hacer frente a Israel militarmente y de atacar ciudades israelíes. Que Hamas se fortalezca es otro de los objetivos de los israelíes neo-conservadores, con el objetivo de debilitar al presidente palestino Abbas, empobreciendo su capacidad de negociación.

Otro ejemplo de esta estrategia es la respuesta que se ha dado al hecho de que la Asamblea General de las Naciones Unidas haya reconocido a Palestina como nación observadora: Netanyahu anunció en seguida un plan para crear un nuevo asentamiento cerca de Jerusalén. Este nuevo asentamiento aísla la ciudad de Cisjordania, elimina la viabilidad del Estado Palestino y hace imposible llegar a un acuerdo definitivo.

Finalmente, los resultados electorales no han sido favorables para Netanyahu, pero desde el punto de vista de los palestinos es indiferente, ya que los partidos supuestamente de centro, defienden las mismas políticas que los neo-conservadores.

Ante esta situación, para confrontar la perversa estrategia y el apartheid de Israel, para enfrentarse a la ocupación y al racismo político, el único camino que tiene la sociedad civil es apoyar la cada vez más fuerte campaña internacional de boicot, desinversión y sanciones (BDS), y exigir a la comunidad internacional una actitud firme en defensa de los derechos del pueblo palestino y el derecho internacional.   

Imagen: Latuff 2004

Rebeldes de cine (o cómo interpretar el socialismo)

Jonathan Martínez – Alternatiba

Hace ahora más de un año, encontré a Antonio Banderas abanicándose con un fajo de billetes en una calle de Cracovia. Anunciaba créditos para BZ-WBK, filial polaca del Banco Santander. Al 5’99%. Sin complicaciones. La semana pasada, el actor malagueño fue elegido embajador honorario de la marca España durante un acto celebrado en la Ciudad Financiera del Banco Santander. «Hay una sospecha de que estamos viviendo en una época postdemocrática. Me pregunto si realmente estamos siendo gobernados por aquellos a quienes hemos votado, o hay alguien detrás de la cortina. Se pueden llamar mercados, lobbies, corporaciones…». Son palabras suyas. Banderas, votante confeso del PSOE, sabe quiénes juegan delante y detrás de la cortina porque ha ejercido de bufón para todos ellos.

En 2008, Pedro Almodóvar levantó su ceja para la campaña electoral de Zapatero, pero ha tenido tiempo desde entonces para renegar del PSOE y terminar aplaudiendo al 15-M. No sabemos si el director manchego se arrepiente también de practicar la evasión fiscal legalizada tributando al 1% a través de una SICAV gestionada por la Banca March, uno de los principales padrinos financieros del golpe de estado del 36 contra la República española. Tampoco sabemos si se arrepiente de financiar la especulación inmobiliaria y el negocio de la incineración de basuras a través de la FCC de Esther Koplowitz. ««Roban, pegan, no nos representan» es un eslogan muy certero», dice Almodóvar.

Isabel Coixet ha pasado de rodar spots electorales para el PSOE a lamer el cinematográfico trasero de Baltasar Garzón con un documental premiado con Goya. «Habrá que reinventar la democracia», dice Coixet, a la vez que reinventa la realidad de un heroico juez que nunca envió a prisión a cientos de personas mediante autoinculpaciones escritas bajo tortura, un magistrado que nunca cerró periódicos ni ilegalizó organizaciones sociales y partidos políticos. Un prohombre que nunca figuró en una lista electoral detrás del mismo Felipe González que había liderado el gobierno de las ejecuciones sumarísimas de los GAL.

Pero quienes quieran escuchar rebeldía impostada no necesitan recurrir a las voces cantantes del cine español. Ahí está la histriónica tournée de Beatriz Talegón por todos los platós de televisión, para amantes del socialismo de palo y del séptimo arte en general. Hay que reconocer que se está currando un Goya.

El sheriff de Zorrozaurre

Jorge Segoviano y Sandra Llano – Asamblea de Bilbao de Alternatiba

El bilbaíno barrio de Zorrozaurre ha sido desde hace 30 años una zona olvidada por las instituciones, y ha visto como su paisaje urbano se degradaba y se convertía, a su pesar, en vertedero de la herencia industrial de la villa. Cuando finalmente el ojo institucional del consistorio y sus opacas sociedades urbanizadoras se han centrado en este barrio, el enfoque dado al proyecto de regeneración urbana, allá por el año 2000, ha tenido ese carácter de obra faraónica que tan bien abandera el PNV vizcaíno en la figura del megalomaníaco Jose Luís Bilbao.

El plan que se dio a conocer entonces era una obra monumental encargada, cómo no, a una de las arquitectas de mayor renombre internacional (el PNV parece querer alardear de que en Bilbao hay de todo menos profesionales de la arquitectura). Era un plan que, por supuesto, no contó con nadie más que la arquitecta, el ayuntamiento, la diputación y algunas empresas de la zona o que querían situarse en la misma.

Desde entonces, el megaplán de reordenación urbanística de Zorrozaurre y la Ribera de Deusto ha sufrido varios reveses: la actuación unida de las y los vecinos que reclamaban voz y voto en la planificación del que sería su futuro hogar, el descubrimiento de terrenos contaminados, la falta de financiación por la crisis, etc.

El último golpe a la enésima obra magna de Iñaki Azkuna ha sido el asentamiento de grupos de personas sin techo, muchas de ellas inmigrantes magrebíes, en pabellones industriales abandonados de empresas que, comenzado el plan de regeneración, han ido abandonando la zona. Ante las advertencias vecinales de que la inseguridad en la zona había aumentado, y ante la inminente posibilidad de un acuerdo final con el gobierno socialista de Lakua que aprobase el masterplan del proyecto (como así ha sido el día 11 del pasado mes de diciembre), el ayuntamiento decidió tomar cartas en el asunto de los “okupas inmigrantes” de Zorrozaurre a principios de noviembre.

El saldo final: dos macro redadas, más de 60 personas identificadas y desalojadas a la fuerza. Al menos la mitad detenidas y muchas de ellas entregadas a la policía nacional para su posterior deportación. Una reprobación del Ararteko por las medidas excesivas y discriminatorias, y las críticas de ONGs y colectivos de trabajo en el barrio.

Es bastante irónico que mientras el Mejor Alcalde del Mundo enviaba municipales a perseguir sin-papeles y mendigos, la asociación vecinal de Zorrozaurre, Euskaldunako Zubia, decidía entablar conversaciones con la gente asentada en los pabellones para intentar llegar a acuerdos de convivencia. De hecho, el mismo día que el gobierno saliente de Lakua aprobaba el plan definitivo de ordenación urbana de la zona, en el barrio se producía una asamblea entre vecinas y vecinos, colectivos que realizan actividades en la zona, ONGs y algunas de las personas que están viviendo en las naves abandonadas, pero sin la presencia (aunque fueron invitados) del personal educador de calle del Ayuntamiento.

Los resultados de la asamblea han sido más que positivos: hay un compromiso por una convivencia pacífica y por el conocimiento mutuo (de hecho la asociación cultural Haceria situada en el barrio va a preparar un espacio de encuentros comunes), también se ha llegado a un acuerdo por las dos partes para identificar a las personas responsables de los robos y agresiones que se han dado en la zona.

Las declaraciones de los vecinos son esclarecedoras: «Uno de los fallos era que no nos conocíamos. Nosotros les teníamos miedo a ellos por los robos y agresiones y ellos a nosotros porque creían que éramos los responsables de las redadas». Parece bastante claro que las redadas del Ayuntamiento más que ayudar a solucionar los problemas de la zona, empantanaron el conflicto, y sólo gracias a la voluntad del vecindario se pudo llegar a una salida razonable y pacífica.

Desde Alternatiba aplaudimos la iniciativa de la asociación Euskaldunako Zubia. Es difícil, en los tiempos que corren, sustraerse del discurso racista y clasista que pone a marginados e inmigrantes en la picota atribuyéndole directamente las estadísticas de inseguridad ciudadana. Y más difícil aún es tomar la iniciativa y realizar actuaciones de forma participativa, integradora y positiva; por ello vemos en su actuación un ejemplo ciudadano a seguir frente a la intolerancia y el egoísmo de los movimientos vecinales que únicamente se manifiestan para evitar que abran en su barrio mezquitas o narcosalas.

También tenemos que felicitar a diversos colectivos y ONGs por el trabajo realizado en la zona y que han hecho lo que, en realidad, tenía que haber hecho el Ayuntamiento: mediar y posibilitar que se dieran las condiciones adecuadas para que se llegara al acuerdo al que se ha llegado.

Pero no, el sheriff Azkuna ha preferido tirar de policías, aprovechando que tienen ya el protocolo del desalojo masivo bastante trabajado desde la operación Kukutza. Y que más da si el Ararteko dice que son medidas desproporcionadas, qué sabrá él. Lo que importa es que la gente vea en TV que Azkuna mantiene el Botxo libre de mendigos, maleantes, botelloneros y otra escoria portuaria a golpe de porra y bocacha. En su línea.

Hay que hacer notar, además, que este problema también ha sido en parte generado por la propia administración que lo combate a porrazos: el caótico proceso de desurbanización previa a las obras de la nueva Zorrozaurre ha durado doce años, hay quien diría que se ha dejado morir al barrio para así llegar a una situación más óptima para el constructor, con unas casas que se caen solas y unos vecinos poco movilizados.

Por último, desde Alternatiba denunciamos que este esperpéntico proceso es uno más de los que se han dado en Bilbao, Bizkaia y Euskal Herria, bajo el mandato del capital y sus subalternos del PNV, PP y PSE que, con la ayuda de los medios de comunicación, han hecho de nuestras ciudades y nuestros pueblos su monopoly particular con el que enriquecerse. En este sentido, el sheriff de Zorrozaurre es solo un peón, chirene y agresivo, pero un peón más.

Desde Cuba y desde Chiapas, mirando al futuro

Gonzalo Fernandez Ortiz de Zarate – Mesa Internacionalista de Alternatiba

Como cada comienzo de año, aprovechamos estas fechas para reflexionar sobre el pasado y sobre el futuro, sobre lo hecho y sobre lo que habrá que hacer en los próximos meses. Las perspectivas no parecen muy halagüeñas, y 2013 se nos anuncia como uno de los picos agudos de la tremenda crisis en la que nos encontramos. Desahucios, pobreza, recortes, privatizaciones, rescates, etc., son las palabras que se han incrustado en nuestro día a día, y parece que han venido para quedarse.

Ante ello, la izquierda, las izquierdas, debemos poner todo nuestro empeño para borrar dichos términos del diccionario. Frente a ellos, debemos luchar porque la vida, la emancipación, los derechos, la diversidad y la democracia se impongan como las palabras que anuncian nuevos modelos sociales, que prefiguren el final de la larga noche capitalista.

De esta manera, debemos hacer un esfuerzo especial por definir estrategias políticas que avancen en este sentido, que ofrezcan alternativas, que ofrezcan ilusión, que generen impacto. El comienzo de año es un buen momento para este tipo de reflexiones, algo acaba y algo empieza. Pero para mirar hacia delante, también debemos mirar hacia atrás, también debemos mirar a otras latitudes. La izquierda es, en el fondo, una voluntad histórica de emancipación, un sumatorio de luchas, de esperanzas, de dignidades, que siempre debemos tener en consideración. Pasado, presente, futuro, aquí y allá, es el complejo marco en el que nos movemos: aprender del pasado para, analizando el presente, construir estrategias sólidas para el futuro.

Precisamente estos días nos traen al recuerdo dos hitos históricos fundamentales para la izquierda: uno, la revolución cubana, triunfante el primero de enero de 1959; el otro, la toma de San Cristóbal y otras cuatro municipios chiapanecos por parte del EZLN, el mismo primero de enero, pero de 1994. Son procesos vivos, dinámicos, diferentes, polémicos, pero de su análisis extraemos lecciones muy importantes para el futuro, para el conjunto de la izquierda. También para la izquierda europea, tan huérfana de claridad y referentes.

El primer aprendizaje de ambos procesos es que la izquierda debe ser radical, debe confrontar con el sistema, proponer nuevas salidas políticas, económicas, sociales y culturales ajenas a las actuales. Ya no es tiempo de contemporizar, de reformas, de mejoras, es tiempo de transformaciones estructurales, desde lo sistémico hasta lo personal, pasando por lo organizativo. Ya no vale sólo con la resistencia, hay que pasar a la ofensiva. No se trata de mejorar el camino, de repararlo, de ensancharlo, sino de construir otro diferente. Si así lo entendieron las y los cubanos en los tiempos dorados de la socialdemocracia occidental –un estado del bienestar construido sobre la dominación de los países empobrecidos-; si así lo entendieron los y las zapatistas en plena hegemonía absoluta del neoliberalismo, ¿qué decir de los tiempos actuales, cuando la crisis es total? Todo lo que no sea construir algo nuevo, es ser cómplices de lo viejo.

El segundo aprendizaje se refiere a la necesidad de ensayar nuevas fórmulas de hacer política. Pobre de quien crea todavía que la vía electoral-institucional es la estrategia fundamental a la hora de avanzar en términos emancipatorios. Pobre también quien pretenda que los partidos son la vanguardia del cambio. Pobre quien confunda el éxito electoral en el corto plazo con la transformación. ¿Lo institucional es el fin o es el medio? La emancipación tiene lógicas propias, y no siempre tienen relación con las dinámicas políticas clásicas. Así, o asumimos la relevancia actual de los movimientos sociales, de sus agendas y formas de funcionamiento, o nos daremos contra una pared, en un mundo cada vez más alejado de la política tradicional.

En este sentido, es necesario priorizar la articulación entre todos los actores alternativos, de identidad y signo diferente. Una articulación real, de igual a igual, basada en debates comunes, estrategias comunes y confianzas mutuas, desterrando finalmente recelos, utilitarismos y jerarquizaciones más o menos explícitas. Todas las lecciones aprendidas exitosas trascienden los estrechos límites de la democracia liberal-representativa y de sus actores. Toda emancipación amplía el margen de la política y desnuda sus límites. Así lo entendió el Movimiento 26 de Julio cubano ante la incapacidad de los partidos políticos para liderar el proceso revolucionario. Así lo entendió el EZLN, que situó en las comunidades indígenas, y no en la partidocracia, el centro de la soberanía, la autonomía y de la justicia. Así lo ha entendido toda América Latina hoy en día.

El tercer aprendizaje destacable es que la política, la izquierda, es de las personas osadas, valientes, estrategas, prefiguradoras de nuevas agendas, de nuevos contenidos, de nuevas formas. Corazones calientes y cabezas frías, frente a corazones fríos y cabezas calientes. Siempre, pero ahora más si cabe, sobran los mediocres; los burócratas de espíritu; los que quieren cambiar el mundo con una calculadora en la mano; los que dicen luchar contra el sistema, pero necesitan precisamente de la realpolitik de ese sistema para ser alguien; los que cuentan los regates en el centro del campo como goles; los que no se salen del camino ni aunque les pasen por encima. Esa gente sobra, y son necesarias quienes soñaron en un barquito que podían derrotar la tiranía de Batista; quien dijeron ¡ya basta¡ y se enfrentaron con palos y con dignidad al tsunami neoliberal, y nos enseñaron la diferencia entre el tiempo largo y el tiempo corto, entre tomar el poder (o el gobierno) y transformar las asimetrías de poder, entre estar arriba y a la izquierda, o estar abajo y a la izquierda.

Por último, el cuarto aprendizaje del proceso cubano y zapatista es que la revolución será internacional, o no será. No hay izquierda si no es internacionalista, si no entiende su lucha unida a todas las demás. Desde el comienzo así lo hicieron explícito tanto la revolución cubana –donde ese compromiso no ha cejado ni un solo minuto, desde formas muy diferentes- como los y las zapatistas, empeñadas en encuentros intergalácticos, abiertos e inclusivos hasta con los habitantes de Plutón, si los hubiera.

Así, radicalidad, nuevas formas políticas, nuevos contenidos, osadía e internacionalismo. Eso nos dicen Cuba y Chiapas, desde lugares muy diferentes, desde evoluciones muy diferentes también, pero unidos en nuestra historia, en la historia de la izquierda, en el futuro de la izquierda. Por supuesto, y como ya hemos dicho, pasado, presente y futuro están en permanente tensión. Es necesario asumir aciertos, asumir errores, asumir nuevos tiempos, desde la honestidad y desde la franqueza, si queremos plantear estrategias acertadas.

No todo sirve, no todo vale. En este sentido, tan irritante es, por ejemplo, quien expulsa a Marx al basurero del olvido –sin reconocer su genialidad a la hora de interpretar el funcionamiento del capitalismo y su matriz excluyente y explotadora-, como quien lo convierte en deidad única, sin asumir la relevancia política actual del feminismo, el ecologismo, la democracia radical o en anticolonialismo a la hora de construir las agendas emancipatorias.

En todo caso, y más allá de la opinión que tengamos cada quién de cada proceso, de cuál sea lo que aprendamos en cada caso, nunca debemos olvidar la imagen del Fidel Castro en su discurso en el Parque Céspedes, de Santiago de Cuba, aquél primero de enero de 1959; ni la de Camilo Cienfuegos y el Ché Guevara camino de la Habana, ese mismo día, tras la victoria en Santa Clara; ni la imagen de la Comandanta Ramona tomando las cabeceras municipales de Chiapas, reclamando que la tierra es para quien la trabaja, y que ya basta de opresiones. Fidel, Camilo, Ché, Ramona, no sois nuestro pasado, sois nuestro futuro. Ese mismo futuro del que han vuelto a hablar los y las zapatistas al volver al volver a tomar hace unos días las cabeceras municipales, lanzándonos un mensaje fundamental: “A quien corresponda. ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”. 

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