De reformas locales, sobres y otras sinrazones

Luis María Salgado y Begoña Vesga – Alternatiba

En plena apoteosis del caso Bárcenas, el gobierno español saca pecho tras parir un proyecto de ley que, dice el Partido Popular, está destinado a racionalizar la administración local, reducir su dimensión y la cantidad de cargos públicos asalariados que en ellas anidan. Lo de racionalizar forzosamente ha de sonar razonable,  la reducción de las administraciones, aun no compartiéndose, es comprensible en un partido más preocupado por lo privado que por lo común y el posible recorte de los salarios de los prebostes necesariamente hace salivar a una ciudadanía continuamente recortada por ese engendro llamado clase política donde no se hace distingos entre justos y pecadores.

Entiende el PP que lo racional es que la ley española diga a los ayuntamientos cuáles son sus competencias y cuáles pueden ejercer por delegación. Todo lo demás, sea cual sea el color político o la situación financiera del municipio, está vedado. Por eso las entidades locales no podrán ofertar a su ciudadanía servicios que están fuera de su órbita competencial, aun cuando cuenten con recursos para ello y las administraciones competentes, aquejadas de la fiebre del recorte, se nieguen a prestarlos. Por eso los interventores municipales, convertidos en  mini delegados del gobierno español, tendrán que informar cuando entre en vigor la ley, de qué competencias se ejercen de forma impropia y los servicios en que se plasmaban deberán echar el cierre. Para incrementar el ERE sobrevenido, el proyecto del PP estrecha el catálogo de competencias de los Ayuntamientos eliminando parte de las que, hasta ahora, se les reconocía de forma expresa. Nada en medioambiente salvo basuras y jardines, nada que hacer en vivienda, cero en educación, nada en servicios sociales salvo – sólo en este último caso- si la Comunidad Autónoma delegase, el municipio aceptase y siempre bajo el estricto control de aquella.

Tras adelgazar las competencias, el proyecto de ley reduce los servicios esenciales que deben prestar los municipios a cementerio, alumbrado, basuras, agua, alcantarillado, padrón, parques y bibliotecas. Estos servicios podrán privatizarse cuando el ayuntamiento sea deficitario y todos los demás – los no esenciales según el PP- serán clausurados si el municipio incumple los requisitos de estabilidad presupuestaria dictados desde Madrid.

Tengan cuidado los municipios que blasfemen contra la sacra estabilidad si tienen menos de 5.000 habitantes ya que serán disueltos y anexionados al colindante y es que para los populares -aquejados de algún tipo de complejo– el tamaño sí importa y por eso suprimen patológicamente lo pequeño; borran minúsculas referencias de la ley a la participación ciudadana, se cargan el Concejo Abierto –forma asamblearia de gobierno que rige en algunos pueblos de menos de 100 habitantes- y promueven la desaparición de las entidades infra municipales, espacios de gestión y participación que, por su excesiva cercanía a la ciudadanía, hacen olvidar el principio de autoridad y malacostumbran al personal al guirigay democrático.

No crean los medianos que están a salvo ya que a los pueblos que no superen las 20.000 almas también les rondará el peligro, no ya de disolución, sino de usurpación. Y es que las diputaciones podrán despojar a esos ayuntamientos de la gestión de sus servicios cuando incumplan la dichosa estabilidad presupuestaria, o cuando sean ineficientes en atención a la economía de escala, o cuando el coste de los servicios supere lo establecido por Madrid. Dicho de otra manera; cuando les venga en gana. Suena raro eso de que un gobierno que alardea de  liberal fije el precio de un servicio. Pero teniendo en cuenta que se quieren cargar uno de los aspectos que determinan su cuantía, los convenios colectivos, todo cuadra. Al igual que cuadra la predilección por la economía de escala a la hora de contratar, ya que, a tan gran escala, los servicios solo podrán ser prestados por grandes grupos empresariales dejando sin opciones a las empresas pequeñas. ¿De dónde venían los presuntos donativos que presuntamente nutrían los famosos sobres de Bárcenas?

Por otra parte Rajoy y sus acólitos, en aras a un mercado grande y libre, dan un nuevo paso  desregulador de forma que, para emprender una actividad económica, no será necesaria licencia municipal salvo que una ley sectorial así lo prevea. Llama la atención que sólo se liberaliza la actividad económica mientras que con todo lo demás -sea lúdico, espiritual o asociativo– los ayuntamientos podrán tener mano de hierro. 

En fin, siempre queda el consuelo de la reducción de los salarios de los munícipes. Es una pena que la retirada de sueldos vaya alcanzar sobre todo a los partidos de la oposición y en mayor medida si son pequeños. Podían haber determinado un sistema proporcional de reparto de parados consistoriales o, más aún, mostrar el mismo celo con los asesores de los equipos de gobierno cuyo número podrá ser mayor que el ediles con nómina. Valga de ejemplo un municipio de 240.000 habitantes donde frente a 18 concejalías asalariadas, habrá 27 cargos eventuales que, dado el silencio de la reforma, bien podrán ser todos asesores.

Finiquitado el último consuelo por la letra pequeña del proyecto, sólo queda plantearse si el escudo foral podrá proteger a los municipios de Hego Euskal Herria de esta ola antidemocrática y amiga del oligopolio. La respuesta es arriesgada, pero, considerando el estado de excepción al servicio de los mercados instaurado por el gobierno español, la entente UPN-PP y la buena sintonía entre Rajoy y Urkullu, no sería de extrañar algún tipo de componenda que salve formalmente la foralidad y aplique el fondo destructor de lo público que tiene la reforma.

Una pena. Puestos a racionalizar y reducir se le podría haber ocurrido desmantelar la monarquía, devolver unas cuantas policías allende el Ebro, establecer la presunción de delito sobre la banca, cerrar el senado y, ya puestos, disolver este Estado que ni protege los derechos de las personas, ni da respuesta a la voluntad de las naciones minoritarias a las que nos ha tocado en desgracia; sería un gran comienzo.

Feminismo, Anticapitalismo y Noruega

Amaia Agirresarobe y Carmen García – Mesa Feminista de Alternatiba

Los próximos años en Euskal Herria serán un desastre en el plano social. Siendo así, es preciso que la ciudadanía tenga la certeza de que la inestabilidad social que pueda generarse es el precio a pagar para que surja una alternativa de poder y no sólo una alternancia en el poder. En este complejo contexto, ¿Podrán construir las izquierdas esta alternativa?, ¿bajo qué parámetros? ¿será esta alternativa feminista o nos encontraremos ante una nueva traición o enfrentamiento entre el feminismo y la izquierda más clásica, tal y como ha sucedido en tantos episodios de la historia en los que la lucha por la igualdad de hombres y mujeres se ha situado en el furgón de cola de las reivindicaciones? Todo indica que el desencuentro será inevitable si la izquierda (los partidos, los individuos, los colectivos sociales…) continua rehuyendo un debate político, profundo y sereno, sobre la capacidad para integrar realmente -no formalmente- la igualdad entre mujeres y hombres en todos sus postulados. Este artículo propone algunos elementos de discusión para un debate, urgente y necesario a día de hoy, pero que desafortunadamente continua en los márgenes de la agenda de las diversas izquierdas de Euskal Herria.

La construcción de una alternativa a la actual crisis civilizatoria se está produciendo en un contexto de gran fragilidad para el feminismo anticapitalista marcado, al menos, por dos grandes debilidades. Por un lado, la institucionalización del feminismo y, asociada a ella, la fe ciega en la igualdad de oportunidades, perspectiva que impide un cuestionamiento integral del sistema, porque todo lo mueve en los márgenes del mismo. Pareciera así que se ha vuelto hegemónico un discurso y una práctica liberal del feminismo, que no pretende la intersección con otras dimensiones de dominación – clase, raza, estrato económico y social-, ni se basa en análisis estructurales y sistémicos -fundamentales en el contexto actual ya que patriarcado, capitalismo, colonialismo, productivismo y democracia formal son realidades necesarias y complementarias-.

Por otro lado, la escasa radicalidad de la autoproclamada izquierda alternativa frena hoy en día el empuje de un feminismo que exige y propone una revisión completa del sistema. Así, se ha producido un desplazamiento hacia la derecha del conjunto del espectro político, al cual la izquierda alternativa no ha escapado. Este proceso, gestado a lo largo de la larga noche neoliberal, se ha desnudado con toda su crudeza ahora tras el estallido financiero de 2007. De esta manera, al abrir los ojos después de 20 años de hegemonía de la globalización capitalista, al tratar de responder ante la situación que vivimos, nos damos cuenta de que ¡nos encontramos defendiendo las propuestas de los que otrora eran acérrimos enemigos! Así, los y las exliberales se sitúan en posiciones de derecha; los y las exsocialdemócratas en las del liberalismo; los y las exizquierdistas… ¡en las socialdemócratas! En este sentido, la izquierda alternativa, en vez de ampliar su mirada emancipadora a otras dimensiones de lucha más allá de la clase, se sitúa en clave reformista.

Así, este corrimiento generalizado hacia la derecha, junto con la institucionalización del feminismo liberal, suponen importantes obstáculos para un feminismo anticapitalista, valga la redundancia. Deteniéndonos un poco más en la realidad de socialdemocratización de la izquierda, no podemos negar que es uno de los debates más acucientes. ¿Es el estado del bienestar el objetivo último o la fase inicial de transición emancipadora? ¿Es Noruega el objetivo? ¿Es posible replicar la experiencia Noruega a nivel mundial? ¿Cuántas Noruegas caben en nuestro mundo? ¿No es Noruega sino la cabeza de una escalera que necesita a la fuerza explotación y dominación en la mayoría de sus peldaños? ¿No es hora de salir del marco del progreso, del capitalismo y de la democracia liberal-representativa (o sea, de Noruega), para entrar en nuevas propuestas de sociedad?

Desgraciadamente, estos debates todavía no están en la agenda, y precisamente la izquierda partidaria alternativa se postula como el máximo valedor de las propuestas socialdemócratas. En este sentido es importante destacar que la crisis, lejos de convertirse en una oportunidad para cuestionar las contradicciones del sistema y levantar una alternativa radical e integral está provocando, en términos generales, una agenda política menos confrontativa en sus lógicas y más conciliadora con el sistema. Así, el principal enemigo para la izquierda hegemónica actual no es el sistema capitalista y ni mucho menos el capitalismo patriarcal sino el colapso financiero, origen último de todos los males que impactan en nuestras vidas. Frente a la demonización de la economía “financiera”, la izquierda se ha replegado hacia una defensa a ultranza de la economía “real”, o sea, la “productiva”, la del mercado de cosas. En definitiva, la izquierda se ha replegado a defender el sistema capitalista en su vertiente productivista, a través de la deificación de su máxima figura: el empleo y el trabajo remunerado. Este estravismo productivista está acompañado de las reivindicaciones fundamentales de la ideología socialdemócrata caracterizadas por un estado fuerte y regulador y la recuperación del estado de bienestar como prioridad absoluta.

Esta propuesta política, que confronta únicamente contra la agenda neoliberal, abandona y/o subordina otras crisis estructurales (crisis de los cuidados, crisis ecológica, crisis de alimentación) lo que de nuevo sitúa a la lucha feminista en un segundo plano, lejos de las prioridades de la agenda. Por un lado, plantea la recuperación del estado de bienestar como escenario ideal, sin revelar si es parte de una estrategia gradual que pretende retomar la lucha contra el sistema a una etapa posterior o es el final último de la carrera. Y, por oro lado, plantea una alternativa construida sobre castillos de arena, ¿acaso es posible producir todos los recursos para poner en práctica todas esas públicas industriales y de protección social? ¿es el crecimiento de los años 50 y 60 posible? ¿y deseable?

El debate a todas estas preguntas es inaplazable! No podemos conformarnos con resistir sino que también debemos pensar, elaborar y construir esa alternativa que a día de hoy no existe.

Israel: mismo perro con distinto collar

Diana Urrea – Mesa Internacionalista de Alternatiba

El terrible ataque militar que hace tres meses ejecutó el gobierno de Israel contra la población de Gaza tuvo como consecuencia miles de muertes, a lo que hay que sumar el empeoramiento de la ya de por si lamentable situación de dicha población. Casi todos los analistas de los medios de comunicación de nuestro entorno apuntaron a las elecciones israelíes como la principal causa. Pero las razones son diferentes; a pesar de que probablemente el gobierno de Netanyahu tenga claro que un ataque militar rápido podría haber jugado a su favor. 

Precisamente, la razón de la violencia que ejerce Israel es la estrategia previa de guerra contra el Islam de su gobierno neo-conservador. Esta estrategia se sostiene básicamente en dos pilares: por una parte, promover la falsa idea de “guerra” entre dos partes que tienen la misma responsabilidad y que sufren en la misma medida, y por otra parte, retrasar lo máximo posible las negociaciones para resolver el conflicto, mientras la posición de Israel se refuerza constantemente. 

El gobierno de Netanyahu, apoyó a Romney durante las elecciones en Estado Unidos, dando por hecho su victoria; y para poder evitar la presión que el reelegido Obama podría ejercer en la negociación, instigó una sangrienta provocación, con la intención de postergar la resurrección de una negociación de paz impuesta desde fuera. De esta manera, mientras la nueva administración de Estados Unidos hacía esfuerzos por estabilizar Oriente Medio, Netanyahu buscó un conflicto que le diera alas a su estrategia global de guerra, a costa de la población de Gaza.

Al mismo tiempo, Hamas ha obtenido gran legitimidad y fama entre los palestinos gracias a su capacidad de hacer frente a Israel militarmente y de atacar ciudades israelíes. Que Hamas se fortalezca es otro de los objetivos de los israelíes neo-conservadores, con el objetivo de debilitar al presidente palestino Abbas, empobreciendo su capacidad de negociación.

Otro ejemplo de esta estrategia es la respuesta que se ha dado al hecho de que la Asamblea General de las Naciones Unidas haya reconocido a Palestina como nación observadora: Netanyahu anunció en seguida un plan para crear un nuevo asentamiento cerca de Jerusalén. Este nuevo asentamiento aísla la ciudad de Cisjordania, elimina la viabilidad del Estado Palestino y hace imposible llegar a un acuerdo definitivo.

Finalmente, los resultados electorales no han sido favorables para Netanyahu, pero desde el punto de vista de los palestinos es indiferente, ya que los partidos supuestamente de centro, defienden las mismas políticas que los neo-conservadores.

Ante esta situación, para confrontar la perversa estrategia y el apartheid de Israel, para enfrentarse a la ocupación y al racismo político, el único camino que tiene la sociedad civil es apoyar la cada vez más fuerte campaña internacional de boicot, desinversión y sanciones (BDS), y exigir a la comunidad internacional una actitud firme en defensa de los derechos del pueblo palestino y el derecho internacional.   

Imagen: Latuff 2004

Rebeldes de cine (o cómo interpretar el socialismo)

Jonathan Martínez – Alternatiba

Hace ahora más de un año, encontré a Antonio Banderas abanicándose con un fajo de billetes en una calle de Cracovia. Anunciaba créditos para BZ-WBK, filial polaca del Banco Santander. Al 5’99%. Sin complicaciones. La semana pasada, el actor malagueño fue elegido embajador honorario de la marca España durante un acto celebrado en la Ciudad Financiera del Banco Santander. «Hay una sospecha de que estamos viviendo en una época postdemocrática. Me pregunto si realmente estamos siendo gobernados por aquellos a quienes hemos votado, o hay alguien detrás de la cortina. Se pueden llamar mercados, lobbies, corporaciones…». Son palabras suyas. Banderas, votante confeso del PSOE, sabe quiénes juegan delante y detrás de la cortina porque ha ejercido de bufón para todos ellos.

En 2008, Pedro Almodóvar levantó su ceja para la campaña electoral de Zapatero, pero ha tenido tiempo desde entonces para renegar del PSOE y terminar aplaudiendo al 15-M. No sabemos si el director manchego se arrepiente también de practicar la evasión fiscal legalizada tributando al 1% a través de una SICAV gestionada por la Banca March, uno de los principales padrinos financieros del golpe de estado del 36 contra la República española. Tampoco sabemos si se arrepiente de financiar la especulación inmobiliaria y el negocio de la incineración de basuras a través de la FCC de Esther Koplowitz. ««Roban, pegan, no nos representan» es un eslogan muy certero», dice Almodóvar.

Isabel Coixet ha pasado de rodar spots electorales para el PSOE a lamer el cinematográfico trasero de Baltasar Garzón con un documental premiado con Goya. «Habrá que reinventar la democracia», dice Coixet, a la vez que reinventa la realidad de un heroico juez que nunca envió a prisión a cientos de personas mediante autoinculpaciones escritas bajo tortura, un magistrado que nunca cerró periódicos ni ilegalizó organizaciones sociales y partidos políticos. Un prohombre que nunca figuró en una lista electoral detrás del mismo Felipe González que había liderado el gobierno de las ejecuciones sumarísimas de los GAL.

Pero quienes quieran escuchar rebeldía impostada no necesitan recurrir a las voces cantantes del cine español. Ahí está la histriónica tournée de Beatriz Talegón por todos los platós de televisión, para amantes del socialismo de palo y del séptimo arte en general. Hay que reconocer que se está currando un Goya.

El sheriff de Zorrozaurre

Jorge Segoviano y Sandra Llano – Asamblea de Bilbao de Alternatiba

El bilbaíno barrio de Zorrozaurre ha sido desde hace 30 años una zona olvidada por las instituciones, y ha visto como su paisaje urbano se degradaba y se convertía, a su pesar, en vertedero de la herencia industrial de la villa. Cuando finalmente el ojo institucional del consistorio y sus opacas sociedades urbanizadoras se han centrado en este barrio, el enfoque dado al proyecto de regeneración urbana, allá por el año 2000, ha tenido ese carácter de obra faraónica que tan bien abandera el PNV vizcaíno en la figura del megalomaníaco Jose Luís Bilbao.

El plan que se dio a conocer entonces era una obra monumental encargada, cómo no, a una de las arquitectas de mayor renombre internacional (el PNV parece querer alardear de que en Bilbao hay de todo menos profesionales de la arquitectura). Era un plan que, por supuesto, no contó con nadie más que la arquitecta, el ayuntamiento, la diputación y algunas empresas de la zona o que querían situarse en la misma.

Desde entonces, el megaplán de reordenación urbanística de Zorrozaurre y la Ribera de Deusto ha sufrido varios reveses: la actuación unida de las y los vecinos que reclamaban voz y voto en la planificación del que sería su futuro hogar, el descubrimiento de terrenos contaminados, la falta de financiación por la crisis, etc.

El último golpe a la enésima obra magna de Iñaki Azkuna ha sido el asentamiento de grupos de personas sin techo, muchas de ellas inmigrantes magrebíes, en pabellones industriales abandonados de empresas que, comenzado el plan de regeneración, han ido abandonando la zona. Ante las advertencias vecinales de que la inseguridad en la zona había aumentado, y ante la inminente posibilidad de un acuerdo final con el gobierno socialista de Lakua que aprobase el masterplan del proyecto (como así ha sido el día 11 del pasado mes de diciembre), el ayuntamiento decidió tomar cartas en el asunto de los “okupas inmigrantes” de Zorrozaurre a principios de noviembre.

El saldo final: dos macro redadas, más de 60 personas identificadas y desalojadas a la fuerza. Al menos la mitad detenidas y muchas de ellas entregadas a la policía nacional para su posterior deportación. Una reprobación del Ararteko por las medidas excesivas y discriminatorias, y las críticas de ONGs y colectivos de trabajo en el barrio.

Es bastante irónico que mientras el Mejor Alcalde del Mundo enviaba municipales a perseguir sin-papeles y mendigos, la asociación vecinal de Zorrozaurre, Euskaldunako Zubia, decidía entablar conversaciones con la gente asentada en los pabellones para intentar llegar a acuerdos de convivencia. De hecho, el mismo día que el gobierno saliente de Lakua aprobaba el plan definitivo de ordenación urbana de la zona, en el barrio se producía una asamblea entre vecinas y vecinos, colectivos que realizan actividades en la zona, ONGs y algunas de las personas que están viviendo en las naves abandonadas, pero sin la presencia (aunque fueron invitados) del personal educador de calle del Ayuntamiento.

Los resultados de la asamblea han sido más que positivos: hay un compromiso por una convivencia pacífica y por el conocimiento mutuo (de hecho la asociación cultural Haceria situada en el barrio va a preparar un espacio de encuentros comunes), también se ha llegado a un acuerdo por las dos partes para identificar a las personas responsables de los robos y agresiones que se han dado en la zona.

Las declaraciones de los vecinos son esclarecedoras: «Uno de los fallos era que no nos conocíamos. Nosotros les teníamos miedo a ellos por los robos y agresiones y ellos a nosotros porque creían que éramos los responsables de las redadas». Parece bastante claro que las redadas del Ayuntamiento más que ayudar a solucionar los problemas de la zona, empantanaron el conflicto, y sólo gracias a la voluntad del vecindario se pudo llegar a una salida razonable y pacífica.

Desde Alternatiba aplaudimos la iniciativa de la asociación Euskaldunako Zubia. Es difícil, en los tiempos que corren, sustraerse del discurso racista y clasista que pone a marginados e inmigrantes en la picota atribuyéndole directamente las estadísticas de inseguridad ciudadana. Y más difícil aún es tomar la iniciativa y realizar actuaciones de forma participativa, integradora y positiva; por ello vemos en su actuación un ejemplo ciudadano a seguir frente a la intolerancia y el egoísmo de los movimientos vecinales que únicamente se manifiestan para evitar que abran en su barrio mezquitas o narcosalas.

También tenemos que felicitar a diversos colectivos y ONGs por el trabajo realizado en la zona y que han hecho lo que, en realidad, tenía que haber hecho el Ayuntamiento: mediar y posibilitar que se dieran las condiciones adecuadas para que se llegara al acuerdo al que se ha llegado.

Pero no, el sheriff Azkuna ha preferido tirar de policías, aprovechando que tienen ya el protocolo del desalojo masivo bastante trabajado desde la operación Kukutza. Y que más da si el Ararteko dice que son medidas desproporcionadas, qué sabrá él. Lo que importa es que la gente vea en TV que Azkuna mantiene el Botxo libre de mendigos, maleantes, botelloneros y otra escoria portuaria a golpe de porra y bocacha. En su línea.

Hay que hacer notar, además, que este problema también ha sido en parte generado por la propia administración que lo combate a porrazos: el caótico proceso de desurbanización previa a las obras de la nueva Zorrozaurre ha durado doce años, hay quien diría que se ha dejado morir al barrio para así llegar a una situación más óptima para el constructor, con unas casas que se caen solas y unos vecinos poco movilizados.

Por último, desde Alternatiba denunciamos que este esperpéntico proceso es uno más de los que se han dado en Bilbao, Bizkaia y Euskal Herria, bajo el mandato del capital y sus subalternos del PNV, PP y PSE que, con la ayuda de los medios de comunicación, han hecho de nuestras ciudades y nuestros pueblos su monopoly particular con el que enriquecerse. En este sentido, el sheriff de Zorrozaurre es solo un peón, chirene y agresivo, pero un peón más.

Desde Cuba y desde Chiapas, mirando al futuro

Gonzalo Fernandez Ortiz de Zarate – Mesa Internacionalista de Alternatiba

Como cada comienzo de año, aprovechamos estas fechas para reflexionar sobre el pasado y sobre el futuro, sobre lo hecho y sobre lo que habrá que hacer en los próximos meses. Las perspectivas no parecen muy halagüeñas, y 2013 se nos anuncia como uno de los picos agudos de la tremenda crisis en la que nos encontramos. Desahucios, pobreza, recortes, privatizaciones, rescates, etc., son las palabras que se han incrustado en nuestro día a día, y parece que han venido para quedarse.

Ante ello, la izquierda, las izquierdas, debemos poner todo nuestro empeño para borrar dichos términos del diccionario. Frente a ellos, debemos luchar porque la vida, la emancipación, los derechos, la diversidad y la democracia se impongan como las palabras que anuncian nuevos modelos sociales, que prefiguren el final de la larga noche capitalista.

De esta manera, debemos hacer un esfuerzo especial por definir estrategias políticas que avancen en este sentido, que ofrezcan alternativas, que ofrezcan ilusión, que generen impacto. El comienzo de año es un buen momento para este tipo de reflexiones, algo acaba y algo empieza. Pero para mirar hacia delante, también debemos mirar hacia atrás, también debemos mirar a otras latitudes. La izquierda es, en el fondo, una voluntad histórica de emancipación, un sumatorio de luchas, de esperanzas, de dignidades, que siempre debemos tener en consideración. Pasado, presente, futuro, aquí y allá, es el complejo marco en el que nos movemos: aprender del pasado para, analizando el presente, construir estrategias sólidas para el futuro.

Precisamente estos días nos traen al recuerdo dos hitos históricos fundamentales para la izquierda: uno, la revolución cubana, triunfante el primero de enero de 1959; el otro, la toma de San Cristóbal y otras cuatro municipios chiapanecos por parte del EZLN, el mismo primero de enero, pero de 1994. Son procesos vivos, dinámicos, diferentes, polémicos, pero de su análisis extraemos lecciones muy importantes para el futuro, para el conjunto de la izquierda. También para la izquierda europea, tan huérfana de claridad y referentes.

El primer aprendizaje de ambos procesos es que la izquierda debe ser radical, debe confrontar con el sistema, proponer nuevas salidas políticas, económicas, sociales y culturales ajenas a las actuales. Ya no es tiempo de contemporizar, de reformas, de mejoras, es tiempo de transformaciones estructurales, desde lo sistémico hasta lo personal, pasando por lo organizativo. Ya no vale sólo con la resistencia, hay que pasar a la ofensiva. No se trata de mejorar el camino, de repararlo, de ensancharlo, sino de construir otro diferente. Si así lo entendieron las y los cubanos en los tiempos dorados de la socialdemocracia occidental –un estado del bienestar construido sobre la dominación de los países empobrecidos-; si así lo entendieron los y las zapatistas en plena hegemonía absoluta del neoliberalismo, ¿qué decir de los tiempos actuales, cuando la crisis es total? Todo lo que no sea construir algo nuevo, es ser cómplices de lo viejo.

El segundo aprendizaje se refiere a la necesidad de ensayar nuevas fórmulas de hacer política. Pobre de quien crea todavía que la vía electoral-institucional es la estrategia fundamental a la hora de avanzar en términos emancipatorios. Pobre también quien pretenda que los partidos son la vanguardia del cambio. Pobre quien confunda el éxito electoral en el corto plazo con la transformación. ¿Lo institucional es el fin o es el medio? La emancipación tiene lógicas propias, y no siempre tienen relación con las dinámicas políticas clásicas. Así, o asumimos la relevancia actual de los movimientos sociales, de sus agendas y formas de funcionamiento, o nos daremos contra una pared, en un mundo cada vez más alejado de la política tradicional.

En este sentido, es necesario priorizar la articulación entre todos los actores alternativos, de identidad y signo diferente. Una articulación real, de igual a igual, basada en debates comunes, estrategias comunes y confianzas mutuas, desterrando finalmente recelos, utilitarismos y jerarquizaciones más o menos explícitas. Todas las lecciones aprendidas exitosas trascienden los estrechos límites de la democracia liberal-representativa y de sus actores. Toda emancipación amplía el margen de la política y desnuda sus límites. Así lo entendió el Movimiento 26 de Julio cubano ante la incapacidad de los partidos políticos para liderar el proceso revolucionario. Así lo entendió el EZLN, que situó en las comunidades indígenas, y no en la partidocracia, el centro de la soberanía, la autonomía y de la justicia. Así lo ha entendido toda América Latina hoy en día.

El tercer aprendizaje destacable es que la política, la izquierda, es de las personas osadas, valientes, estrategas, prefiguradoras de nuevas agendas, de nuevos contenidos, de nuevas formas. Corazones calientes y cabezas frías, frente a corazones fríos y cabezas calientes. Siempre, pero ahora más si cabe, sobran los mediocres; los burócratas de espíritu; los que quieren cambiar el mundo con una calculadora en la mano; los que dicen luchar contra el sistema, pero necesitan precisamente de la realpolitik de ese sistema para ser alguien; los que cuentan los regates en el centro del campo como goles; los que no se salen del camino ni aunque les pasen por encima. Esa gente sobra, y son necesarias quienes soñaron en un barquito que podían derrotar la tiranía de Batista; quien dijeron ¡ya basta¡ y se enfrentaron con palos y con dignidad al tsunami neoliberal, y nos enseñaron la diferencia entre el tiempo largo y el tiempo corto, entre tomar el poder (o el gobierno) y transformar las asimetrías de poder, entre estar arriba y a la izquierda, o estar abajo y a la izquierda.

Por último, el cuarto aprendizaje del proceso cubano y zapatista es que la revolución será internacional, o no será. No hay izquierda si no es internacionalista, si no entiende su lucha unida a todas las demás. Desde el comienzo así lo hicieron explícito tanto la revolución cubana –donde ese compromiso no ha cejado ni un solo minuto, desde formas muy diferentes- como los y las zapatistas, empeñadas en encuentros intergalácticos, abiertos e inclusivos hasta con los habitantes de Plutón, si los hubiera.

Así, radicalidad, nuevas formas políticas, nuevos contenidos, osadía e internacionalismo. Eso nos dicen Cuba y Chiapas, desde lugares muy diferentes, desde evoluciones muy diferentes también, pero unidos en nuestra historia, en la historia de la izquierda, en el futuro de la izquierda. Por supuesto, y como ya hemos dicho, pasado, presente y futuro están en permanente tensión. Es necesario asumir aciertos, asumir errores, asumir nuevos tiempos, desde la honestidad y desde la franqueza, si queremos plantear estrategias acertadas.

No todo sirve, no todo vale. En este sentido, tan irritante es, por ejemplo, quien expulsa a Marx al basurero del olvido –sin reconocer su genialidad a la hora de interpretar el funcionamiento del capitalismo y su matriz excluyente y explotadora-, como quien lo convierte en deidad única, sin asumir la relevancia política actual del feminismo, el ecologismo, la democracia radical o en anticolonialismo a la hora de construir las agendas emancipatorias.

En todo caso, y más allá de la opinión que tengamos cada quién de cada proceso, de cuál sea lo que aprendamos en cada caso, nunca debemos olvidar la imagen del Fidel Castro en su discurso en el Parque Céspedes, de Santiago de Cuba, aquél primero de enero de 1959; ni la de Camilo Cienfuegos y el Ché Guevara camino de la Habana, ese mismo día, tras la victoria en Santa Clara; ni la imagen de la Comandanta Ramona tomando las cabeceras municipales de Chiapas, reclamando que la tierra es para quien la trabaja, y que ya basta de opresiones. Fidel, Camilo, Ché, Ramona, no sois nuestro pasado, sois nuestro futuro. Ese mismo futuro del que han vuelto a hablar los y las zapatistas al volver al volver a tomar hace unos días las cabeceras municipales, lanzándonos un mensaje fundamental: “A quien corresponda. ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”. 

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Sahara, memoria contra el olvido

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate – Mesa Internacionalista de Alternatiba

El pasado 10 de diciembre, día internacional de los derechos humanos, el Instituto Hegoa de la UPV/EHU y Euskal Fondoa presentaron en Donostia el Oasis de la Memoria. Se trata de un informe que recoge el trabajo de más de año y medio de recopilación de datos y de testimonios sobre la sistemática violencia ejercida por el Reino de Marruecos sobre el pueblo saharaui durante casi cuatro décadas.

El valor del documento reside en tres aspectos fundamentales: el primero es el período cubierto por el Informe, que parte desde el bombardeo de Um Dreiga en 1976 -que obligó a la población huida al desierto a internarse definitivamente en Argelia- y llega hasta el bombardeo de Gdem Izik, en noviembre de 2010. Por tanto, es un recorrido histórico completo, algo que nunca se había hecho hasta el momento.

El segundo aspecto que debe resaltarse es la cantidad y la calidad de los testimonios obtenidos -más de 260-, tanto en los campamentos en Argelia como en las complejas condiciones del Sahara Occidental ocupado. Este alto número permite constatar los muy variados tipos de conculcación de derechos humanos perpetrados por Marruecos. Así, en Informe se denuncian bombardeos, asesinatos, torturas, violencia sexual, pillajes, desplazamientos forzados, detenciones arbitrarias, etc.

En este sentido se explicita la voluntad de Marruecos por ejercer la mayor violencia posible sobre las mujeres y hombres saharauis, con el ánimo de ahogar sus legítimos derechos de justicia y autodeterminación. También se explicita que esta estrategia, aunque varió, sigue vigente aún después del alto el fuego de 1991.

Por último, el tercer aspecto significativo es que el Oasis de la Memoria está elaborado según los estándares internacionales de este tipo de documentos, y por tanto puede y debe ser utilizada como herramienta política y jurídica para denunciar lo que ya se sabía pero no se había sistematizado, así como para situar este conflicto olvidado en el centro de la agenda internacional, sacándolo del olvido cómplice en el que se encuentra en la actualidad.

Porque precisamente si este documento tiene un gran valor es el de reconocer que el conflicto entre Marruecos y Sahara es uno de los procesos de descolonización no resueltos -como el palestino, por ejemplo-. A su vez, el Oasis de la memoria demuestra el uso sistemático de violencia con total impunidad, y en base a unas enormes asimetrías de poder entre perpetradores y víctimas.

De esta manera, y ante las pruebas presentadas por el Informe, los países y estamentos que permiten esa impunidad, así como los que no asumen sus responsabilidades históricas, deberán retratarse.

¿Qué dirá el Reino de España, constatándose la violencia ejercida por Marruecos frente a una población que abandonó a su suerte hace 37 años, frente a un poderoso país sediento de los recursos naturales saharauis? ¿No debería asumir su responsabilidad como fuerza colonizadora inicial y ofrecer una salida democrática a las legítimas aspiraciones saharauis?

¿Qué dirán Francia y Estados Unidos, aliados históricos de Marruecos, ante las evidencias presentadas por el Informe, que por ejemplo sitúan el ratio de población desaparecida más alto respecto a cualquier conflicto -por encima del 2 por 1.000-, o que ha ensayado formas nuevas de horror, como por ejemplo las personas detenidas-desaparecidas por más de 15 años? ¿Qué dirá la comunidad Internacional, en general, ante la imagen en el espejo que les devuelve este Informe?

Es momento de una solución democrática. Es momento de una implicación decidida de la comunidad internacional en la resolución del conflicto. Es momento de un reconocimiento del dolor infligido. Es momento de la verdad, de la justicia, y de la reparación. Es tiempo, también, de la dignidad de las víctimas. Y es tiempo, sobre todo, de la dignidad de un pueblo luchador que nunca hinca la rodilla. ¡Autodeterminación para el Sahara, ya!

Alfon, desvelando la torpeza

Iagoba Itxaso – Alternatiba

En los últimos días hemos visto aumentar las muestras de apoyo en defensa de la liberación de Alfonso Fernández, único detenido durante el 14N (jornada de movilización obrera en Europa) que permanece en prisión.

Toda la situación da una desagradable sensación de déjà vu: acoso, encerrona, falta de pruebas, incomunicación, prisión preventiva, traslados, régimen FIES, indefensión… Faltaría el traslado a una cárcel a cientos de kilómetros para que el déjà vu cediera el paso a la perfecta mimetización.

La torpeza de una policía y un sistema judicial españoles que son meros instrumentos de un poder político rancio, reaccionario y represor, destapa aún más algunas de las burdas caretas mal colocadas en las diversas facetas de una España que se resquebraja desde dentro y desde fuera.

La marca España de un preso político madrileño parece difícil de deglutir y desvela una torpeza que no es sólo potestad de estos instrumentos del poder, sino que viene bien acompañada por la de otros. La del PSOE, por ejemplo, que más que por la tibieza como apunta alguno, pasa por la fría coherencia al comprender que son un partido ya no cómplice de este tipo de represiones, sino mano ejecutora, y guardan silencio. Un silencio sólo roto por aquellos que, aún más torpes, muestran su hipocresía a los cuatro vientos, con el puño en alto, haciéndose revolver en sus tumbas a los padres del socialismo.

Pero la torpeza continúa, porque cuando algunos colectivos e individuos coinciden en descubrir en Alfon a un preso político, lo hacen con sorpresa, ojipláticos, tal vez viendo el reflejo de situaciones como las que puedan darse en Palestina o la cárcel de Guantánamo, pero olvidando la situación de centenares de presos y presas vascas. Colectivos e individuos de «izquierda radical» -jocosamente así autodenominados o señalados por la caverna-, que apuntan a Alfon como único preso político en el estado.

Torpeza también la mía, ya que en lugar de gritar primero que ya basta, que este chico debe ser liberado ya mismo, que merece una declaración de su inocencia rápida y efectiva y que quienes merecen la cárcel son quienes han participado en su secuestro, me pierdo en comparaciones y en atacar a gente que le apoya.

Y es que esto que en algunos mentideros se conoce como la «vasquización de España», provoca sentimientos encontrados. La verdad, me resulta imposible hablar de un preso político madrileño, olvidándome de los enfermos y enfermas graves, la dispersión y las muertes que provoca, el ilícito alargamiento de las condenas, los juicios injustos, la tortura, los ataques a presos, presas y familiares…

Al menos quienes forman la representación de Amaiur en Madrid no han sido torpes, y han sabido estar ahí con la madre de Alfon por un lado, y apoyando la cita del mes que viene por el otro.

Alfon askatu eta U12 Bilbora!

CAF: El ERE que nadie entiende

Xabier Soto – Coordinador de Alternatiba en Gipuzkoa

La empresa CAF se ha caracterizado siempre por el alto volumen de personas trabajadoras que ha tenido en sus plantas, pero también por las duras condiciones laborales que estas tenían en la producción, mayoritariamente, de vagones de mercancía. Es en la década de los 50 cuando la empresa realiza la modernización de sus plantas y, adquiriendo otras (Irún y Zaragoza), entra de lleno a fortalecer el mercado ferroviario del Reino de España. Durante los 70, la empresa invierte en desarrollo y apuesta por la modernización. Lo que no evitó que los años 80 fueran duros y la compañía peligrara. Es cuando se decide dar un paso más y apostar por la empresa, animando a los trabajadores a sentirse parte de ella y comprar acciones. Nace Cartera Social. En los 90 empieza un período de expansión internacional que nos lleva hasta nuestros días.

Aquellos años de lucha nos han llevado a una situación de bonanza en la que la empresa conseguía pedidos y mantenía altos sus beneficios. Pero la codicia ha llevado a una decisión inmoral e incomprensible. En un año como este 2012 que la propia compañía califica de “histórico”, se pretende presentar un ERE en la planta de Beasain que afectará a más del 40% de su plantilla.

Y todo esto tras largos años de lucha, huelgas, y sufrimiento para conseguir mejoras en la calidad de vida de las y los trabajadores, conseguir una política de empleo envidiable, eliminar horas extras, y mejorar las condiciones sociales en las negociaciones (incluso cediendo en actualizaciones salariales) para un reparto más justo y posibilitar la creación de empleo. Un ejemplo activo en solidaridad con las empresas del entorno en otras luchas colectivas y de éstas hacia CAF, sin olvidar el papel tractor de CAF para tantas Pymes de la comarca.

¿Qué se le puede decir a toda la gente que ha participado con su esfuerzo y sudor en conseguir que CAF sea lo que es hoy? Por ejemplo que van a ganar más de 100 millones de euros este ejercicio pero que no quieren gastar menos del 2% de esa cantidad para evitar un ERE que supone la sobreexplotación de la plantilla, pérdida de poder adquisitivo (a pesar de aumentar los beneficios de la empresa) y las consecuencias económicas negativas para el Goierri y toda Gipuzkoa. Esta es la encrucijada en la que ha situado la dirección de la empresa a sus trabajadores y trabajadoras, a la industria auxiliar y a toda la comarca en general. ¿Qué credibilidad puede tener esta contradicción?, ¿Dónde está su famosa Responsabilidad Social Corporativa?

Debemos recordar, además, que CAF es una sociedad anónima muy peculiar. ¿Cuántas ayudas públicas ha recibido? ¿Y la famosa Cartera Social? Porque a pesar de que sus dos accionistas de referencia son Kutxabank y la Cartera Social, no es cierto que esté controlada libremente por los trabajadores. Aquí es donde aparece la figura del PNV. Casualmente, los presidentes de esta cartera son miembros reconocidos de ese partido. Los trabajadores nunca han tenido voz ni voto en estos nombramientos, ni en su gestión diaria. Y si esta sociedad no se pronuncia decididamente en contra del ERE, convocando una Junta de CAF si es necesario, tal vez haya llegado el momento de cambiar a sus gestores.

Y qué decir de Kutxabank. Las cajas vascas ayudaron a salvar la compañía, pero a la postre ha sido una de las empresas que más beneficios les ha dado. Ahora, Kutxabank tiene un porcentaje de participación importante y, si quisiese, podría parar el ERE junto con Cartera Social. Esta codicia por un 2% más de beneficios parece ser otra muestra de en qué se está convirtiendo y hacia dónde nos lleva Kutxabank. Sólo así se entiende el pacto PNV-PP-PSE, y otros, para evitar determinada representación dentro de su consejo de administración.

A pesar de todos los planes viables presentados por el comité de empresa para evitar el ERE, la dirección los rechaza y reafirma con prepotencia que no hay marcha atrás. ¿Cómo explicárselo a la mayoría de la sociedad de Gipuzkoa que ven a CAF con un montón de beneficios? Esta misma sociedad va a tener que aportar su propio dinero para ahorrarle a la empresa los 6 meses de falta de trabajo en una división, mientras ésta no propone ninguna alternativa a cambio. ¿La sociedad vasca va a permitir darle al que tiene cuando apenas hay fondos públicos para ayudar al que menos tiene? ¿Qué pensará de todo esto un desempleado de larga duración?

Nadie en Gipuzkoa se explica que teniendo tantos beneficios pueda plantearse un ERE. Pero también temen la situación otras empresas más pequeñas que trabajan para CAF y que corren el riesgo de desaparecer, empresas a las que han obligado a endeudarse en maquinaria que ahora no podrán pagar. Además, se abre la caja de Pandora para que otras empresas saneadas soliciten EREs, porque si con su solvencia económica se le permite a CAF, cualquiera podrá presentar uno.

Reflexionando sobre este incierto panorama, ¿Qué dejaremos a los que están por llegar? ¿Habrá clase trabajadora en condiciones dignas en el futuro? ¿Habrá sociedad próspera con oportunidades para todos y todas, y posibilidades de trabajo y realización personal? ¿O habrá solo jauntxos que atenderán a la tiranía de los mercados y nos esclavizarán bajo su lógica del beneficio y las desigualdades sociales?

También de la diversidad funcional

Igor Nabarro y Héctor Prieto – Alternatiba

El día 3 diciembre se conmemora, junto con otras conocidas efemérides en Euskal Herria, el día señalado internacionalmente como el de las personas con diversidad funcional. Lo cierto es que no se trata, ni mucho menos de un día de celebración, sino por el contrario de un día en el que se tienen que escuchar más alto si cabe las reivindicaciones de aquellas personas que por causa de nuestra discapacidad debemos todavía luchar por nuestros derechos, por la igualdad de oportunidades y por ser reconocidas en la sociedad como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho.

Como no puede ser de otra manera, en este momento una de las mayores preocupaciones del colectivo se sitúa en los efectos que la crisis del sistema de capitalista esta teniendo en las personas con diversidad funcional, ya que, si bien la situación actual afecta a toda la sociedad, como suele ocurrir habitualmente se ceba en aquellas personas y grupos con mayor riesgo de exclusión social.

Es innegable que este colectivo se encuentra entre aquellos grupos con mayor riesgo de exclusión social ya que, si tomamos en cuenta una de las definiciones más aceptadas de exclusión, que la caracteriza como un concepto cuyo eje central son las relaciones de producción, distribución y consumo, las personas con diversidad funcional, se encuentran en especial riesgo de verse afectadas de un modo más profundo y violento por el colapso del sistema y sus consecuencias socioeconómicas.

Son varios los ámbitos en los que se puede observar las graves consecuencias de la crisis para las personas con discapacidad. Uno de ellos es el acceso al empleo.

Las personas con diversidad funcional conforman uno de los colectivos con mayores dificultades a la hora de acceder al mercado laboral, y de los que acceden en condiciones más precarias. Del mismo modo, son de los primeros en ser expulsados cuando la situación económica comienza a deteriorarse.

Para el sistema capitalista, las personas con diversidad funcional no son consideradas plenamente válidas debido a que no son «capaces» de producir y de participar en la creación de plusvalía en igual medida que el resto de las personas trabajadoras. Por eso, en muchas ocasiones, se les veta la entrada al mercado laboral y, cuando logran acceder, la mayoría se vean obligadas a hacerlo de un modo no normalizado.

En 2011, la tasa de desempleo entre las personas con discapacidad alcanzó el 40% frente al 22% de la población sin discapacidad. Además, las mujeres con discapacidad presentaban una tasa aún más baja de acceso al empleo, más de 10 puntos porcentuales por debajo de los hombres.

Del mismo modo, las reformas y recortes aplicados por las diferentes Administraciones Públicas están provocando un grave retroceso en la inclusión de las personas con diversidad funcional, provocando la pérdida de derechos que tantos años de reivindicación y lucha han costado conseguir.

Las prestaciones que hasta ahora recibían las personas con discapacidad se han visto afectadas drásticamente. Por ejemplo, aquellas personas que recibían alguna prestación del sistema de promoción de la autonomía personal y atención a la dependencia, han visto como, al destinar menos dinero para financiar el sistema, las prestaciones se han reducido y las condiciones para acceder a ellas se han endurecido.

Pero el aumento del riesgo de exclusión social de las personas con discapacidad por las consecuencias de la crisis sistémica, no está provocada solamente por las medidas de recorte específicas para las prestaciones del colectivo. Medidas como el aumento del IVA, el copago farmacéutico y de las prótesis y ortesis o el recorte de las prestaciones por desempleo entre otras, afectan directamente a nuestra condición de ciudadanía plena.

Por otro lado, vemos como debido a la situación de crisis múltiple, o tomándola como excusa, las diferentes administraciones están reduciendo las subvenciones, convenios y aportaciones de todo tipo que hasta ahora recibían las asociaciones y los diferentes colectivos organizados de personas con diversidad funcional.

Estas medidas también afectan a la calidad de vida y a las posibilidades de socialización y de inclusión social del colectivo, ya que estas organizaciones del tercer sector proporcionan posibilidades de reivindicación de derechos de ciudadanía y a su vez son fuentes de inserción sociolaboral.

El modelo de producción capitalista que domina nuestra sociedad y que niega la ciudadanía plena a las personas con diversidad funcional, convirtiéndolos en subproductos de la ciudadanía, ha llegado al límite de sus posibilidades, provocando una crisis que afecta a todo el sistema.

No hay duda de que los primeros y más afectados por el desmoronamiento del sistema van a ser los colectivos a los cuales el capitalismo ha situado en la frontera de la exclusión.

Es urgente e imprescindible que toda la ciudadanía, con diversidad funcional o no, nos unamos y sustituyamos el actual sistema capitalista por otro que tenga como fuente de legitimidad la justicia social y la igualdad de oportunidades para todas las personas. Un modelo inclusivo que tenga en cuenta todas las variables por cuestión de género, edad, diversidad funcional o cualquier otra que pudiera producirse.

Irudia: Artgnosis

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