Con la iglesia hemos topado

Héctor Prieto – Alternatiba

Este agosto se ha montado la de dios, el brutal atentado de Barcelona ha provocado una reacción de solidaridad con las víctimas, y es que pensar que cualquiera de nosotros pudimos estar aquella tarde en las Ramblas pone los pelos de punta. El problema surge cuando los sectores más reaccionarios del nacional catolicismo español han encontrado al chivo expiatorio ideal en la comunidad musulmana en general, migrantes y refugiados. Lo peor es cuando la ciudadanía se deja llevar por la ira y nos dejamos conducir por otros extremistas.

De todas formas, hay una característica común en casi todas las iglesias de ayer y de hoy, la creencia absoluta en que su fe es única y verdadera, al igual que sus divinidades son absolutas e incuestionables. Así pues ,los sacerdotes e instituciones solo han tenido la posibilidad de extender su fe por las buenas o por las malas. Todas ellas han justificado matanzas, torturas y guerras santas contra los infieles. Y esto se ha repetido constantemente en la historia de la humanidad.

Por eso yo me pregunto, ¿si han existido más de 3.000 divinidades y religiones, cómo es que cada una de ellas se considera la única y verdadera? No tienen respuesta, la fe es para ellos una verdad que no necesita ser demostrada. Por eso algunos auto-proclamados guías espirituales de diferentes pueblos y religiones, han aprovechado siempre la ignorancia de las gentes para, a través del miedo a la muerte, controlar mentes, vidas e incluso imperios. Así, algunos privilegiados han obtenido poder y riqueza en el nombre de Dios.

Lo curioso es que en este siglo de la información todavía funciona, nos escandalizamos con los ataques del ISIS en Europa, la sharia y el Califato como objetivo de estos fundamentalistas. Pero a mucha gente aquí en el mundo civilizado no se indigna con los discursos e ideas machistas, homófobas y xenófobas que los obispos católicos escupen desde sus púlpitos con total impunidad. Sin entrar a recordar ya las cruzadas, la Inquisición y las aberraciones de la cristianización de América.

La ciega fe de algunas personas con la Iglesia católica y su relación con el neofascismo franquista, no es que sea un grupo muy numeroso, al igual que los yihadistas, pero aprovechan el miedo de los atentados para introducir sus mensajes de odio. Mientras las pirañas de la industria armamentística española no dudan en lucrarse de sus negocios con Arabia Saudí, dinero manchado con la sangre de inocentes de aquí o de allá.

Al final ,yo llegó a la conclusión de que las religiones durante la historia han traído grandes problemas para a la humanidad, no me refiero a los dogmas más o menos fantásticos, sino más bien a la gestión interesada de regímenes muchas veces de escaso nivel moral. Tampoco soy de los de prohibir toda religión, pero opino que en lo privado cada una sea libre de rezar al dios que sea. Pero mientras sigan opinando, influyendo y aterrorizando al personal, dejadnos vivir en paz a infieles y ateos de mi calaña.

Del blog de Héctor Prieto Atxabalta reDvolution

Charlottesville

Jonathan Martínez

Los hemos visto portar antorchas de odio racial y estrellar un coche contra la multitud en Charlottesville, Virginia. En París, a pocos metros de la estación de tren de Saint-Lazare, golpearon hasta la muerte al joven Clément Méric. En una fábrica de Amiens pedían el voto obrero para las presidenciales francesas y en el barrio madrileño de Tetuán repartían víveres solo a españoles. Vapuleaban a refugiados sirios en la frontera de Hungría con Serbia. Patrullaban el Mediterráneo en busca de pateras emigrantes. Molieron a palos a Jimmy y lo arrojaron al Manzanares. A Jimi Joonas Karttunen lo mataron en la plaza Eliel de Helsinki. Estaban repartiendo octavillas contra las mezquitas en Dresde. Estaban acuchillando al rapero Pavlos Fyssas al oeste de Atenas. Estaban levantando barricadas de neumáticos en la plaza Maidán.

Los hemos visto camuflados con ropajes variopintos, bajo diferentes siglas y colores, pero todos ellos adscritos a la tradición histórica del fascismo, a la afirmación racial y al desprecio por lo ajeno. Al fin y al cabo, los fascismos adquieren formas caprichosas según el tiempo histórico y el lugar que les toca en suerte. Algunos fascismos son explícitos; otros se esfuerzan en resultar sutiles. Hay fascistas hitlerianos, falangistas trasnochados y nostálgicos del Ku Klux Klan, pero también hay fascistas pop e incluso hipsters del fascismo. Algunas veces son de porte militar, hinchados de testosterona, con camisetas reventonas, cadenas de hierro y puños americanos. Otras veces se muestran afables, venerables y televisivos, y defienden su catecismo con la elocuencia de un comercial de aspiradoras. Hubo un tiempo en que los creímos relegados a los museos y a los documentales de madrugada en blanco y negro, pero ahí están, agitando banderas en las plazas, concediendo entrevistas y prodigándose en titulares.

Si el crack bursátil del 29 generó un caldo de cultivo excepcional para los fascismos del siglo XX, la quiebra financiera de 2008 ha asfaltado la pista de aterrizaje para los fascismos de nuestros días. Todos los estandartes de la prosperidad globalizada, también aquellos que parecían incuestionables e imperecederos, han quedado en evidencia o se han ido al garete, desde Lehman Brothers hasta la Unión Europea. El boyante capitalismo tardío nos había vendido una utopía transfronteriza y cosmopolita que nunca llegó a existir, de modo que los fascismos han reaccionado ante la crisis del sistema con un repliegue en forma de exaltación nacional, una retórica antiliberal y una épica subversiva y malsonante que sabe seducir a la clase trabajadora. Y es que el discurso del pánico xenófobo se ha alimentado a partes iguales de la depresión económica y de la desconfianza en las instituciones tradicionales.

No obstante, el fascismo no solamente no supone una amenaza para el orden establecido sino que desempeña un papel crucial como fuerza de choque contra todas las demás formas de descontento: las de tradición democrática, las de genealogía marxista o libertaria, las de las minorías nacionales. Por eso los liberales son tan condescendientes con el fascismo. Por eso los periódicos oficiales recurren a toda clase de eufemismos y circunloquios para nombrarlo. Por eso Trump afea la violencia «de todas las partes» en Charlottesville. Por eso El País, plusmarquista de la manipulación, convierte una algarada nazi en «disturbios entre grupos radicales». Cada vez que sugieren una equivalencia entre fascistas y antifascistas, los liberales se elevan en un imaginario púlpito de centralidad, como árbitros justicieros de dos extremismos simétricos, como el fiel de una balanza que solamente existe en el ámbito calenturiento de sus deseos.

Hay que reconocerlo, quienes detentan el poder están sabiendo sacar partido de un nazismo que ha medrado gracias al fertilizante de su indiferencia. Mientras tanto, en Charlottesville, sumamos el nombre de Heather Heyer a la nómina de asesinados. Allí están los nombres de Clément Méric y de Jimmy y de Jimi Joonas Karttunen y de Pavlos Fyssas. Allí están Lucrecia Pérez y Guillem Agulló y Carlos Palomino y Aitor Zabaleta. Porque los extremos nos tocan.

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Sobre poder, democracia y revoluciones

Josu Perea – Alternatiba

Leyéndole a Pablo Stefanoni en Viento Sur un artículo sobre Venezuela «El retroceso ’nacional-estalinista’» (3.8.2017) se removieron en mi cabeza un montón de ideas que tienen que ver con la aparición de los nuevos sujetos políticos que están emergiendo en el ámbito global, que están influyendo en los sistemas democráticos y demandan, por tanto, una profunda reflexión sobre el poder. Stefanoni realiza una crítica descarnada a Maduro y a su defensa de la Revolución Bolivariana, por la utilización que hace de métodos de bajísima calidad democrática, y recurre a Bertrand Russell, que en su obra «Teoría y práctica del bolchevismo» analiza la visita que realizó en 1920 a la Rusia revolucionaria, que «planteó con simpleza y visión anticipatoria algunos problemas de la acumulación del poder y los riesgos de construir una nueva religión de Estado».

La aparición de estos nuevos sujetos que están emergiendo en el ámbito global está influyendo en los sistemas democráticos y demandan, por tanto, una profunda reflexión sobre el poder. La lucha por el poder está en la centralidad de los conflictos políticos que históricamente se han ido dirimiendo, casi siempre, en formas y maneras cruentas. Cada periodo de la historia ha aportado métodos que han posibilitado la toma del poder o su mantenimiento.

Foucault, por ejemplo, a la hora de analizar el poder, lo sitúa en la perspectiva de los micro-poderes que se ejercen en la vida cotidiana. Considera que las transformaciones en la sociedad no se realizarán apropiándose de los aparatos de poder que se encuentran dentro del Estado para sustituirlos por otros. El ejemplo de la Revolución de Octubre ilustra perfectamente ese pensamiento. Se pensó en el control del aparato del Estado como mecanismo unívoco de control del poder, sin tener en cuenta que el poder no está localizado exclusivamente en los aparatos del Estado. Nada cambiará en las sociedades, dice, Foucault, si no se transforman los mecanismos de poder que funcionan fuera de los aparatos del Estado.

La dictadura del proletariado, desde la perspectiva marxista, presuponía que esa transición hacia el socialismo venía dada por la sustitución de los aparatos del Estado, y al igual que otras revoluciones marxistas han focalizado sus luchas en la conquista del aparato del Estado, minimizando otros ámbitos del poder, donde las cuestiones ideológicas han primado y han pasado de puntillas, cuando no los han ocultado, esos otros ámbitos de poder, de ésos micro-poderes de los que habla Foucault. La vida cotidiana está jalonada de múltiples representaciones de esos micro-poderes que históricamente han sido reprimidos por el poder establecido bajo diferentes subterfugios, morales en algunos casos, y como salvaguarda del poder político la mayoría de las veces.

No podemos dejar de tener en cuenta el poder simbólico del que nos habla Bourdieu. Un poder invisible que solo puede ejercerse con la complicidad de quienes no quieren saber que lo sufren o que inclusos lo ejercen. Es un poder omnipresente, es «una especie de círculo cuyo centro está en todas partes y en ninguna».

Las ideologías se sirven de los intereses particulares que se presentan como intereses universales beneficiosos para toda la comunidad. Los sistemas simbólicos cumplen su función política de instrumentos de imposición o de legitimación de la dominación, que contribuyen a asegurar la dominación de una clase sobre otra.

El poder, representado en el Estado, controla, nos dice Bourdieu, las estructuras fundamentales de pensamiento incuestionable y por encima de toda duda. Nos presenta una realidad, tal como es (no puede ser de otra forma), no caben disensos, estamos abocados, no solo, nos dice, «al conformismo moral», sino «al conformismo lógico» sin dejar ningún espacio para la contestación o para el cuestionamiento que resquebraje mínimamente el pensamiento del Estado.

Y claro, aquellos que se colocan al margen de estas estructuras de pensamiento, nunca han tenido cabida porque no están representados y no están integrados en las estructuras de poder, porque no se ajustan a las exigencias políticas y sociales. Es por ello que son expulsados o se quedan en los márgenes que tiene el Estado como soporte estructural. Unas estructuras de poder que ante el mínimo debilitamiento de su núcleo legitimador y ante la ausencia de consenso social, no duda en activar los métodos más abyectos que garanticen su dominación.
Vivimos en una sociedad donde cada vez emerge con más fuerza, lo que Boaventura de Sousa define como fascismo societal. Un fascismo que nada tiene que ver con el regreso al fascismo de los años treinta, sino que tiene que ver con un régimen social de civilización. Es una nueva forma de fascismo que no necesita sacrificar la democracia ante las exigencias de los poderosos, sino que fomenta ésta hasta el punto de que ya no resulta necesario, ni siquiera conveniente, sacrificarla para promover el capitalismo.

Este fascismo de nuevo cuño se manifiesta de diferentes formas y tiene múltiples variables, entre las que se encuentra, por ejemplo, el fascismo financiero, que lógicamente tiene que ver con los mercados financieros, mercados a los que Sousa denomina «economía de casino» que resulta ser el más refractario a cualquier intervención democrática. Una economía financiera que supera seis veces a la economía real, donde los organismos OCDE, FMI, BM, TTIP, CETA, las empresas de calificación de riesgos, rating, todos ellos, auténticos estamentos de poder que traspasan, sin el menor rubor, todos los ámbitos de la democracia formal, hasta el punto de obligar a los gobiernos al cumplimiento de directrices, normas y leyes acordes a sus intereses.

El fascismo de la inseguridad, por destacar otro de los fascismos recurrentes de ese fascismo societal que señala Sousa, consistente en la manipulación de la inseguridad de las personas y de los grupos sociales debilitados por la precariedad del trabajo u otros elementos desestabilizadores; o el fascismo contractual que consagra la disparidad de poder entre las partes del contrato civil o laboral, donde la parte más débil acepta las condiciones, por onerosas que sean, bajo el eufemismo de «la libertad de las partes».

Vivimos un mundo cada vez más interconectado cultural y mediáticamente, que propicia que la renovación de culturas de movilización y protesta, arraigue, cada vez más, y sean más visibles. Los desafíos a hegemonías políticas y económicas, tomarán forma, dependiendo de las redes y de la constatación de las injusticias cada vez más patentes, para activar movilizaciones.

Nos señala Maurizio Lazzarato, que una de las condiciones que resulta indispensable para la reactivación de la lucha de clases es una reinvención de la «democracia» capaz de reconfigurar y de atravesar todo aquello «que incluso teorías políticas muy sofisticadas siguen pensando por separado: lo político, lo social y lo económico». La tarea más urgente, continúa Lazzarato. «consiste en imaginar y experimentar modalidades de lucha que tengan la eficacia de bloqueo que tenía la huelga en la sociedad industrial. El nivel de desterritorialización del mando capitalista nos obliga a ello. Las cabeza duras de capitalistas y gobernantes no entienden otra cosa que el lenguaje de la crisis y el del combate».

El mundo camina hacia nuevas experiencias de las que será necesario aprender, y que pueden revestir incluso un carácter fundador desde el punto de vista de la estrategia revolucionaria para el presente siglo. Las décadas de ascenso imparable del neoliberalismo han coincidido con severas decepciones y retrocesos de los movimientos revolucionarios. Es posible que sea demasiado pronto, nos indica Stavrides, como para poder afirmar, contundentemente, que las políticas dominantes, aquí y en el mundo, hayan entrado en una crisis definitiva sin retorno, pero si es posible observar, como en distintas partes del mundo se están produciendo una serie de fenómenos interrelacionados «que afectan profundamente a eso que podemos diagnosticar como una crisis de legitimidad».

Decía Daniel Bensaid que «será preciso, más allá de la ideología, sumergirse en las profundidades de la experiencia histórica para tejer los hilos de un debate estratégico enterrado bajo el peso de las derrotas acumuladas».

No sé si Maduro y su Revolución Bolivariana, con sus métodos de baja calidad democrática, que dice Stefanoni, habrá analizado todas esas consideraciones sobre el poder que analizamos aquí. Seguramente no tendrá en cuenta esos micro-poderes de los que nos habla Foucault. De lo que sí tengo certeza absoluta es de la calidad democrática de «los alternativos» avalada por algún  insigne y gran demócrata, genuino defensor de democracias «al uso del poderoso» con instrumentos escrupulosamente respetuosos con los derechos humanos (GAL incluido).

Publicado en Naiz

Protestofobia

Jonathan Martínez

Todos los años acechan las serpientes de verano. Noticias que no son noticia estallan en primera plana mientras los periodistas titulares dormitan en la costa y los becarios se desloman en las redacciones. Al fin y al cabo, con algo hay que cebar las rotativas. Este verano, la serpiente ha adquirido las dimensiones de una boa constrictor y se nos ha presentado bajo el nombre de turismofobia, un neologismo tan malintencionado y ridículo como cogido por los pelos.

Hace ya una semana que cuatro jóvenes activistas de Arran sacrificaron el neumático de un autobús turístico en Barcelona y garabatearon con espray un lema en el parabrisas: «El turisme mata els barris». Hace dos semanas la operación ocurrió en Palma. En aquella ocasión fue una mortífera salva de confeti sobre los comensales de un restaurante. Por si fuera poco el alboroto juvenil de Arran, Ernai ha convocado una manifestación en Donostia para denunciar las políticas de turismo basadas en la especulación inmobiliaria y los trabajos precarios.

Los plumillas del biempensar, siempre al límite de la indecencia, han aprovechado la ocasión para pegarse un festín de dignidad a costa de la chavalada. No ha faltado al linchamiento la legión oficial de políticos y charlatanes, todos escandalizados, todos clavando codo para entrar en la foto de la defensa del sector. Entre el repertorio de bufonadas turismofílicas quedará para la posteridad el delirante concepto de turismo borroka y un tuit de Albert Rivera culpando a Puigdemont y Junqueras de autobuses ardientes que nunca ardieron.

Pero debajo del parloteo sobre vandalismo se esconde una realidad ante la que ni siquiera el tertuliano más obstinado puede hacerse el loco. El fenómeno no es exclusivo de Barcelona, ni de Palma ni de Donostia, sino que se manifiesta en muchas otras ciudades del mundo cuyos centros urbanos han sido devorados por el turismo de masas. Urbes enteras desfiguradas para acoger el flujo interminable de visitantes, servicios esenciales desalojados por franquicias de multinacionales y negocios de quita y pon. Ciudades desechables, reconstruidas a pedir de boca de quien está de paso, y al mismo tiempo, hostiles para quien comete la imprudencia de querer vivir en ellas.

A falta de un sector industrial competente, los ingresos del turismo permiten al gobernante de turno salvar los muebles macroeconómicos a costa de contratos temporales y precarios que maquillan las cifras veraniegas de desempleo. A esto hay que sumarle, claro está, los nutritivos dividendos de la especulación urbanística y de la malparada burbuja de la construcción. Últimamente, la irrupción de nuevos modelos de negocio como Airbnb está acarreando un impacto demoledor sobre el precio de los alquileres, y en consecuencia, está condenando a las personas residentes al exilio inmobiliario hacia otros barrios o hacia otras ciudades más asequibles.

El turismo no es un problema. El problema son aquellos que lo están gestionando para su propio lucro y en contra del interés general. El problema son quienes gobiernan el espacio público como negocio privado y lo convierten en un erial inhabitable, una mera zona de tránsito en la que resulta imposible vivir. Los turistas no son un problema. El problema son quienes especulan, quienes se enriquecen con nuestra miseria, quienes nos condenan a trabajos peregrinos que ellos jamás desempeñarían. Los culpables se enfadan, se revuelven porque los jóvenes, los mismos que sirven copas en precario a los turistas, los que no alcanzan a pagar el alquiler, se han permitido el lujo de la protesta. Sabemos quiénes son los culpables precisamente porque no toleran las protestas. Porque los culpables padecen, si me permitís el diagnóstico, un cuadro severo de protestofobia.

Publicado en su blog Zona Especial Norte

Urtaran, los socorristas y la institucionalización de la pobreza

Aitor Miguel – Miembro de Altenatiba y concejal de EHBildu Gasteiz

Durante décadas, Gasteiz ha sido un referente por sus Centros Cívicos y sus instalaciones deportivas. Todos los gasteiztarras estamos orgullosos de estos emblemas de nuestra ciudad y alardeamos de ello allá a donde vamos. Nuestros alcaldes a la cabeza.
 
Ha llegado el verano y hemos vuelto a nuestras piscinas, a Mendi y a Gamarra, a refrescarnos ante el implacable verano de nuestra tierra. Se repetía la idílica estampa de cada verano: niños y niñas bañándose, familias disfrutando del sabroso bocadillo de tortilla, jubilados paseando y tomando el sol, adolescentes perdiéndose por los rincones más recónditos de Mendi, runners y triatletas aprovechando para bañarse tras el entrenamiento.
 
Pero esta semana ha ocurrido algo inaudito. Por primera vez en nuestra reciente historia Urtaran ha tenido que cerrar las piscinas. Por primera vez los gasteiztarras nos hemos quedado sin Mendi y sin Gamarra, sin esos dos grandes complejos municipales de ocio insustituibles que hacen que el verano sea mucho más agradable.
 
Resulta que todo lo que rodea nuestros Centros Cívicos y piscinas no era tan idílico. Resulta que detrás de nuestras tardes de verano en las piscinas había cientos de trabajadores en condiciones precarias. Los socorristas, monitores y hasta 450 empleados de actividades deportivas han tenido que recurrir a la huelga ante la falta de respuesta por parte de subcontratas y alcaldía para solucionar la cronificación de su precariedad laboral. Todo no era tan idílico durante esos inolvidables veranos que hemos disfrutado, había una cara oculta tras nuestro disfrute: los trabajadores que hacen posible que disfrutemos de nuestro tiempo libre han vivido, y viven todavía, precarizados. Sí, muchos de ellos trabajan a jornada completa por escasos 700 euros. Esto significa que esas personas que nos facilitan disfrutar de nuestras vacaciones están trabajando duramente sin que su sueldo les permita tener una vida digna. Sin que su sueldo les permita pagarse una vivienda o formar una familia. O lo que es lo mismo, el sueldo de estos trabajadores no les permite dejar ser pobres. Es gravísimo. Hoy en día tener trabajo ya no es sinónimo de no ser pobre.
 
Desgraciadamente, muchos de los lectores saben de lo que les hablo, porque un 20% de los trabajadores vascos perciben salarios por debajo del umbral de la pobreza. Lo dicen el Ararteko y la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social. La gravedad de lo que acontece aquí y ahora, en nuestras piscinas, es que el que promueve estas inaceptables condiciones de trabajo no es otro que el alcalde, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Es el alcalde Urtaran el responsable de estos servicios, es el alcalde el que elige este modelo de gestión basado en la subcontratación, y es el alcalde el que paga, en definitiva, estas nóminas. Este problema no es nuevo. Urtaran lo conocía. No en vano EH Bildu había denunciado en reiteradas ocasiones las condiciones de explotación laboral en las que trabajaban todos estos empleados de nuestros servicios públicos. Sí, EH Bildu le mostró al PNV en Comisión, ya hace más de un año, las nóminas por importe de 678€.
 
EH Bildu, además de denunciar la grave situación, también demostró que las empresas subcontratadas se quedaban con pingües beneficios. Pero sería vil por nuestra parte quedarnos solo en la denuncia. EH Bildu hizo dos propuestas: en primera instancia propuso la introducción de cláusulas sociales que garantizasen condiciones dignas de trabajo en los subcontratos. Y en segundo lugar, le propusimos al PNV gestionar de forma directa estos servicios municipales, contratar directamente desde el Consistorio a estos trabajadores, garantizarles condiciones salariales decentes, ahorrarnos los beneficios de las empresas subcontratadas…y por supuesto, eliminar todos los riesgos para evitar el esperpento de esta semana y garantizar el control de nuestros servicios. Algo que los usuarios se merecen, en tanto en cuanto pagan religiosamente su cuota anual.

Uno de los principales objetivos de cualquier alcalde debe ser garantizar una vida digna a los y las gasteiztarras, luchar contra la pobreza. Y en este caso se demuestra que el Ayuntamiento, lejos de cumplir con su deber, es un agente activo en el fomento de empleos precarios de 700 euros.

Un vez alcanzado el acuerdo, y a pesar de haber sufrido todas y todos el indeseable cierre de la piscinas, es el momento de agradecer a socorristas, monitores y empleadxs de actividades deportivas que nos hayan abierto los ojos a toda la ciudadanía y nos hayan mostrado que desde la instituciones públicas también se mira hacia otro lado ante la pobreza. Desgraciadamente este positivo acuerdo no pone fin a la pobreza en los servicios municipales. Y como queremos piscinas y servicios públicos de calidad, pero no a costa de la pobreza de nuestros vecinos, animamos a sindicatos y trabajadorxs a seguir presionando a Urtaran y a las subcontratas hasta conseguir unas condiciones laborales que garanticen una vida digna.

Publicado en Noticias de Álava

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La declaración

Luis Salgado – Alternatiba
 
Mariano Rajoy Brey, a la postre presidente del Reino de España, declara hoy en un juzgado por la supuesta corrupción de su partido. El titular está dando mucho juego, pero será eso, un titular que olvidaremos a la vuelta de las vacaciones, aquellos insolidarios que las tengamos, claro está.
 
Me anticipo por horas a esa declaración y me atrevo a afirmar que la misma no significará gran cambio en la realidad corrupta del Estado. No sé, no me consta, ese sobre del que usted me habla, ¿Mariano Rajoy? No sé de quién me habla. Y así terminará el nuevo capítulo.
 
Nueve fallecidos, un hombre en coma, ordenadores destruidos, incontables cabezas de caballo sobre sábanas de satén entre orgía y orgía. No importa nada, ES-PA-ÑA está por encima de esas nimiedades. ¡Se rompe, coño! Y ante eso ustedes se preocupan por cuatro corruptelas. Qué mejor que poner a los jueces a trabajar y que controlen las cuentas de Catalunya. Que han desaparecido 6150 €, y puede que se hayan dedicado a comprar urnas.
 
Es que os ponéis tiquismiquis por unos milloncejos de ná que se desvían a cuentas en Suiza, en Panamá, y hasta en Gibraltar, u otros que sirven para financiar campañas y bocatas de jamón para llenar plazas de toros, y no veis lo importante, que en Venezuela el gobierno detiene a jueces que han elegido en el Parlamento. ¡El acabose! Aquí los jueces los elige directamente el Gobierno y a nadie se le ocurre detenerlos, al menos mientras no muerdan la mano que les da de comer, a ver si se les va a ocurrir tomarse en serio eso de investigar la corrupción.
 
El caso es que hoy declara Mariano Rajoy Brey. ¿Cambiará algo? Sí, no sé, tal vez, depende. Quizás Urkullu nos podría decir algo, al fin y al cabo parece que tiene línea directa con el gallego, el registrador de la propiedad. Pero de eso tampoco habrá noticias. El negocio es el negocio, y de él estamos excluidos quienes no estamos invitados al banquete. Al fin y al cabo, creo que ya todos sabemos de qué va esto. No son manzanas podridas, ni siquiera es el árbol, la corrupción es el sistema, y es el sistema el que quiere que la corrupción sea el presidente. Y así suman 13 millones de votos entre el PP y el PsoE, sin contar con los aprendices regionalistas que no aparecen en las listas hasta que se les ocurre hablar de independencia, ¿verdad, Iñigo?
 
Hoy declara Mariano Rajoy Brey, mañana todo seguirá igual. UNA, GRANDE y LIBRE de impuestos para los corruptos. Así vamos, así nos quedamos. Apuesto por Rato para la siguiente “novena”. 
 
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Somos los nietos…

Luis Salgado – Alternatiba

Seguramente muchas de las que leáis este post al ver el título habréis empezado a tararear el tema de La Polla, “Somos los nietos de los obreros que nunca pudisteis matar…” Y hoy vengo a deciros que, aunque puede que muchos lo sean, la verdad es que en este Estado de Desecho en el que vivimos son más quienes son nietos y biznietos de los fascistas que alcanzaron el poder. Así es. Duro y descarnado. El golpe de estado se llevó por delante a varias generaciones de luchadoras. Muertos en la batalla, asesinados en la retaguardia, represaliados en la derrota, humilladas, emigradas a los campos de concentración franceses, a la lucha contra el fascismo en la II Guerra Mundial, a Auschwitz, a México,… Partimos en clara desventaja.

Hoy, 18 de julio, las redes arderán denunciando aquel golpe y a quienes aún hoy lo perpetúan. Yo siempre he celebrado el 19. El sueño, la utopía de una revolución social inconclusa. De la Diagonal repleta de barricadas y naranjeros sin aroma a azahar. De Durruti, de los hermanos Ascaso tomando el cuartel de Atarazanas. Del cuchillo y la mantequilla en Aragón. De las puertas del Pilar. De la enésima traición. De la defensa de Madrid. Prefiero pensar en el sueño truncado.
 
Después la noche más oscura para unos, el sol eternamente en su cenit para los vencedores. Armados de poder, de bula, de impunidad. Sin transición, sólo un leve girar y algo de maquillaje. Pero al otro lado no queda casi nadie. ¿Quién defenderá las Ramblas? Llegamos al 81º aniversario de la derrota, y no se han recompuesto las defensas. 81 años de Una, Grande y Libre que abrazan derecha e izquierda al unísono.
 
Es cierto, despierta levemente la conciencia. La rebeldía acallada. Hoy se ven más tricolores en los balcones. También resurgen viejas pretensiones catalanas. El pueblo vasco parece decir algo, pero sus Jauntxos todavía están valorando su precio en el mercado, como aquel 18 de julio, como aquel acuerdo de Santoña. Pero la revolución quedó olvidada. Nadie asalta los cielos. Se aspira a la nada.

Toda violencia injustificada, aun cuando los tanques en Bruch nos recuerdan a Queipo, Mola, Sanjurjo, Franco. Si hoy es 18 de julio, mañana no habrá nadie tras las barricadas. Quizás otro Largo Caballero firme otra traición por un puesto en el Consejo de Estado.

Se equivocaba Don Gregorio al gritar; “si conseguimos que una sola generación crezca libre, tan solo una sola generación, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad, nadie les podrá robar ese tesoro”o quizás tenía razón y lo que nos falta es libertad, y la libertad cuesta, no vendrá con batucadas. Así que hoy, 18 de julio, a 81 años de la barbarie perenne, con los tanques a las puertas de la Ciudad Condal, hazte una pregunta; ¿A qué abuelo vas a honrar? La primera batalla del sueño se librará en octubre, 100 años después, no caben medias tintas. De perfil sólo los reyes en las monedas.
 
“Quien quiera ser águila que vuele. Quien quiera ser gusano que se arrastre, pero que no grite cuando le pisen”
 
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62,5 años no son nada

Luis Salgado –  Alternatiba
 
No lo son. Sesenta y dos años y medio son menos que los 80 que lleva el franquismo gobernando España con diferentes maquillajes, y ahí lo tienen, lozano y resplandeciente. Sesenta y dos años y medio por el tobillo de un Guardia Civil lo convierte en el tobillo más caro de la historia, ni el de Messi tendrá esa tasación.
 
Es cierto, y raudos saldrán de la caverna para recordárnoslo, que se trata de la petición fiscal, que esta será reducida seguramente por el juez o la jueza. Pero cabe decir dos cosas. Por mucho que se reduzca dicha petición, la condena huele a exagerada, vengativa y ejemplarizante, pero no huele a justicia, la mires por donde la mires. Y tampoco es tontería pensar que la fiscalía, esa que pide sesenta y dos años y medio por un tobillo roto a un Guardia Civil fuera de servicio y en un bar a las tantas de la madrugada, es la misma fiscalía que ejerce de defensa cuando el acusado es alguien de la Familia Real, o del PP o…
 
62,5, sesenta y dos años y medio, hirurogeitabi urte eta sei hilabete, LXII, lo digas como lo digas es una condena a muerte. Sí, es así. Basta mirar las estadísticas de las prisiones españolas en las que mueren más de 200 reos al año y con esta barbaridad de años… tienes más boletos que Fabra en la lotería de Navidad. Y sí, ya sé que no se cumplen íntegros, pero sigue siendo una condena a cadena perpetua, ¡Por un tobillo!
 
En total han sido 375 años los que pide la fiscalía para ocho jóvenes de Altsasu por una pelea de bar que de haber sucedido en Alcántara se hubiera saldado con multas de entre 600 y 6000€. Y las comparaciones son odiosas. Para los responsables (juzgados) de los GAL se pidió en su día 271 años por 27 asesinatos. No cumplieron ni un 10% de esa condena. 22 años piden a una “manada” de descerebrados que violaron, robaron y golpearon a una joven. El kilo de Guardia Civil se paga muy caro, parafraseando a Federica Montseny.
 
Hoy me hierve la sangre. Esto no es un Estado de Derecho. Vivimos subyugados a un Estado de Desecho permanente. Y que nadie vea aquí una justificación de los hechos. Creo que nunca se puede justificar una paliza grupal a las tantas de la mañana, por muchos “peros” que se quieran poner. Pero de ahí a juzgar por terrorismo una bronca tabernaria va todo un abismo.
 
Pero también me hierve la sangre por el silencio cómplice de quien piensa que no va con ellos. ¿Dónde se metieron ayer, dónde se meten hoy, los excelsos líderes de la “nueva política? Al menos Garzón e IU han hablado, pero ¿dónde están esos de la “política sensata”, esos “indignados” de coleta? Del enemigo sé que debo esperar, cuídate de quien se dice amigo y calla.
 
Leer en su blog El mundo imperfecto

Connolly; socialista irlandés

 
La causa obrera es la causa de Irlanda, la causa de Irlanda es la causa obrera
James Connolly
 
Hector Prieto – Alternatiba
 
Hace tiempo que me apetecía escribir sobre la historia heroica de Irlanda, esas primeras décadas del siglo XX donde finalizó el férreo dominio británico sobre la tierra del arpa. Esta historia es un aprendizaje, no solo se trata de conocer el pasado para entender el presente, ni siquiera es solo un ejemplo ideal, sino los sueños de una nación por su independencia en este momento tan de actualidad con el referéndum en Cataluña. Se trata más bien de imaginar un futuro a través del espejo irlandés y la figura de James Connolly, un revolucionario y mártir del socialismo, referencia del nacionalismo de izquierdas.
Empezando por el origen de la ocupación inglesa de la isla y el consecuente conflicto irlandés, perdura casi hasta la actualidad. De elegir una fecha, sería el 1166, en aquel año un noble local de nombre McMorrough ambicionaba el control de la ínsula. Para ello pacto con los normandos, vasallos de Enrique II de Inglaterra, que bajo el liderazgo de Ricardo de Clare conquistaron el territorio obviando a McMorrough, posteriormente entregando Irlanda a la Inglaterra de Juan ”sin tierra”.
Sin profundizar en demasía, en la segunda mitad del XIX se produjo la Hambruna de la Patata, una masiva migración a EEUU y Australia y el auge del sentimiento antibritánico. Así, tras años de lucha armada, llegamos a la Insurrección de Pascua de 1916, una derrota de sectores nacionalistas e izquierdistas que marcó un hito en la lucha por la libertad. Aquí fue protagonista un tal James Connolly.
Connolly nació en Edimburgo en 1868, hijo de irlandeses emigrados a Escocia. Comenzó a trabajar con apenas 11 años conociendo la dura vida fabril y apenas 3 años después se alistó en el ejército británico, siendo designado a Dublín. Pronto comprendió la situación de la patria de sus padres y se acercó a la lucha sindical y al marxismo como solución para una independencia, con una transformación económica y social revolucionaria. Por ello dejó el ejército que ocupaba su Irlanda para dedicarse a la lucha emancipadora de la clase obrera irlandesa.
Si mañana echáis al ejército inglés e izáis la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, a menos que emprendáis la organización de una república socialista todos vuestros esfuerzos habrán sido en vano. Inglaterra todavía os dominará. Lo hará a través de sus capitalistas, de sus terratenientes, a través de todo el conjunto de instituciones comerciales e individuales que ha implantado en este país y que están regadas con las lágrimas de nuestras madres y la sangre de nuestros mártires. Inglaterra os dominará hasta llevaros a la ruina, incluso mientras vuestros labios ofrezcan un homenaje hipócrita al santuario de esa Libertad cuya causa traicionasteis.”
Siempre ligado a la lucha sindical, respondió a las amenazas patronales formando en 1913 una milicia de inspiración socialista de nombre Ejército Ciudadano Irlandés. Este pequeño grupo de apenas 250 miembros tendrá un papel muy activo en el levantamiento de pascua. Empleando su experiencia militar, planeaba un golpe revolucionario contra la ocupación británica, no obstante, los líderes nacionalistas Patrick Pearse y Tom Clark le persuadieron para organizar un levantamiento conjunto a mayor escala. Lo cierto es que estos últimos formaban parte de los Voluntarios Irlandeses, brazo armado de un movimiento político y cultural clandestino llamado Hermandad Republicana Irlandesa, mucho más numerosos que los chicos de Connolly.
 
 
La Insurrección de Pascua de 1916 merecería un artículo completo, pero resumiendo, diríamos que los rebeldes tomaron los puntos clave de la ciudad de Dublín. El ejército inglés empleó un número superior de hombres, artillería y armamento más moderno, con lo que acorralaron a los últimos resistentes en la Oficina de Correos. Finalmente se rindieron para no ser masacrados, James Connolly estaba allí herido en el tobillo, la revolución había fracasado.
Los principales líderes del levantamiento fueron condenados a muerte, fue frente a un tribunal militar en el Castillo de Dublín, sede del gobierno británico en Irlanda. Connolly estaba herido de gravedad y su sentencia fue establecida frente a la cama de la enfermería. Tal era su situación que tuvo que ser fusilado sentado en una silla, en la cárcel de Kilmainham Gaol el 12 de mayo de 1916. Antes de su ejecución entregó una última carta a su hija Nora, que se puede leer integra en www.sinpermiso.info.
 
Creemos que el gobierno británico no tiene ningún derecho en Irlanda, que nunca tuvo ningún derecho en Irlanda y que nunca tendrá ningún derecho en Irlanda. Por ello, la existencia de irlandeses dispuestos a morir para afirmar esta verdad, en cualquier generación, e incluso aunque sean una respetable minoría, convierte a ese gobierno, para siempre, en un usurpador y un criminal contra el progreso de la humanidad.
 

Agradezco personalmente a Dios haber vivido para ver el día en que miles de irlandeses, adultos y jóvenes, así como cientos de mujeres y muchachas irlandesas, estuvieron dispuestos a afirmar esta verdad, y a demostrarlo con sus vidas, si la situación así lo exigía.

 
James Connolly, Comandante general de la División de Dublín
 
Ejército de la República irlandesa

Estos hechos demostraron tiempo después que la valentía de aquellos no fue en balde, aquella derrota y la represión británica alentó a todo un pueblo en la expulsión del ocupante. Incluso en los momentos más difíciles y violentos hay mujeres y hombres dispuestos a defender sus convicciones, la dignidad humana y de los pueblos. Esa clase de revolucionario era James Connolly, socialista irlandés.

Del blog de Hector Prieto Atxabalta reDvolution

Corrupción de Alta Velocidad

Oskar Matute

El pasado lunes día 26 de junio Luis Bárcenas compareció en el seno de la comisión para la investigación de la financiación irregular del PP del Congreso de los Diputados de Madrid. Durante su comparecencia, pocas fueron las palabras o respuestas que conseguimos arrancarle los diputados allí presentes. Y es que bajo el supuesto del silencio como legítima defensa, cada vez parece más claro que se esconde realmente un «Omerta», un pacto de ley de silencio, que salve al PP de sus presuntas responsabilidades y minimice el castigo para la cabeza de turco de este modelo de corrupción tan evidente como presente en el funcionamiento del estado español y su modelo económico.

En dicha comisión, tanto desde ERC como desde EH Bildu, sostuvimos una tesis: la corrupción es sistémica y no coyuntural, generalizada y no eventual, evidente y no sorprendente. Y Luis Bárcenas no es sino un peón de un modelo de negocios y relaciones de la economía con la política donde estás prácticas de sobresueldos, donaciones al partido recompensadas con obra pública, puertas giratorias y enriquecimientos vertiginosos son lo habitual, lo inherente al milagro español.

¿Y por qué sostenemos lo que acabamos de decir? Las evidencias, desde nuestro punto de vista, son varias y muchas de ellas vienen plasmadas en todo lo que acompaña a los «papeles de Bárcenas» y  se materializa en las concesiones de obra pública a lo largo y ancho de la geografía del actual estado español, con un papel notable e incluso estelar de las obras del Tren de Alta Velocidad en nuestro país.

Bárcenas sostiene que las donaciones que diferentes empresarios realizaban al PP, por encima de lo legalmente permitido (nuevamente el poder económico por encima del poder político), eran donaciones realizadas desde el afecto, simpatía o adhesión con el partido y sin contraprestación por parte de este a los donantes en modo alguno. Así, surgen al menos dos cuestiones relevantes a analizar. De un lado si todas las empresas implicadas en los papeles de Bárcenas son o eran afines al PP, y de otro si estas no se beneficiaron a posteriori de «ayudas» bajo la forma de concesiones de obra pública. Vayamos por partes:

Es evidente que muchos de los donantes son afines a quienes nos malgobiernan, dado que las políticas de estos siempre les benefician a ellos, unos pocos, en detrimento de la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas pero… ¿todos los donantes son afines?

Entre los donantes aparece una empresa vasca, Urazca con 90.000 euros en el 2007 por parte del entonces consejero delegado de la firma, Ignacio Ugarteche y cuyos fundadores han estado vinculados de forma mucho más estrecha y directa a otro partido, de gran implantación en la Comunidad Autónoma Vasca o Bruesa en las personas de Antonio Pinal Gil o Emilio Álvarez López con 48.000 euros en 2006 que siempre han presumido de sus estrechas relaciones con otro partido estatal fuerte que no resulta ser el PP. ¿Seguimos sosteniendo que son donativos hechos desde la adhesión ideológica al PP de las empresas, incluidas estas que hemos citado, o pasamos a sopesar la posibilidad de que cualquier empresa que quiere entrar en la ruleta de la concesión de obra pública del estado debe pasar por caja? Por la caja B, por supuesto.

En respuesta a una solicitud de información por escrito que desde EH Bildu realizamos el 14/9/2016 y que nos fue remitida el 31 de mayo del 2017 relativa a las empresas adjudicatarias de los tramos del TAV ejecutados por ADIF en nuestro suelo (lo relativo a la conocida como Y vasca ferroviaria) encontramos respuesta a nuestra sospecha expresada en el párrafo anterior. En la relación de empresas adjudicatarias están prácticamente todas las empresas que aparecen en los papeles de Bárcenas y que, en consecuencia, figuran como imputadas en el proceso sumarial abierto. Entre los adjudicatarios de tramos del TAV están OHL, Sacyr Vallehermoso, Azvi, FCC y Urazca entre otras que, casualidades de la vida, en muchos casos expresan su necesidad de ser altruistas mediante donaciones al PP en los meses posteriores o anteriores a la adjudicación de algún tramo o trazado del TAV en nuestro país a lo largo de, al menos, 8 años desde el 2000 al 2008. ¿Es casualidad o causalidad? Para nosotros y nosotras, sin duda se trata de lo segundo.

El trabajo de la comisión no ha hecho sino comenzar y nos quedan por delante muchos comparecientes por escuchar y a quienes preguntar, además de toneladas de papeles que estudiar. El lunes fue el, por algunos llamado «Luis el Cabrón», quien abrió la ronda. Sus papeles aterrizan el debate y ponen nombres y apellidos a un latrocinio constante de dinero público y a una sumisión obscena de lo público para el beneficio de las élites de siempre. Pero habrá más, llegará Álvaro Correa, cerebro de la Gürtel, y otros más que señalan con claridad este expolio y sus formas de operar.

Desde EH Bildu seguiremos peleando por desenmascarar a los chorizos que se llevan el dinero público de todos y todas, que sacrifican nuestra dignidad a golpe de recortes en sanidad, educación y servicios sociales para que estos, los de siempre, se forren con cemento y obras faraónicas de dudosa o nula utilidad y rentabilidad económica, social y medioambiental como el TAV. Pero algo ya tenemos claro y esto no ha hecho más que empezar en dicha comisión. La corrupción es una hidra que trepa por todo el sistema económico y político imperante en el estado español y la mejor manera de hacerle frente es levantar desde nuestra propia realidad un edificio con cimientos sólidos y firmes que se libre de esa «aluminosis» que corroe el edificio del estado español. Esa realidad por construir de forma sana, justa y digna se llama Euskal Herria.

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