Kukutza, ven y cuéntalo

Igor Ahedo Gurrutxaga (Profesor de Ciencia Política de la UPV/EHU) > DEIA

IMAGÍNATE un barrio sin equipamientos, sin centro cívico, con una plaza que los y las vecinas diseñaron y arrancaron a base de esfuerzo, aunque no pudieron evitar que una autopista de seis carriles la sobrevolase, amenazando a los niños y niñas que juegan bajo miles de camiones, coches y vehículos. Imagínate un barrio que solo es noticia cuando ocurre un accidente, cuando un pirómano prende fuego contenedores, cuando se inunda.

Imagínate, también, un barrio que como consecuencia de sus condiciones, de su abandono, luchó para dejar de ser «la costa del barro», que luchó por las escuelas, por la salud, por el deporte. Imagínate un barrio en el que los y las vecinas ocuparon viviendas de protección oficial abandonadas para sus vecinos damnificados por las riadas. Imagínate un barrio que tuvo que secuestrar autobuses para conectarse con Bilbao, un barrio que creó una biblioteca popular de 17.000 volúmenes, una universidad popular, un módulo psicosocial…

Imagínate un barrio que se le pagó el coraje en la defensa de la democracia -como cuando se enfrentó a la alcaldesa franquista Pilar Careaga- con el olvido, castigándolo a seguir siendo periferia, sin equipamientos culturales, sin programación cultural, sin medios de comunicación como el metro o el tranvía, con zonas degradadas que nadie cuida, con gravísimos problemas urbanos.

Imagínate unos jóvenes que recogieron el testigo de sus amas y aitas. Que decidieron continuar la lucha de quienes consiguieron semáforos, escuelas, cultura. Imagínate un edificio industrial abandonado, en el que las ratas campan a sus anchas como siniestra compañía de decenas de muertos vivientes enganchados a la heroína. Imagínate que esos jóvenes ocupan esos 6.300 m2 abandonados y comienzan a sacar las txutas y toneladas de escombros. Imagínate que poco a poco, durante 13 años, llenan ese edificio abandonado de vida. Imagínate que crean la única escuela de circo de Bizkaia, el rocódromo de escalada más grande de nuestro territorio. Imagínate que hacen un comedor vegetariano, que ceden su espacio a minusválidos para que hagan deporte, a amatxus para que hagan manualidades, a niños y niñas para que aprendan a ser trapecistas. Imagínate que ese centro ocupado organiza actividades. Miles de actividades. 500 veces más actividades que las programadas en trece años por el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno vasco juntos. Imagínate que esos jóvenes, conscientes de la desconfianza iniciales de los y las vecinas, organizan visitas guiadas, fiestas en verano para los y las chavalas de la zona, que deciden que todos los actos acaben a las doce de la noche para no molestar el sueño de quien quiere descansar.

Imagínate ahora que la constructora propietaria del solar lograse que ese suelo industrial se recalifique como urbanizable. Imagínate que el Ayuntamiento hace oídos sordos a una petición de la asociación de vecinos de 1995 para que el suelo fuera para equipamientos. Imagínate a esa constructora frotándose las manos, viendo cómo se revaloriza el suelo. Imagínate que 20 años después, cuando el Ayuntamiento pide a la empresa que arregle la fachada, esa decide que «para qué gastar un duro». Imagínate que decide demoler el edificio. Imagínate cómo se sentirán esos cientos de jóvenes que se han dejado la piel para hacer realidad sus sueños.

Ese barrio se llama Rekalde. Y ese sueño es Kukutza.

Estos días, Kukutza ha sido visitado por centenares de personas, políticos, urbanistas, profesores de universidad, responsables culturales de diversas instituciones vascas. Centenares de personas han visto que los sueños de esos jóvenes se hicieron realidad. Pronto serán varias decenas de miles las personas que se han emocionado viendo el vídeo que hicimos 500 vecinos y vecinas para enseñar al mundo nuestro sueño (lo puedes ver en YouTube buscando Kukutza III lipdub). Centenares de personas han recorrido estos días sus instalaciones y se han sorprendido del dinamismo, del apoyo a Kukutza. Se han convertido en embajadores de nuestros sueños. Kukutza ha pasado a ocupar un lugar en su corazón.

Dice el ayuntamiento que ellos no pueden entorpecer la petición de licencia de demolición. Dicen que es propiedad privada y que el dueño puede hacer lo que quiera con el edificio. No dicen, sin embargo, que el edificio está catalogado como patrimonio industrial. No dicen, tampoco, que hay soluciones políticas. Pueden comprar el terreno. Se lo pueden permutar al propietario por otro. En sus manos está salvar una iniciativa que ha llenado de vida a Rekalde, que se entronca con su historia, que es un referente cultural internacional.

Todo lo que te he contado no es imaginación. Es realidad. Es un sueño hecho realidad que se puede convertir en una pesadilla ante la falta de coraje de una clase política que no hace nada por defender el patrimonio público frente a la rapiña de una minoría.

Kukutza es real. Está vivo. Lo puedes comprobar. Lo puedes ver con tus ojos. Lo puedes sentir en tu corazón. Ven, acércate, mira la escuela de circo, mira el camerino del teatro, el tatami para artes marciales. Ven y acércate a ver su biblioteca, su comedor popular. Ven y cuéntalo. Los sueños se hacen realidad. Y las pesadillas se pueden evitar.

No tenemos tiempo. Las excavadoras rugen y los despachos municipales miran a otro lado. No podemos permitir que se laven las manos. No podemos permitir que una vez más, el lucro privado acabe con nuestro derecho a una vida mejor. Ven y cuéntalo. Acércate a Kukutza antes de que sea tarde. Atraviesa la puerta y prepárate a soñar. Ven y cuéntalo. Indígnate. Que no se laven las manos. Indígnate. La política no es la gestión de los intereses privados sino la defensa de los intereses públicos. Indígnate. Que hagan política. Que defiendan nuestros sueños. Que nos defiendan. Indígnate. Ven y cuéntalo. Kukutza no tiene nada que ocultar.

Que no conviertan nuestros sueños en escombros. El 16 de julio hay una cita con la esperanza. Miles de personas exigiremos respeto, reconocimiento, y sobre todo, que nos dejen seguir soñando.

La enfermedad de Chávez genera grandes incertidumbres en el país

Luismi Uharte (Sociólogo) > GARA

Hace aproximadamente dos años, el foro que organizó el Centro Internacional Miranda en Caracas para evaluar la primera década de Revolución Bolivariana destacó, entre otras cuestiones a debate, la debilidad del proceso en cuanto al modelo de liderazgo instaurado, ya que la dependencia respecto al máximo líder -Hugo Chávez- era más que evidente.

La necesidad de impulsar un tipo de liderazgo más colectivo fue señalada por la gran mayoría de los pensadores participantes. Sin embargo, la reciente y grave enfermedad del presidente vuelve a demostrar la fragilidad de la continuidad del proceso de cambio si hipotéticamente Chávez desapareciera del escenario político.

La fragilidad es aún mayor si tenemos en cuenta el actual empate técnico entre el chavismo y la oposición, evidenciado en las elecciones legislativas del año pasado y la relativa cercanía de las próximas presidenciales en diciembre de 2012.

Liderazgo unipersonal

La presencia o no de Chávez, en el corto y medio plazo, resulta por tanto fundamental para vislumbrar las opciones de permanencia del gobierno bolivariano tras los comicios del próximo año. La derecha opositora, articulada a través de la autodenominada Mesa de la Unidad `Democrática (MUD), mantiene su matrimonio de conveniencia debido a un único leit motiv: el antichavismo. En consecuencia, una contienda sin Chávez probablemente provocaría una fragmentación de los partidos conservadores.

De cualquier manera, en un escenario con Chávez como candidato del bloque bolivariano, la unidad opositora parece que se materializará, en gran medida por la presión que Estados Unidos ejerce permanentemente y además, por el aumento del apoyo ciudadano al Ejecutivo de Chávez según las últimas encuestas, como muestran los datos de la empresa demoscópica GIS XXI. Según este grupo, Chávez acumula un 49,5% de apoyo, frente a los momentos más críticos a principios de 2010, cuando se redujo a un 37%.

Lógicamente, la evolución de estos porcentajes va a depender de las políticas que aplique el Ejecutivo en una serie de áreas estratégicas, fundamentalmente en el ámbito interno, aunque sin infravalorar los efectos de la política exterior.

América Latina

A pesar de que no es el frente decisivo en términos de incidencia electoral, la política exterior, fundamentalmente a nivel regional, será un área a tener en cuenta en los próximos meses.

El tema más conflictivo en estos tiempos son las consecuencias derivadas del Pacto con el gobierno colombiano, principalmente por la firma de un acuerdo de «seguridad». La deseable recuperación de las relaciones diplomáticas y económicas bilaterales ha venido de la mano de un cambio radical en materia de seguridad, que ha traído como consecuencia la entrega -que no extradición- de militantes de la insurgencia colombiana e incluso hemos asistido a un salto cualitativo con la entrega del periodista sueco-colombiano Joaquín Pérez Becerra.

Probablemente, el desgaste interno no ha sido notable pero sí el internacional, por la crítica generalizada de numerosos grupos de izquierda extranjeros que apoyan la Revolución Bolivariana. Algunos analistas han achacado a la realpolitik este giro en relación al conflicto colombiano. Por su parte, dirigentes gubernamentales han reconocido en privado que el Ejecutivo de Chávez ha hecho una apuesta por intentar acabar con toda sospecha internacional de connivencia con grupos armados.

Un elemento estratégico en política regional será la puesta en marcha de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que inicialmente iba a materializarse el 5 y 6 de julio de este año en Venezuela. La enfermedad del presidente ha pospuesto la cita, pero indudablemente en un breve plazo se oficializará, con un protagonismo fuerte por parte venezolana y del propio Chávez. La creación de una institución que pretende de facto sustituir a la OEA, controlada históricamente por Washington, será un paso de gigante en materia de integración regional soberana.

Política interna

Pero donde el gobierno y Chávez van a afrontar un reto decisivo será en asuntos de orden nacional y más concretamente en relación al impacto de los nuevos programas sociales, como la Gran Misión Vivienda Venezuela.

Las esperanzas generadas por el gobierno en millones de personas con el lanzamiento del nuevo programa habitacional deberán ser satisfechas por lo menos parcialmente, si se quiere mantener e incluso mejorar el apoyo ciudadano. Los resultados en política de vivienda han sido de los más decepcionantes, en comparación con el éxito de los impactos educativos y sanitarios, tras 12 años de gobierno bolivariano.

Desde 1999, el Ejecutivo ha lanzado numerosos programas habitacionales que no han revertido el déficit habitacional de la IV República, que hoy día se calcula en cerca de dos millones de viviendas. Las promesas constantes de construir más de 100.000 viviendas por año no se han visto acompañadas por las cifras reales. Por ello, la percepción de un avance en este terreno a lo largo de los próximos meses será fundamental.

Giro ideológico o eficiencia

El empate técnico ha sido utilizado como excusa por la «derecha endógena» bolivariana para justificar un giro ideológico hacia posiciones más moderadas. Vladimir Acosta, uno de los pensadores venezolanos más perspicaces, ha alertado sobre un viraje del Ejecutivo hacia posturas de centro-izquierda.

Es difícil prever si finalmente los sectores más conservadores impondrán su línea. Lo que resulta más evidente es que la recuperación de un porcentaje de apoyo más masivo no vendrá de la mano de una derechización del proceso, sino de una mejora sustancial de la eficiencia, no en clave neoliberal-empresarial sino en términos sociales, es decir, de los servicios básicos (electricidad, agua…), vivienda, inflación…

 

Foto de cabecera: Logotipo del MVR, autor Tomatejc

Video entrevista: Ariznabarra, 34 meses en huelga

Hace casi tres años, 90 mujeres trabajadoras de la  Residencia “Ariznabarra” para la tercera edad decidieron iniciar una huelga en defensa de sus derechos laborales. La huelga terminó 34 meses después. Este video es una breve crónica de un conflicto que ilustra la injusticia del actual modelo de cuidados, la responsabilidad de las instituciones públicas y la fuerza de lucha colectiva. 

El enmascarado proceso de privatización de los servicios de cuidados

Foto: Natalia IniguizAsistimos, en la actualidad, a un fuerte proceso de desmantelamiento del estado de bienestar que pasa, en parte, por la privatización de lo público. Entre el carácter público de un servicio y su privatización no hay un abismo insondable, sino una línea de continuidad en la que la mercantilización se va justificando a medida que se redefine la propia noción de lo público. Se dice, por ejemplo, que el Sistema Vasco de Servicios Sociales (SVSS) garantiza los derechos de la ciudadanía aunque estos servicios se proporcionen por entidades privadas concertadas – con o sin ánimo de lucro – porque, en última instancia, hay un control de calidad y una financiación pública.  Este proceso, más o menos sutil, oculta las verdaderas intenciones de las instituciones públicas vascas de crear nuevos espacios para la obtención de beneficios privados, adelgazando la responsabilidad pública en la satisfacción de las necesidades de cuidados y reforzando el desigual acceso a un derecho tan básico como el cuidado a personas en situación de dependencia. La actuales políticas públicas en relación a la provisión de cuidados podría simplificarse en un lema que no nos encontraremos en las marquesinas de los autobuses: “derechos sí, siempre que puedas pagarlos”.

El reconocimiento de la iniciativa privada en la provisión de cuidados recibió un gran espaldarazo después de la aprobación de la Ley de Dependencia y la Ley de Igualdad. A partir de estas dos leyes se fortalece la expansión de las empresas privadas, muy interesadas en obtener una parte de los beneficios que generan los cuidados. De esta manera, los cuidados siguen recayendo en manos femeninas pero no sólo dentro de la institución familiar sino también en el mercado laboral.

Así, el erroneamente denominado cuarto pilar del estado de bienestar nace más privatizado que ninguno de los otros tres (sistema de salud, educación y pensiones) al prever desde el inicio la existencia de prestaciones económicas asociadas a la compra de servicios en el mercado. En otras palabras, se da por hecho que la red pública será insuficiente, y no de manera temporal ni excepcional, sino generalizada y sostenida en el tiempo. Además, la figura del copago alcanza unas proporciones desconocidas en comparación con otros servicios públicos. De acuerdo con la memoria económica de la ley de dependencia se calcula que el copago financiará el 35% del coste total, fomentando la transferencia de recursos de las personas en situación de dependencia hacia el capital privado. No es el conjunto social quien, en base a un principio de solidaridad, se hace cargo del coste de un servicio que debería ser público, sino que se responsabiliza a las propias personas en situación de dependencia de sus diferencias.

Por otro lado, la privatización no ha servido para visibilizar socialmente el trabajo de cuidados en la medida que entendemos que ésta tendría que ver con: remuneraciones decentes, reconocimiento de saberes y derechos laborales asociados. Muy al contrario, al hablar de cuidados profesionales, nos encontramos ante un sector feminizado muy basado en el empleo precario, tanto en el ámbito de lo público (donde todas las Diputaciones vascas, sin excepción, han promovido procesos de subcontratación, precarizando así el empleo en el sector público), como en el de lo privado con y sin ánimo de lucro. Así, después de la última reforma laboral y sin mecanismos expresos de exigencia por parte de las instituciones públicas, todo apunta a la consolidación de un sector con alarmantes índices de precariedad, tal y como demuestran la proliferación de conflictos laborales en el sector a lo largo y ancho de Euskal Herria.

A pesar de la creciente precariedad del sector, las instituciones y un discurso neoliberal cada vez más extendido defienden la privatización de los cuidados en la medida que crea un nuevo espacio de expansión empresarial y permite aumentar la tasa de ocupación femenina. De acuerdo con este discurso, estaríamos matando no sólo dos sino tres pájaros de un tiro: mayor tasa de empleo femenina,  mejor cobertura en la satisfacción del trabajo de cuidados introduciendo mayor flexibilidad en la gestión y una mejora de los supuestos indicadores de bienestar: a saber, el incremento del PIB y tasa de empleo. El último estudio elaborado por el PSOE en el País Vasco, siguiendo a pie juntillas lo dictado por el PNV, lo expresa muy claramente en su lista de recomendaciones “a las administraciones públicas con competencias en materia de servicios sociales se les recomienda que integren el potencial de empleo y crecimiento económico en la evaluación del coste/beneficio del despliegue del sistema de servicios sociales y en la reflexión sobre su sostenibilidad”.

Este discurso que se extiende bajo la falsa promesa de más empleo para las mujeres silencia el impacto del proceso de privatización sobre la garantía de derechos de toda la ciudadanía y, en especial, de los de las mujeres. Por un lado, ignora la dificultad de garantizar unos cuidados de calidad cuando están sujetos a una lógica productivista ya que las empresas privadas establecerán estándares de calidad sumamente diferenciados según el precio que se puede pagar, provocando un crecimiento muy fuerte de las desigualdades sociales. En otras palabras, cada persona recibirá los cuidados precisados en intensidad, contenido y calidad desigual según el poder adquisitivo.

Por otro lado, se fortalece un sector caracterizado por el recorte de los costes laborales, siendo ésta la vía fundamental de reducción de costes en un sector intensivo de trabajo. Esto supone la imposición de una fuerte presión a las trabajadoras, que intentan proporcionar un buen servicio aún cuando padecen condiciones de alta precariedad. Como consecuencia, este se reafirma como el sector laboral en el que se concentren las mujeres migrantes, dificultando sus posibilidades de movilidad laboral hacia otros sectores.

Por último, se consolida un modelo dual de sociedad. Por una parte, se sitúan aquellos segmentos de población con suficiente poder adquisitivo que satisfacen la mayor parte de las necesidades con la compra de servicios privados, principalmente empleadas del hogar, máximas exponentes de la precariedad y con una creciente representación de población migrante. Por otra parte, se sitúan aquellos segmentos de la población que no tienen nivel de consumo y sustituyen compra en el mercado por provisión gratuita de servicios, siendo aquí absolutamente principal la figura de la cuidadora que, por supuesto, ejercerá este trabajo bajo unas condiciones paupérrimas.

En definitiva, los servicios públicos de cuidados que se han creado no son tales, sino que nacen privatizados- o se están privatizando- generando la proliferación de empleos sumamente precarios y de cuidados de dudosa calidad sometidos a las exigencias de la rentabilidad capitalista. Así, se multiplican las desigualdades sociales en la medida que puedan o no comprase cuidados de mayor calidad. Si queremos revertir este proceso y apostar por un modelo que satisfaga los derechos de todas las personas deberíamos de convertir en temas centrales de nuestras reivindicaciones la férrea defensa de los servicios públicos de calidad y gestión directa por parte de las instituciones públicas, el cuestionamiento de la ley de extranjería o la modificación de la regulación de las trabajadoras del hogar. No podemos justificar políticas que no resuelven los problemas, sino que los trasladan a las “otras” (sean quienes sean las otras).

 

Foto: Natalia Iñiguiz, de la exposición «Dependencias Mutuas».

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¿Quién asume la responsabilidad en la sostenibilidad de la vida?

Son múltiples los factores, y lo es de forma clave el cambio en el rol de las mujeres, que han desestabilizado el modelo previo de reparto de responsabilidades de cuidados y que han hecho necesaria una reorganización del trabajo. ¿Cómo se distribuye ahora la responsabilidad de los cuidados? ¿Quién o quiénes están asumiendo la responsabilidad en la sostenibilidad de la vida? Preguntarse sobre cómo se resuelve esa necesidad supone indagar sobre quién y cómo asume la responsabilidad de garantizar las necesidades de la vida. Las respuestas a estas preguntas muestran un nuevo modelo basado en los mismos ejes de desigualdad social e invisibilidad de trabajos que presentaba el modelo de partida.

A pesar de la incorporación de las mujeres al espacio público (político y laboral), la mayor responsabilidad de los cuidados a niños/as y personas en situación de dependencia sigue recayendo sobre el trabajo no remunerado dentro de las familias. En lo referente a la infancia, hay que hacer la distinción entre niños/as menores y mayores de 3 años. Para los primeros, la existencia de servicios públicos es sumamente reducida, y esto obliga a desarrollar estrategias alternativas. Entre ellas, la reducción o renuncia al trabajo asalariado, renuncia casi exclusivamente femenina , el 95,2 por cien de las excedencias por cuidados a menores en 2005 fueron solicitadas por mujeres, según datos del Instituto de la mujer. Y, por otro lado, la contratación de personas o el recurso a guarderías privadas si se tiene ingresos, o el recurso a la familia extensa. A partir de los 3 años se percibe una fuerte descoordinación entre el sistema educativo y las necesidades familiares – horarios o periodo de vacaciones – en las que hay que a recurrir a estrategias alternativas.  En el caso de que la madre trabaje la ayuda de la familia extensa – sobre todo abuelas – es muy destacable. Su papel decrece en cuanto mayor es el nivel socioeconómico, en cuyo caso adquiere una mayor relevancia la existencia de una persona contratada para el servicio doméstico.

En todos los hogares, excepto los monoparentales, el apoyo a personas en situación de dependencia también recae en el trabajo no remunerado.  Sobre los cuidados a personas con discapacidad mayores de 65 años, cabe decir que, cuando no existe una institucionalización en base a centros de internamiento (residencias, hospitales geriatricos), la atención suele provenir del sistema doméstico, mientras que la participación de lo extra-doméstico suele tener un carácter puntual o sustitutivo. Los cuidados a personas con discapacidad en el sistema doméstico suelen organizarse en torno a la figura de una persona cuidadora principal y un círculo de apoyo. La persona cuidadora principal tiene un perfil muy definido: suele ser mujer, con bajos estudios, casada, de entre 45 y 65 años, y dedicada en exclusiva al trabajo de cuidados no remunerado, es decir, ama de casa. El género se mantiene como un elemento crucial en el que se ve con nitidez la adscripción femenina a los cuidados.

La cobertura pública y privada no cubre más que aproximadamente el 12 por cien del cuidado necesario, encargándose del resto los trabajos no remunerados. Así, los derechos reconocidos en la actualidad – ausencia del mercado laboral, atención socio-sanitaria, ayudas monetarias, vía seguridad social o vía tributaria- no son de entidad suficiente como para hablar de la existencia de un derecho social a ser cuidado/a en caso de dependencia. Este cuidado se cubre más o menos precariamente en la medida en que existe un tejido familiar suficiente y con suficiente presencia femenina. Por lo tanto, el papel del Estado y las instituciones públicas es subsidiario, es decir, sustituye al tejido familiar cuando no está presente, pero no lo complementa ni apoya suficientemente cuando está, es más, impone a las familias el cuidado.

De esta manera, la incorporación de las mujeres al mercado laboral en la medida en que no se encuentra correspondida ni con la dedicación de los hombres a las tareas del hogar ni con una cobertura pública de las necesidades de cuidados (recortes en el estado de Bienestar) está teniendo distintas repercusiones dependiendo de la clase social de cada familia. Entre las rentas altas se está produciendo una mercantilización del espacio doméstico, mediante el recurso a servicios externos de todo tipo (empleadas domésticas, servicios de hogares, jardines de infancia privados, etc); por el contrario, las familias con escasos recursos y sin poder adquisitivo para recurrir al mercado, tienen que intensificar el trabajo doméstico lo que suele traducirse en desatención a las personas en situación de dependencia de la familia y/o incremento de estrés familiar. De esta manera, aunque la responsabilidad del cuidado se sigue manteniendo en las familias, también es cierto que se está produciendo una reorganización de los cuidados en el seno de cada hogar, que tiene una claro componente de clase directamente ligado a la posibilidad de compra de servicios en el mercado. Este proceso, lejos de ser inocente, implica frecuentemente la reproducción de desigualdades, ya que los mercados sólo satisfacen las necesidades que se expresan a través de una demanda solvente.

En todo caso, la privatización no es un indicio de un proceso de corresponsabilización de los mercados en la satisfacción de la necesidad de cuidados de la población sino obedece al interés de obtener beneficios empresariales y está inextricablemente conectada con la feminización  y precarización del trabajo. Así, al hablar de cuidados profesionales, nos encontramos ante un sector feminizado muy basado en el empleo precario, siendo las empleadas del hogar máximas exponentes de la precariedad y con una creciente representación de población migrante.

En resumen, y en palabras de la economista y feminista Amaia Orozco, podríamos decir que “la satisfacción de las necesidades de cuidados se organiza en torno a redes de mujeres, entre las cuales se producen trasvases de cuidados, en base a ejes de poder, en una larga cadena que atraviesa las fronteras del mercado e incluso las naciones, cadena de la cual están sistemáticamente ausentes los hombres”.

La reflexión sobre las responsabilidades femeninas en los cuidados nos puede llevar a cuestionar el conjunto de la estructura socioeconómica en la que vivimos y los conflictos y desigualdades sociales de los que se sirve para persistir.  Pero hacer esto no es fácil, entre otras cosas, porque supone pleantearnos qué papel ocupamos nosotras en semejante entramado, cuáles es nuestra posición en la sociedad y, a la postre, quizá esta respuesta no sea fácil de asumir.

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Resumen de la situación de las trabajadoras del hogar

Argazkia: Olmo Calvo

El cuidado gratis, sobre todo el de las abuelas, junto con el empleo del hogar en condiciones precarias juega un rol central en la atención a la dependencia en el actual modelo de cuidados.  Respecto a la contratación de empleo del hogar siempre se han tratado de empleos muy precarios, ocupados por mujeres que no tienen más alternativa laboral y con un creciente número de mujeres inmigrantes.

Después de años de negación sistemática de derechos por parte del gobierno a este sector de empleo, este último mes se han producido dos episodios que abren la puerta a posibles mejoras en las condiciones laborales: un convenio aprobado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el servicio doméstico y la incorporación de las empleadas del Hogar en el Régimen General de la Seguridad Social. 

En este texto se dan las claves para entender la situación y las reivindicaciones de un sector de trabajadoras  sobre las cuales  descansa un pilar tan fundamental de nuestra sociedad como su sostenibilidad.

¿Cuántas mujeres trabajan como empleadas del hogar en la Comunidad Autónoma Vasca? La economía sumergida dificulta la obtención de una foto real sobre la dimensión de este sector  Pero, según el Ministerio del Trabajo en la  Comunidad Autónoma Vasca el número asciende a 24.318 trabajadoras de las que apenas 14.000cotizan de algún modo a la Seguridad Social.

¿Qué porcentaje de las trabajadoras del hogar son inmigrantes? En el estado Español, el perfil de la trabajadora doméstica inmigrante se ha disparado en los últimos años, pero los datos no son fáciles de extraer debido a la economía sumergida. Según la Encuesta de Población Activa del 2011, 703.800 personas (el 91,5% son mujeres) trabajan en el ramo de Actividades de los Hogares. De estas mujeres, apenas 294.270 (el 61,3%son extranjeras) están dadas de alta en el Régimen Especial de Empleados del Hogar de la Seguridad Social.

De acuerdo con la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia, (ATH) el 33% de las trabajadoras internas que atendieron el pasado año, mayoritariamente dedicadas a cuidado de personas mayores en situación de dependencia, trabajaban sin papeles.

¿Cuáles son las condiciones laborales  de las trabajadoras del hogar? Las empleadas del hogar tienen un Régimen especial de Seguridad Social diferente al régimen general, que sitúa a las miles de empleadas domésticas entre el trabajo y la servidumbre. El Régimen Especial de Seguridad social del servicio doméstico refleja la desconsideración social de este trabajo y a pesar de las enormes críticas a penas ha sufrido modificaciones desde su creación en 1985.  

La discriminación de las trabajadoras y la vulneración de sus derechos es múltiple e inimaginable en muchos otros sectores laborales: no hay obligatoriedad de contrato escrito; la propia empleada tiene la obligación de darse de alta si trabaja menos de 20 horas para una misma persona empleadora; la arbitrariedad a la hora de extinguir la relación laboral; las ínfimas indemnizaciones por despido; la indeterminación de la jornada laboral debido a la figura del tiempo de disponibilidad; la posibilidad de sustraer hasta el 45 por ciento del suelo en concepto de alojamiento y manutención: la inexistencia de subsidio de desempleo y de enfermedad profesional; la baja por enfermedad no se cobra hasta el vigésimo día de enfermedad, la situación de incapacidad laboral transitoria no exime de la obligación de cotizar. En conjunto, este régimen, más cercano al de las personas autónomas que al de empleadas, provoca la existencia de un altísimo porcentaje de mujeres empleadas en situación informal.

¿Existen diferencias en las condiciones laborales entre las mujeres empleadas en el hogar? No todas las mujeres empleadas experimentan el mismo tipo de invisibilidad.  Según el colectivo Ioé, el 79% de las empleadas autóctonas realizan su trabajo sin regularizarlo frente al 36% de las migrantes. Los índices de informalidad son mucho mayores para las mujeres autóctonas. Esto se debe al régimen especial aplicable a este trabajo, que hace que muchas mujeres opten por la informalidad, dadas las altas cotizaciones exigidas y los pocos derechos asociados. En el caso de las mujeres migrantes, la necesidad de regularizar su situación hace que prefieran estar dadas de alta. El porcentaje de mujeres migrantes es mayor cuanto más desfavorable es la modalidad de empleo (2005, significa el 52,2% del empleo doméstico femenino). Asimismo, dentro de cada subsector las mujeres migrantes realizan más tareas, trabajan más horas y tienen un sueldo por hora inferior, aunque también todo esto está en función del país de origen y la etnia.

¿Cuál ha sido la actitud del gobierno respecto a la situación de las empleadas del hogar? El gobierno reconoce que el régimen del empleo de hogar adolece de desequilibrios. De hecho, una de las promesas del gobierno socialista fue equiparar sus derechos a las del resto de trabajadores. Pero desde el 2007 ha hecho sólo dos modificaciones. La eliminación de la opción de que se les descontase el 45% del salario en concepto de manutención y alojamiento.

Y, la segunda fue la aprobación esta semana de una enmienda que obliga a los/las empleadores/as a cotizar por los trabajadoras del hogar desde la primera hora.  En la actualidad, los empleadores solo cotizan por estos trabajadores si trabajan 20 horas a la semana o más. Si el empleado trabaja durante al menos 72 horas mensuales para más de un hogar, tiene la opción de pagarse él mismo las cuotas.

En definitiva, podemos decir que el Gobierno ha dado una de cal y otra de arena. Por un lado, ha avanzado en algunas mejoras que avanzan muy lentamente en la equiparación de las trabajadoras del hogar al resto de asalariados/as. Pero, por otro lado, ha aprobado una Ley de Reforma de la seguridad Social en materia de pensiones, que con el ánimo de reducir gasto de la Seguridad Social el Gobierno, aumenta el mínimo de años que se utilizan para calcular las bases de cotización de 15 a 20.  De este modo, según los cálculos de los sindicatos las pensiones se reducirán en un 6%. Esta medida afecta principalmente a las mujeres porque tienen menores tiempos de cotización por ser quiénes más entradas y salidas realizan del mercado de trabajo y por tener más contratos parciales. Y especialmente afecta a las trabajadoras que están en el Régimen Especial de los empleados del Hogar, puesto que el 32, 5% de las trabajadoras en este régimen está en la franja de quienes han cotizado entre 16 y 20 años. En la actualidad, a partir de los 65 años y por no haber podido cotizar durante su vida laboral, la mayoría vive de la jubilación de su marido o la pensión de viudedad.

A estas medidas, hay que añadir unacrisis que no ha disminuido el trabajo, pero sí ha provocado que las condiciones laborales empeoren.

¿Qué puede significar el nuevo convenio sellado por la organización Internacional del Trabajo (OIT)  del servicio doméstico? El pasado 19 de Junio la OIT selló un convenio histórico que reconoce que el trabajo doméstico continúa siendo “infravalorado e invisible”.  Las nuevas normas de la OIT establecen que las trabajadores domésticas tendrán los mismo derechos básicos que otros trabajadores incluyendo, “horas de trabajo razonables, descanso semanal al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva”.  También tendrán derecho a percibir el Salario Mínimo Interprofesional en catorce pagas, hasta ahora sólo se aplicaban trece. Por último, la nueva normativa reconoce el derecho a la seguridad y la salud en el trabajo y a la Seguridad Social en materia de bajas para que se pueda percibir la baja desde el primer día de accidente o desde el cuarto cuando se refiere a una enfermedad.

El convenio junto con la presión de organizaciones sociales, sindicales y partidos políticos puede alterar las fuerzas a favor de la defensa de los derechos de las trabajadoras, hasta ahora sistemáticamente negados por todos los partidos que han ocupado el gobierno.

 

Foto: Olmo Calvo

La patronal siempre gana> Ana Etxarte y Asier Vega (Alternatiba)

 

La reciente aprobación del Decreto ley sobre de la negociación colectiva, junto a la del mercado de trabajo y de las pensiones, cierra un círculo infernal que sitúa los derechos de los empresarios y del capital por encima de los derechos de las mayorías sociales. La crisis financiera ha puesto sobre la mesa, con toda nitidez,  que el capitalismo no tiene límites y que la codicia es el principio ético sobre el que se sustenta.

La reciente aprobación del Decreto ley sobre de la negociación colectiva, junto a la del mercado de trabajo y de las pensiones, cierra un círculo infernal que sitúa los derechos de los empresarios y del capital por encima de los derechos de las mayorías sociales. La crisis financiera ha puesto sobre la mesa, con toda nitidez,  que el capitalismo no tiene límites y que la codicia es el principio ético sobre el que se sustenta.

Las normas laborales surgieron de la lucha de la clase trabajadora a lo largo de los últimos siglos. Dinamitarlas implica retrotraer las relaciones laborales a la Revolución Industrial, y colocar el contrato individual de trabajo basado en la asimetría entre las partes, como el nuevo principio sobre el que se articula la regulación del mercado laboral. La flexibilidad, la competitividad, la rigidez del ordenamiento jurídico laboral, etc., son conceptos reinterpretados desde el poder de dirección de la patronal, que se incrustan en los núcleos centrales de la  nueva regulación, adecuada a los intereses del capital y de las transnacionales. Los derechos de las minorías se imponen a los de las mayorías.

La reforma de la negociación colectiva es un eslabón más de una cadena interminable de reformas neoliberales. ¿Qué resultado práctico han dado las numerosas reformas laborales llevadas a cabo en los últimos treinta años? ¿Se han evaluado sus resultados? ¿Quién se ha enriquecido y quién se ha empobrecido? Lo que resulta muy claro y fehaciente es la complicidad entre los empresarios y el gobierno socialista. Además, el parlamento español se ha alejado de las preocupaciones de los sectores sociales más golpeados por la crisis y se ha sometido a la lógica del capital, de las transnacionales y de las instituciones de carácter  financiero. El Fondo Monetario Internacional, la OCDE, la banca internacional y nacional… toman decisiones que afectan a las mayorías sociales, pero, ¿Quién les ha elegido? ¿Quién controla sus decisiones? ¿Las decisiones técnicas se imponen a los derechos sociales? Esta es la reforma que necesitan los empresarios. Sus obligaciones se derivan hacia prácticas voluntarias – creación de empleo, inversiones, trabajo conjunto por el progreso- y subordinadas a sus beneficios, mientras que sus derechos -privilegios-, se tutelan mediante reformas laborales de carácter imperativo y coercitivo que destruyen dichos derechos de los trabajadores y trabajadoras.

En esta lógica, el texto presentado tiene el claro propósito de restar  efectividad al convenio colectivo como herramienta básica de defensa de los derechos laborales, facilitando la posibilidad de que cada empresario se descuelgue del mismo, limitando además su alcance y capacidad movilizadora.

Así, en primer lugar, el texto aprobado modifica la estructura de la negociación colectiva, apostando por los acuerdos interprofesionales, los convenios estatales – salvo en la limitadas competencias en que se aplicarán preferentemente los convenios autonómicos- y los de ámbito empresarial. Combinación nefasta que frena la consolidación del marco vasco de relaciones laborales y apuntala el poder empresarial, poniendo en tela de juicio el papel de los convenios territoriales, el instrumento que mejor ha garantizado los derechos laborales en Euskal Herria.

En segundo lugar, da una vuelta de tuerca más a la flexibilidad interna, aumentando el poder legal del sector empresarial a la hora de definir salario, clasificación profesional y horario de trabajo.

En tercer lugar, la reforma dejará sin efecto práctico la ultraactividad de los convenios –su prórroga mecánica en caso de no ser sustituido por otro posterior-  de modo que los logros conseguidos por los trabajadores en años anteriores podrán desaparecer si la patronal así lo desea. Esta pérdida de derechos laborales es maquillada con la introducción de un mediador -obligatorio incluso – entre patronal y representantes de los trabajadores, que pretende diluir progresivamente la capacidad de movilización de la clase trabajadora. A su vez, se reduce el tiempo del binomiohuelga-convenio.

Esta reforma es el resultado final de un diálogo social sin confrontación democrática, de una negociación opaca, sin transparencia, llevada a cabo por cúpulas empresariales y, lo que es peor, sindicales, que secuestran el debate y apuntalan lógicas contrarias a los intereses de los hombres y mujeres de Euskal Herria. La única manera de enfrentar el resultado final de la negociación, es decir, la supuesta equidistancia del gobierno de ambas partes, es la huelga, la organización y la confrontación.

Alternatiba se sitúa en otro campo de juego, apostamos por la movilización, la organización, la extensión de alianzas con la mayoría sindical vasca y los movimientos sociales. Defender los derechos de las mayorías frente a los derechos de las minorías, no es una utopía, es una necesidad.

Nuevos tiempos, viejos métodos> Josu Estarrona (Alternatiba)

Tras los resultados del 22-M y esos 313.000 votos avalando una revolución en la izquierda, un nuevo modelo de hacer política y la necesidad de devolver el poder al pueblo, “Alternatiba” va a impulsar y garantizar esa apuesta de la sociedad por traer un nuevo aire a las instituciones, limpiando las mismas de prácticas clientelistas y alejándonos de los intercambios de cromos partidistas. Ese es nuestro reto más inmediato.

Estábamos convencidos/as de que esta apuesta ciudadana provocaría en la izquierda plural vasca un replanteamiento de sus métodos arcanos y su manera de entender las formas de hacer «política». Sin embargo, craso error el nuestro. Parece que la autocrítica, ni está, ni se le espera. El paupérrimo espectáculo dado por las dos procuradoras de Ezker Batua en el pleno de constitución de la mesa de las Juntas Generales de Araba no deja lugar a dudas.

Quienes un día se reivindican como la «única izquierda», al día siguiente son capaces, con su abstención, de permitir que la derecha más rancia de Europa presida la mesa de las Juntas Generales. Sin despeinarse, regala sus votos sesgados al PSOE para que alcance la Vicepresidencia primera a cambio tan sólo de un/a juntero/a para obtener grupo propio y hacer mejor «caja», Eso sí, ante la imposibilidad de justificar lo injustificable, echan balones fuera, e incluso insinúan errores ajenos a pesar de que sea el propio PSOE quien las desacredite.

Quieren sentarse a «negociar» con el PNV sus votos para la investidura del Sr. Agirre, dejando claro que no están «atadas». Y es que, “El disputado voto del Sr. Cayo”, de las dos procuradoras de EB, es imprescindible para la posible investidura, y ellas lo saben. No importan programas, ni ideas, es simplemente la ley de la oferta y la demanda. Tanto tienes, tanto vales, y sus votos valen una investidura. Es por eso que no importan afinidades, ni lo que la sociedad reclamó en las urnas: lo único importante es el «precio» que el PNV esté dispuesto a pagar. Un Diputado en el gobierno, o incluso, como se rumorea, un posible puesto en la administración de alguna empresa pública en Bilbao.

Desde luego, no es nuestra intención ni deber modificar las ideas y comportamientos de las procuradoras de EB, pero sídeseamos que por una vez, sean capaces de desalojar de sus objetivos la calculadora y el capital, para pensar con el corazón y la razón centrándose en el motivo por el que cientos de alaveses/as depositaron sus ilusiones en su candidatura y cuál es la mejor herramienta para defenderlas. Es el momento de desalojar de las instituciones los intereses partidistas y apostar por las personas, por los/las habitantes de Araba, dando la espalda a los viejos métodos, con responsabilidad y amplitud de miras. El futuro y la sociedad alavesa lo han exigido.

El pasado 22-M, los alaveses y las alavesas nos dieron la posibilidad de cambiar, la posibilidad de hacer política de otra forma, y esa es la responsabilidad de Alternatiba y el resto de partidos de izquierdas. Los votos que hemos recibido las fuerzas de izquierdas de Araba no se pueden «vender» al mejor postor. Son una fuerza irrenunciable y una responsabilidad única. No puede ser que por este o aquel puesto, se avale la gestión de los próximos cuatro años, sea cual sea el modelo. Ese no es el camino y EB no tendría más que hacer un pequeño repaso de a donde les ha llevado ese juego político en los últimos años.

Y todo esto, como diría Mourinho; ¿Por qué? Por dinero, cómo no.

La panacea de la fusión fría (Alternatiba)

La última crisis económica mundial, provocada por el ansia de beneficios a toda costa y la falta total de ética de los gestores del sistema financiero, ha vuelto a poner de actualidad las dos características que debe reunir el mercado del crédito para ser justo y eficiente.

La primera es que la casi totalidad del sector bancario debe ser público, salvando una pequeña porción en manos de cooperativas de crédito y otras instituciones sin ánimo de lucro personal. No se puede seguir dejando que los usureros decidan en contra de los intereses de la gran mayoría de la humanidad.

Porque eso es lo que hacen en su apuesta por desarrollos insostenibles, infraestructuras faraónicas, créditos a la carrera de armamentos y al mercado de las armas, apoyo a las nucleares y los transgénicos, a políticas fiscales y laborales regresivas… y un largo etcétera, todo con el fin de amasar fortunas obscenas. Cuando sus excesos se han vuelto delirantes, estos aprendices de tíos gilitos llevan su descaro hasta pedir la nacionalización de la banca (y de sus deudas) como ha pasado en Irlanda, con el fin de socializar las pérdidas antes de iniciar un nuevo ciclo de privatización del crédito.

Pero constatamos continuamente que el carácter público del sector es insuficiente. Una casta parasitaria de políticos sin escrúpulos puede ser igual de depredadora que la tradicional oligarquía financiera. Y así hemos visto la quiebra de las cajas de ahorros estadounidenses en tiempos de Reagan o Bush padre, o bastante más cerca geográficamente las tropelías de los consejeros de Caja Castilla La Mancha y de tantas otras.

De ahí surge la segunda característica necesaria: Una transparencia total y la elección del Consejo directamente por los impositores, sin que sea de recibo que su voluntad se vea secuestrada por representantes nombrados por las instituciones políticas.

Pues bien, cuando la propia crisis de la que hablábamos ha hecho inevitable la fusión de nuestras cajas de ahorros (¡cuánto camino sin recorrer desde aquella federación vasco-navarra de cajas y embarcada ya la navarra en un rumbo reaccionario!), esperábamos que por lo menos los clientes tuviésemos oportunidad de elección, que pudiesen escoger una entidad que profundizase en los dos aspectos señalados.

Pero ni por esas, la ley sobre las cajas de ahorros vascas ahonda en la opacidad (la llaman “profesionalidad”) y en sustituir a los impositores por representantes políticos para dificultar todo tipo de control ciudadano.

Esto queda patente tras el 22M, ya que las tres cajas parecen querer acelerar ahora su bancarización, con al menos dos claros objetivos: impedir que el voto recogido por Bildu, en Gipuzkoa sobre todo, dibuje un nuevo mapa en las asambleas de las tres entidades y evitar, al mismo tiempo, la nueva Ley de Cajas. Es cuando menos alarmante la nula representatividad del voto ciudadano en las actuales asambleas de BBK, Kutxa y Vital, y ahora calientan motores antes de que puedan trasladarse los resultados electorales a los ámbitos de decisión de las mismas.

En el terreno de los hechos, la ideología neoliberal se impone. En vez de crear una caja vasca con fuerte identidad pública, se avanza hacia una “fusión fría” que diluya el carácter público en una entidad cada vez más cercana a la concepción de un banco privado. Y los partidos unionistas también se han impuesto en el otro aspecto, sustituyendo lo que se convertiría en una nueva seña de identidad vasca por la yuxtaposición de tres provincianismos paletos a mayor gloria de sus mentores.

O sea que, gracias a ellos y al entreguismo de los “foralistas” del PNV, seguiremos sin enterarnos de muchas cosas. Porque ¿Cuánto ganaron las cajas por la venta de su participación en Airtel, cuántos impuestos pagaron por ella y en qué invirtieron los beneficios? ¿Quiénes decidieron elevar las comisiones para pasar de ser las cajas que menos cobraban a ser de las más careras del Estado? ¿Quiénes y cómo deciden que la obra social  no se limite a suplir las carencias sociales del Estado?…

Y por cierto, no nos oponemos a una muy moderada expansión de las cajas fuera de su ámbito natural, ya sea para prestar servicio a los vascos y vascas que viajan por el mundo, ya sea para extender un “saber hacer” sostenible y alternativo a los de la banca tradicional. Pero no parece ser el caso cuando se abren oficinas basándose en la promoción de segundas residencias. Y máxime cuando esas promociones conllevan compartir mesa y mantel con delincuentes de altos vuelos, mezclarse con ayuntamientos que perpetran barbaridades urbanísticas y/o medioambientales y financiar infraestructuras contrarias a cualquier criterio de sostenibilidad ecológica. Y todo esto no solo en Málaga, Almería o Murcia. La cornisa cantábrica está llena de otros (malos) ejemplos.

En resumen, se está aprovechando la crisis no para avanzar hacia un cambio progresista sino para implementar una regresión neoliberal que, además, no podrá ser reconducida en los próximos diez años. Eso supone el proyecto de fusión fría.

Ahora bien, si en la comunidad científica está aceptada la idea de que la fusión fría nuclear no estará lista ni servirá para justificar el desastre medioambiental y su utilización como panacea solo responde a la propaganda de políticos ineptos y “expertos” interesados, esperamos que la sociedad vasca llegue a una conclusión similar sobre este engendro frío… aunque tarde diez años.

 

http://alternatiba.net/old-files/Referencias en internet- Privatización de cajas de ahorros.pdf

Arrebatar el poder a los dioses > Sabino Cuadra Lasarte

Sabino Cuadra Lasarte. Rebelión

La frase que antecede, más o menos textual, fue utilizada por Oskar Matute en el mitin de Bildu, en el BEC de Baracaldo. Su prometeico contenido me hizo recordar la segunda estrofa de la Internacional, ésa que dice que “ni en dioses, reyes, ni tribunos está el supremo salvador; nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”.

pbb 9446 (FILEminimizer)Hay que arrebatar el poder a los dioses. A los dioses del capital, el petróleo y el cemento; a los de la toga, la sotana y el birrete; a los dioses de la guerra, el orden mundial y la seguridad ciudadana; a la santa trinidad del patriarcado, la familia y la doble jornada; a los dioses imperiales y sus patrias impuestas,… La tarea es ardua, pero todo se andará. ¡Al tiempo!

Hay mucho dios desvergonzado suelto por este mundo predicando amores, pobrezas y humildades y practicando crueles inquisiciones, poderes absolutos y verdades eternas. Lo de los reyes y sus monarquías, esa especie parasitaria y atapuercana, es algo igual de obsceno. ¿Quién no querría conocer sus declaraciones de renta, propiedades inmobiliarias y la lista de sus inversiones en fondos apátridas prestos a ciscarse en sus más sagradas banderas?

Los cientos de concentraciones, acampadas y asambleas que han recorrido de punta a punta la piel de toro, han puesto de manifiesto, en gran medida, su hartazgo por los tribunos. Por toda esa pléyade de políticos, mandatarios, líderes, gobernantes y estadistas que han hecho de lo público un mercado de privilegios e influencias en el que todo vale, empezando por la mentira y el engaño, pasando por el sueldazo y el dietón y terminando en la rica cesantía y la jubilación principesca. Hartazgo de una democracia vacía y de un poder sobredimensionadamente saturado de sátrapas y vividores.

Una vez más, y ya van varias (movidas antiglobalización, foros sociales, manifestaciones anti-guerra, huelgas generales,…) la sociedad, y en primer lugar la juventud, ha demostrado que es posible plantar cara a los dioses del capital, la mentira, el imperio y la guerra. No es la sociedad la que no está a la altura de las circunstancias, sino su casta dirigente. Casi siempre que aquella ha visto la posibilidad de afirmarse y expresar de forma directa su rebeldía e indignación, lo ha hecho. Casi siempre que ha habido espacios y dinámicas que han permitido su participación y protagonismo directo, la gente ha respondido. No sobran razones ni ganas; faltan espacios y llamadas.

En Euskal Herria, a la par que se realizaban las acampadas, miles de personas luchaban en un frente paralelo por recortar el poder de los tribunos vendedores de paces huecas, torturas reales y democracias de excepción. La explosión de Bildu ha supuesto, en buena medida, la recuperación de un espacio del que una buena parte de la sociedad había sido excluida con malas artes legales y tahuradas jurisprudenciales. Con diferencia, el mayor fraude electoral existente en Euskal Herria era la expulsión del mapa político de esas más de trescientas mil voluntades expresadas en torno a Bildu.

pbb 9453 (FILEminimizer)Aún con todo, su legalización in extremis no debe confundirse, ni mucho menos, con la conquista de una situación de normalidad democrática. Queda mucho aún por desbrozar: ilegalizaciones, malos tratos y torturas, inhumana política carcelaria,.. O sea, la actual violencia realmente existente. Por otro lado, si bien Bildu ha permitido devolver a sus legítimos propietarios el poder de voto arrebatado por gobiernos policiales, la democracia, tal como se ha planteado en muchas asambleas y acampadas, va bastante más allá del mero poder votar y tiene también que ver con la lucha contra la partitocracia, la defensa de las listas abiertas, la práctica democrática de la consulta y el referéndum, la activación de la participación popular en el funcionamiento institucional, etc…

Al monopolio tramposo del poder se une hoy la apropiación individual y partidaria de sus prebendas. La extensión generalizada de la corrupción por las instituciones, el amiguismo en las adjudicaciones, la explosión burocrático-administrativa a fin de dar nombramiento, sueldo y dietas a afines y allegados, los sueldos de infarto de electos y designados, la pompa y el boato de los actos oficiales…, son algo vivido como un insulto por la ciudadanía. En la medida en que el Estado se hace cada vez más fuerte y la clase política se convierte en una casta, la democracia se hace cada vez más débil, las libertades y derechos son de peor calidad y la decencia es expulsada del ámbito institucional.

Las pasadas elecciones han supuesto la posibilidad de oxigenar el funcionamiento buena parte de las instituciones (sobre todo los ayuntamientos) y recortar drásticamente la galáctica distancia existente entre éstas y las gentes a las que dicen representar. Frente al mandar mandando de burócratas y tribunos hay que reivindicar el mandar obedeciendo defendido por los zapatistas. La democratización profunda institucional, la participación popular (plenos, comisiones, derechos de consulta y referendum,..) y la regeneración política interna (sueldos, dietas, asignaciones a grupos,..) deberían estar hoy en los primeros lugares de las prioridades políticas. Y es que, si pensamos que es posible llevar a la práctica un programa realmente popular sin meter a fondo el bisturí en el status y modus vivendi de los cargos electos y partidos y en el funcionamiento institucional, cometeremos un grave error, porque, al final, tal como muestran cientos de historias, la inercia y corruptelas intrínsecas al sistema terminan devorando programas y buenas intenciones.

Durante las pasadas elecciones dos bocanadas de aire fresco han irrumpido en el panorama político. La primera ha sido la recuperación de un espacio político soberanista y de izquierdas antes secuestrado, expresado en la irrupción de Bildu. La segunda, manifestada a través de las acampadas y asambleas, ha evidenciado el hastío de buena parte de la población –sobre todo juvenil- por el sistema político-social existente. La profundización de ambos fenómenos es el reto de los próximos meses. Temerosos de ello, los dioses recelan, los reyes se inquietan, los tribunos tiemblan.

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