Maroto, ¿racista ignorante o intencionado?
Toni Ramos y Cristina Bereciartua – Alternatiba Araba
Señor Maroto, no podemos evitar manifestarle nuestro más profundo rechazo ante sus últimas declaraciones racistas y xenófobas. Desconocemos si mintió a la ciudadanía intencionadamente, o tan solo dio muestras de ignorancia cuando afirmó que las personas de origen marroquí y argelino se empadronaban en Gasteiz con la intención decobrar ayudas sociales. Recabadas las cifras de su particular cruzada contra el fraude social, que indican que más de un 75% de las personas expulsadas del padrón son de origen autóctono, y menos de un 18% son de origen magrebí. No estaría de más que alguien de su posición se informara antes de hacer acusaciones de tan extrema gravedad, sobre todo cuando toda la ciudadanía -incluido usted- sabe perfectamente que decenas de personas del partido al que representa desde su poltrona institucional, están directamente relacionadas con el fraude y la corrupción que nos arrebatan millones de euros de las arcas públicas. Por lo tanto, afirmar que una persona por ser magrebí comete fraude, está bastante más alejado de la realidad que afirmar que usted, por el mero hecho de pertenecer al PP, es un corrupto.
Por desgracia, nos tiene acostumbrados a este tipo de imprudentes declaraciones, y peor si cabe, nos tiene acostumbrados a poner en práctica políticas que van en esa misma línea y que son homologables a las que defiende la ultraderecha declarada de partidos como el de Le Pen en Francia. Este tipo de discursos, señor Maroto, solo consiguen encender la llama del racismo y la xenofobia en una sociedad castigada por la crisis, usando a las personas migrantes como «chivo expiatorio» de los males de la sociedad; males que en gran medida, son consecuencia directa de las políticas antisociales que aplica su partido desde el Ayuntamiento, la Diputación de Araba y el Gobierno del Reino de España. En definitiva, sus declaraciones no solo suponen una falta a la verdad, sino también un envenenamiento que abre el camino a los postulados fascistas ante la opinión pública.
Cuando una persona se equivoca, sobre todo cuando esa equivocación se hace desde una alcaldía y repercute en perjuicio de toda la ciudadanía, lo sensato y lógico es pedir disculpas públicamente y rectificar. Sinceramente, dudamos mucho que pida disculpas públicas por la imprudencia que ha cometido con sus declaraciones, y dudamos también que rectifique las políticas racistas y xenófobas que está llevando a cabo en Gasteiz. Tampoco apostamos que por una extraña casualidad, se le encienda a usted la bombilla de la sensatez y la responsabilidad, y cambie de una vez el discurso populista por uno más pedagógico y razonado. Créanos si le decimos, señor Maroto, que nos gustaría equivocarnos.
Eibar vs R. Madrid
Luis Salgado – Alternatiba
No entiendo mucho de fútbol así que supongo que los verdaderamente aficionados al balompié podrán hacer pedazos todas y cada una de las palabras con las que voy a llenar este post. Sin embargo no puedo resistirme a escribir sobre el deporte rey, ese que mueve masas, llena estadios, gasta millones y genera deudas aún más millonarias. Deporte que crea opulentos jóvenes, potentados en la veintena, élites con Ferraris, mansiones, yates y por lo general, limitada dialéctica.
Acabamos de dejar atrás la última edición del Mundial de Fútbol auspiciada por la FIFA. Mundial celebrado en Brasil, uno de los estados más ricos de América del Sur, sino el más, y donde la desigualdad campa a sus anchas, a pesar de que ahora podamos ver a Beckham veraneando en sus favelas. El susodicho Mundial lo ha ganado Alemania mientras Israel protagoniza una nueva masacre ante el silencio general. Es probable que en este inmundo globo llamado Tierra más gente conozca la alineación de la selección ganadora que el número de víctimas mortales de los últimos bombardeos sionistas, pero el fútbol es así, ya no hay rival pequeño, y el fósforo blanco, las bombas de racimo y el uranio empobrecido son el tiki-taka de Israel. Así sus hinchas disfrutan desde el graderío nocturno viendo la masacre, haciéndose selfies, mientras Gaza se ilumina con los bombardeos.
Me cuentan, me dicen que el Eibar, un equipo modesto de aquí, de la CAV ha ascendido por méritos deportivos a la 1ª División y que allí se verá las caras con otros equipos vascos como la Real o el Athletic, pero también con los todopoderosos Barça o Real Madrid. Y hete aquí que mirando y mirando uno encuentra comparativas curiosas, como por ejemplo que el Eibar destina a pagar a la plantilla 21 veces menos de lo que cobra Cristiano Ronaldo. Dicho de otro modo, el Eibar supera por poco el millón de Euros para pagar a toda su plantilla, el Madrid 200 y pico, siendo el pico 10 o 12 veces el presupuesto del Eibar.
En un principio, digamos que estos datos me sorprendieron, sin entrar a hablar de que la deuda de la mayoría de clubs de la Liga BBVA multiplica decenas de veces el presupuesto del plantel armero, pero cuando uno intenta visualizar estas diferencias lo que le provocan es una mezcla de vergüenza, hastío y asco. Asco por ver como se tiran millones y millones a la basura en Circo cuando nos falta pan. Hastío porque uno está cansado de intentar remar contracorriente. Y vergüenza por ver como se menosprecia y menoscaba la valía de tantas profesiones ante los profesionales del balón. Porque si vergonzoso es comparar el salario de los jugadores del R. Madrid con los del Eibar, ¿qué decir de la comparativa realizada con, por ejemplo, un médico?
Gipuzkoa, ¿lloros en el infierno de los (muy) ricos?
Txema Mendibil – Inspector de Hacienda
Ultimamente estamos asistiendo a declaraciones osadas criticando el impuesto sobre la riqueza de Gipuzkoa y especialmente la tributación de las participaciones empresariales que puede llegar, para patrimonios superiores a 5 millones de euros, a un tipo efectivo del 0,25%.
Es posible que esos empresarios no conozcan la obra de Piketty, el economista más leído en estos tiempos. Y aunque algunas de sus conclusiones pueden ser discutibles, nadie ha logrado poner en duda sus datos e historias.
Por ejemplo, cuenta Piketty que Liliane Bettencourt, heredera de L’Oreal, es la persona más rica de Francia aunque no haya trabajado en su vida. Pues bien, su fortuna personal ha pasado de 2.000 a 25.000 millones de dólares entre los años 1990 y 2010, un crecimiento anual del 10,5% neto de la inflación. Aunque su proverbial austeridad hace que tan solo necesite para sus pequeños gastos anuales entre 3 y 5 millones de euros.
Y gracias a la exención por bienes empresariales, un poco al escudo fiscal y a, para colmo, la deducción por donativos (es muy caritativa, especialmente con las fundaciones de los principales partidos políticos y ONG vinculadas) su pago anual conjunto por renta y patrimonio no supera el 0,01% de su riqueza. Un tipo realmente módico.
Pero hay más: esos 2.000 millones de 1990 son unos 4.000 millones en 2010, por lo que, aplicando el sentido común, vemos que ha ganado 21.000 millones en veinte años con un tipo de gravamen en renta en torno al 0,1%. Y que no haya ningún ingenuo que crea que alguna vez pagará por IRPF, en Francia también existe la exención de la «plusvalía del muerto». Así, para Liliane, Francia es un auténtico paraíso fiscal (y todos los territorios europeos salvo Noruega y… Gipuzkoa).
¿Es ese el camino que quieren para Euskal Herria? ¿Que los mega ricos no paguen impuestos y posean una parte cada vez mayor de la riqueza y del país?
Se podría pensar que esto es demagogia, que los ricos de aquí son mucho más de andar por casa. Pues bien, volviendo con Piketty, daré algunos datos de los últimos 20 años y la proyección central para los próximos 20, siempre netos de inflación: mientras la riqueza media por habitante crece en la Unión Europea al 1,5% anual, las rentas del capital (incluyendo plusvalías) producen un 4,5% anual (antes de IRPF, para los que lo paguen por «sacar» su dinero).
Alguien se escandalizará remarcando que no ha visto esos beneficios ni en pintura (salvo preferentes y subordinadas, claro) y que su banco solo le da un poco más que la inflación por sus ahorros. Pero cuidado, ese 4,5% es una media y el porcentaje va aumentando a medida que crece el patrimonio poseído. Ya hemos visto que para Liliane era del 10,5% anual y, según Piketty, la media en la UE para patrimonios superiores a 5 millones de euros sube por encima del 6%. Es decir, los (muy) ricos se enriquecen (más) cuatro veces más rápido que las personas «normales», no (un poco, si queréis) menos que sería lo justo.
Por eso, cuando oigo lamentos y crujir de dientes por pagar ese 0,25% por los bienes empresariales (24 veces menos de lo que producen), pienso que la mezquindad siempre ha sido una enfermedad de los ricos y que los empresarios y emprendedores que necesita nuestro pueblo son aquellos que creen riqueza y la repartan, pagando unos impuestos mínimamente serios. Y de estos también hay, no nos engañemos.
Alguien aducirá que con la crisis hay empresas y empresarios que lo están pasando mal, aun reconociendo que otros colectivos siempre lo han pasado y lo están pasando peor. Pues precisamente por eso se necesitan más fondos públicos y una política industrial digna de ese nombre, incluyendo un banco público dedicado a eso y no a privatizarse (pocos lloros de millonarios al respecto).
También se oye que poseer una empresa es muy duro y que, para los disgustos que trae, sería mejor venderla y quedarse de inversor pasivo aun renunciando a la bonificación del 75%. Permítanme dudarlo; no solo está la bonificación sino que se omite hablar de las otras ventajas para sus propietarios en forma de puestos de trabajo para ellos y sus familiares, realización personal y todos los beneficios que reporta el poder económico directo.
Tras lo expuesto, hay que reconocer sentido a la única crítica veraz: ¿por qué no se aplica esto en las otras tres provincias forales vascas cuando responden al mismo sujeto colectivo? Todo se andará, porque los tiempos están cambiando y dudo mucho que seguir legislando al dictado de un lobby que no representa ni al 1% de la población tenga algún futuro político.
Naturalmente, estos nuevos Tíos Gilitos pueden estar pensando en emigrar a algún país como España, donde se sentirían a gusto con la mayor desigualdad social (índice de Gini) de toda Europa. Pues muy bien, aunque les advierto que ahí también están surgiendo voces nuevas a las que les gusta mucho el impuesto de Gipuzkoa.
Acabando con Piketty, recordar que este impuesto es muy moderado precisamente para evitar deslocalizaciones (salvo las muy mezquinas). Lo que él propone, para no acabar con una clase social al estilo de los patricios del imperio romano, es una transferencia total y «on-line» de la información fiscal entre los estados de la UE y un impuesto sobre la riqueza del 2% para patrimonios superiores a 5 millones, sin bonificaciones ni escudos tramposos. Y fuertes sanciones para los países incumplidores. Es muy posible que el impuesto de Gipuzkoa haya servido para iniciar ese camino.
Publicado en Naiz.info