Polarización social y pensiones> Vicenc Navarro

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Artículo publicado en Público, el 16 de Septiembre del 2010

La enorme concentración de la riqueza (tanto de la renta como de la propiedad) que ha ocurrido en la mayoría de países de la OCDE (incluida España) ha generado un debate en muchos de aquellos países que no ha aparecido en los mayores medios de difusión españoles. El tema que sí que ha aparecido mucho en nuestros medios ha sido la supuesta insostenibilidad del futuro de las pensiones, que ha originado la propuesta del gobierno español de retrasar dos años la edad de jubilación. Pero de concentración de las rentas y cómo esta concentración está afectando al futuro de las pensiones, no se ha escrito nada en los cinco rotativos de mayor difusión del país. Repito, nada.

No así en EEUU. En aquel país ha existido un debate muy intenso en varios diarios, incluido el The New York Times. En EEUU, como también en España, las fuerzas conservadoras y liberales están subrayando que la transición demográfica hace inviable el futuro de las pensiones, a no ser que se retrase la edad de jubilación. Muchas de estas fuerzas están incluso proponiendo que la edad obligatoria de jubilación se retrase a los 70 años.

Las izquierdas, sin embargo, no están aceptando tal argumento y propuesta. Y están centrando su atención en la escandalosa concentración de las rentas que se ha ido produciendo en aquel país durante los últimos treinta años, consecuencia de las políticas neoliberales iniciadas por el Presidente Reagan en EEUU y desarrolladas más tarde por la mayoría de los gobiernos de la OCDE, incluidos aquellos gobernados por partidos de raíces socialdemócratas, muchos de los cuales se han transformado en partidos socioliberales. En EEUU, el 1% de la población que tenía el 8% de la renta nacional en los años setenta, ha pasado a tener el 24% en el año 2009.

El lector se preguntará “¿y qué tiene esto que ver con la viabilidad del sistema de pensiones públicas?”. Pues la respuesta es que tiene mucha relación. El sistema de financiación de la Seguridad Social es sumamente regresivo: es decir cuanto más rica es la persona, menos paga (en términos proporcionales) a la Seguridad Social. El Sr. Bill Gates, uno de los ciudadanos estadounidenses más ricos del mundo, paga 6.622 dólares a la Seguridad Social, prácticamente la misma cantidad que paga un empleado medio de su empresa. En EEUU (como en España), la carga impositiva para la Seguridad Social tiene un umbral (en EEUU es de 106.800 dólares) por encima del cual no se pagan impuestos para financiar las pensiones públicas. Monique Morrissey, del Economic Policy Institute (uno de los centros de investigación económica más reputados de Washington) ha calculado que eliminando gradualmente tal umbral, de manera que cada año se aumentara un 2%, hasta llegar a cubrir el 90% de la renta del contribuyente, se cubriría un tercio del déficit proyectado para el año 2040. Si en lugar de hacer el cambio gradualmente se hiciera inmediatamente, los fondos recogidos eliminarían aquel déficit completamente. El hecho de que todo el debate en España (uno de los países de la OCDE, junto con EEUU, que tiene mayores desigualdades de renta) se centre en alargar obligatoriamente la edad de jubilación, en lugar de en aumentar la progresividad en la financiación de la Seguridad Social, se debe a que el sector de la población de rentas altas en España tiene mucho más poder político y mediático en nuestro país que el ciudadano normal y corriente. En realidad, la visibilidad mediática y política de una política pública tiene menos que ver con los méritos de tal propuesta, que con las cajas de resonancia mediática de que goza. Véase, como ejemplo, el contraste en la exposición que tienen en los medios las medidas de austeridad y recortes de derechos sociales y laborales frente a las necesarias y urgentes reformas fiscales que se requieren para mejorar la capacidad recaudatoria del Estado y su progresividad.

Existe otra consecuencia de la creciente polarización de las rentas sobre las pensiones, de lo que tampoco se habla en el debate sobre las pensiones en España. La propuesta de retrasar obligatoriamente la edad de jubilación para toda la población que trabaja discrimina a las personas de baja cualificación y rentas bajas a costa de las rentas altas y medias-altas. Así, en EEUU una persona perteneciente al 5% de la población, la de mayor renta, vive quince años más que una persona perteneciente al 5% inferior. En realidad, mientras la esperanza de vida de los ricos ha aumentado cinco años durante el periodo 1980-2009, la de las personas de rentas inferiores ha aumentado sólo un año (y entre las mujeres de este grupo de rentas el aumento ha sido incluso menor). Es un enorme error que no se permita a las personas con trabajos poco satisfactorios y estresantes jubilarse antes (en España el número de trabajadores que indica que su trabajo es estresante ha subido en los últimos veinte años de un 32% a un 48%. De ellos, el 68% realizan trabajos poco cualificados). Como también es un enorme error forzar obligatoriamente a personas altamente cualificadas a que se jubilen a los 65 ó 67 años, cuando todavía están en plena actividad intelectual. La pensión debería ser un derecho, no una obligación. De ahí que a las personas que gozan de su trabajo y que vivirán más años que las personas con bajas cualificaciones que vivirán menos, debería permitírseles retirarse más tarde de la edad obligatoria, si así lo desean.

Pero además de ser un error el retraso obligatorio de la edad de jubilación, es una gran injusticia, pues retrasar tal edad de jubilación significa en la práctica que los que vivirán menos años trabajen dos años más (algunos incluso piden cinco años más) para pagar las pensiones de los que vivirán más años, sobreviviéndoles incluso 15 años en EEUU y diez en España (en la UE-15 son siete años). Estas son las consecuencias que la polarización de las rentas tiene en la financiación y en la equidad del sistema de pensiones, de lo cual apenas se habla en nuestro país.

Imagen: www.llosa.cat

La agricultura campesina puede enfriar el planeta> Grain (ALAI)

Artículo publicado en América Latina en Movimiento (ALAI), No. 459, «Nuevas tendencias en el agro». http://alainet.org/publica/459.phtml

Hay una crisis climática que nos afecta a todos, pero que está golpeando especialmente a los pueblos del campo. Ya casi no es posible predecir las lluvias, llueve cuando no corresponde, pasamos fácilmente de inundaciones a sequías, sufrimos olas de calor o frío extremo, hay tormentas de viento que antes no se daban, el granizo es más frecuente, el agua es cada vez más escasa, etc. Esto es lo que llaman “cambio climático” o “calentamiento global”. Y su efecto es cada vez mayor, haciendo más difícil vivir y producir en el campo. Si esta contaminación sigue el clima estará tan alterado que la vida de todos se hará realmente difícil.

Esta crisis o cambio climático se debe a que el aire está contaminado con una serie de gases a los que se les llama “gases invernadero” y que se producen por utilizar petróleo o gasolina, quemar los bosques, destruir los suelos, acumular basuras, criar animales en grandes granjas industriales, etc. Los países del mundo se comprometieron a reducir la contaminación, pero han hecho poco o nada. En diciembre de 2009 los compromisos debían ser renovados en una reunión de los gobiernos llevada a cabo en Copenhague, pero salieron de allí sin comprometerse a nada. Por ello, el presidente Evo Morales llamó a una Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Miles de asistentes provenientes principalmente de organizaciones populares discutieron sobre las verdaderas causas del cambio climático y propusieron soluciones reales. En diciembre de este año (2010) los gobiernos se reunirán nuevamente en Cancún, México. Diversos movimientos sociales, incluidas la CLOC y la Vía Campesina, se preparan para realizar manifestaciones populares para exigir que los gobiernos ataquen las verdaderas causas de los problemas del clima y pongan en marcha soluciones reales.

¿Cuáles son las verdaderas causas de la crisis climática? La Cumbre de los Pueblos concluyó que es el capitalismo, debido a las formas de producción y consumo que promueve y a que pone las ganancias por sobre el bienestar de las personas y de la Madre Tierra en general. La Vía Campesina viene diciendo lo mismo desde el año 2007. También ha dicho que el sistema agrícola-alimentario industrial y el modelo agroexportador que se impone en el mundo es una grave causa de la contaminación que cambia el clima. La Vía Campesina también ha dicho claramente que las campesinas y campesinos del mundo están enfriando el planeta.

El año 2009 GRAIN hizo un estudio para determinar cuánta contaminación producía la gran agricultura y cuánto podían enfriar el planeta las y los campesinos del mundo. Los resultados confirman con creces lo dicho por la Vía Campesina.

El uso de fertilizantes, pesticidas, maquinarias y la destrucción de los suelos provocan algo más de la décima parte de los gases invernadero. Una de las principales causas de la destrucción de los suelos es que ya no se devuelve la materia orgánica al suelo.

La producción animal en grandes granjas y concentraciones es otra gran fuente de contaminación: muchos autores dicen que cerca de la quinta parte de los gases invernadero provienen de allí. Esto se debe a que las grandes granjas de crianza producen miles de toneladas de guano y orina que no pueden devolverse al suelo por ser demasiada cantidad. Al acumularse en grandes concentraciones producen toneladas de metano, uno de los gases más contaminantes.

Otra fuente de metano son las vacas que comen en exceso o comen muy poco. En las granjas industriales las vacas comen a destajo y, en la medida que las familias campesinas tienen menos tierra, sus vacas comen cada vez peor. Los procesos simultáneos de concentración de la producción animal y la pérdida de tierras por parte de campesinos, pastores y pueblos indígenas provocan entonces calentamiento global.

La deforestación es otra gran fuente de contaminación. La destrucción de los bosques y los suelos que antes protegían los bosques provoca también casi un quinto de los gases que contaminan y alteran el clima. La mayor causa de deforestación actualmente es la expansión de las grandes plantaciones forestales para producir celulosa, las plantaciones de caña de azúcar y palma aceitera para agrocombustibles y la expansión de los monocultivos de soja para alimentar a los animales criados en las grandes granjas.

La contaminación sigue adelante con el procesamiento, comercialización y exportación e importación de alimentos. Alrededor de un tercio de todo el transporte terrestre es para llevar alimentos de un extremo del mundo al otro. El procesamiento industrial de alimentos, los envases y la refrigeración en el transporte, en los supermercados y en la casa producen más de un sexto de todos los gases con efectos sobre el clima. Y todo ello no le agrega nada a la calidad de nuestra alimentación. Por el contrario, el procesamiento industrial nos llena de conservantes, saborizantes, antioxidantes y colorantes que son una amenaza seria para nuestra salud y especialmente la de los niños. Este es un sistema que, por ejemplo, hace que comamos carne y frutas que pueden tener más de un año de antigüedad.

Por último, los grandes depósitos de basuras -que aumentan mientras más alimentos envasados compremos- producen cerca del 5% de todos los gases invernadero.

Si sumamos todas estas fuentes de gases contaminantes, nos encontramos con que al menos la mitad de los gases invernadero provienen del sistema de producción agrícola y alimentario industrial.

Las alternativas

¿De qué forma la agricultura campesina puede enfriar el planeta? Si la agricultura campesina volviese a ser la agricultura predominante en el mundo, una primera forma de enfriar el planeta sería devolviendo la materia orgánica al suelo. Nada más haciendo eso, la contaminación con gases invernadero se reduciría al menos un tercio. Con ello además mejorarían los suelos y además los fertilizantes serían innecesarios, porque la materia orgánica que hoy se pierde tiene más nutrientes que todos los fertilizantes que actualmente se consumen.

Una segunda forma de enfriar el planeta sería recuperando todas las prácticas campesinas para hacer una agricultura sin pesticidas, fungicidas o herbicidas

Una tercera forma de reducir la contaminación es desconcentrando la producción animal. Si se apoyara nuevamente la producción integrada y en pequeña escala de cultivos y animales, los animales no producirían montañas contaminantes de guano, sino el guano necesario para fertilizar el suelo. Tampoco necesitarían transportar alimentos para los animales de un extremo del mundo al otro.

Fomentar los mercados locales y más pequeños sería otra manera muy importante de enfriar el planeta. Con ello, comeríamos alimentos más frescos, necesitaríamos menos refrigeración y no se gastarían cantidades absurdas de petróleo en llevarlos al otro lado del mundo. Otro cambio importante es que los mercados locales nos permitirían deshacernos de tanto envoltorio y envase plástico y de procesamientos innecesarios.

Por último, eliminar las plantaciones, proteger e incluso recuperar los bosques sería otro aporte extremadamente importante al enfriamiento del planeta.

Si sumamos todo esto, nos encontramos con que la agricultura campesina e indígena podría reducir los gases invernadero hasta un 75%. Con ello, sería posible exigir a los otros sectores productivos que eliminen la contaminación restante e incluso se comience a limpiar la atmósfera de los contaminantes que se han ido acumulando. El planeta, efectivamente, podría ser enfriado.

Pero para que la agricultura campesina e indígena pueda hacer su gran aporte se necesitan otras condiciones. Se necesita, sobre todo, que la tierra esté en manos de los pueblos campesinos e indígenas. Por lo mismo, la Reforma Agraria y la restauración de los territorios indígenas se hace hoy más urgente que nunca, como una forma fundamental de asegurar el futuro de la humanidad y de la Madre Tierra.

Necesitamos formas de investigación, apoyo técnico y crediticio que no amarre a las familias del campo a los agrotóxicos ni a los grandes poderes comercializadores o exportadores. Necesitamos el fin de los tratados de libre comercio para que la agricultura pueda cumplir su papel social fundamental de alimentarnos sanamente. Necesitamos terminar con las políticas que atentan contra las y los pequeños productores y que dejan a las y los jóvenes sin posibilidades de vivir de la agricultura. En otras palabras, necesitamos soberanía alimentaria y comunidades indígenas y campesinas que puedan vivir dignamente de su insustituible trabajo de alimentar a la humanidad.

Digamos basta a la criminalización de los movimientos sociales

Manifiesto publicado en Kaos en la Red

Imagen: Kaos en la Red

Las y los abajo firmantes, profesoras y profesores de las universidades catalanas, denunciamos la actual política de criminalización de los movimientos sociales por parte de la gran mayoría de medios de comunicación de nuestro país y de muchos responsables políticos de las instituciones que lo gobiernan. Se ignora, se esconde, se desinforma y nunca se dialoga con el abanico de propuestas y alternativas que desde estos movimientos sociales se están haciendo en todas partes, para transformar y dar nuevas opciones de vida en sociedad.

 

Focalizar en ciertos episodios violentos, sin ni siquiera escuchar la contestación y la voz de los movimientos sociales a los que se ataca es directamente criminalizarlos; construir el chivo expiatorio y desviar la atención ciudadana de los conflictos reales en los que estamos inmersos más que nunca en nuestra sociedad: el paro, la pobreza y la exclusión social, la desigualdad creciente entre grupos, el recorte constante de los derechos sociales, el debilitamiento de las reivindicaciones del movimiento obrero organizado, el racismo y la xenofobia, la corrupción política y su impunidad, la violencia contra las mujeres, la dureza y la severidad del control penal contra los más vulnerables, el índice creciente de encarcelamientos, detenciones, sanciones … Espiral de violencia estructural en aumento. Una sociedad verdaderamente democrática, que debe respetar plenamente el derecho a disentir ya discrepar, no se lo puede permitir.

¡Digamos basta!

Cataluña ha sido, es y queremos que sea una sociedad de acogida y de refugio a la diversidad de todo tipo, a la diferencia de color, de sexo, de opinión y también de revuelta. Bienvenida sea.

Digamos basta a la invención mediática que etiqueta de antisistema a los movimientos sociales. Los movimientos sociales se sublevan, luchan y proponen que otro mundo es posible.

Digamos basta a la criminalización de los  movimientos sociales!

LISTADO DE PERSONAS ADHERIDAS AL MANIFIESTO

Vía libre a los incineradores> Duñike Agirrezabalaga (Alternatiba)

El cambio de mayorías en la Mancomunidad de San Marcos ha dejado libre el terreno para que los partidos incineradores logren su objetivo, aunque se haya demostrado que existen métodos mucho más ecológicos y menos agresivos con el medio ambiente en materia de tratamiento de residuos. El ejemplo lo tenemos muy cerca y se llama recogida puerta a puerta.

Me gustaría invitar a PNV, PSE y H1! a que expliquen sus razones para que, precisamente en este momento, hayan favorecido los movimientos necesarios para que la UTE incineradora tome las riendas de la Mancomunidad de San Marcos. No quieren escollos en su camino hacia la implantación de la incineradora y se han unido para quitarlos. El cambio que se ha producido en Urnieta se podía haber realizado hace tres años y las prisas de ahora sólo obedecen a que entramos en la fase de adjudicación de la incineradora.

Además, tampoco les gusta que ayuntamientos que han invertido en mejorar sus índices de reciclaje, aquellos que han apostado por el Puerta a Puerta, ahora abonen a la Mancomunidad de San Marcos en función de las toneladas de basura que ésta gestione. Y es que son muchas menos que las que vierten los municipios que no están haciendo ese mismo esfuerzo, por lo que les sigue interesando que se pague en función del número de habitantes, alejándose del principio de que pague más el que más contamine.

La recogida puerta a puerta ha ofrecido resultados excelentes y por este motivo cada día son más los municipios que se han sumado a esta forma de recogida de basuras. Pese a todos, los partidos incineradores no quieren admitirlo y no lo admitirán, porque significaría dar su brazo a torcer. El argumento de que este sistema no es válido, como se ha tratado de sostener por representantes de otras mancomunidades, es falso porque hay ciudades europeas de más de 400.000 habitantes, Turín por poner un ejemplo, en los que el sistema de Puerta a Puerta está funcionando pese a tener grandes edificios residenciales. En estas ciudades el debate se ha superado recibiendo el apoyo unánime de todos los partidos políticos, que han estimado la necesidad de ajustar las tasas de las basuras y aplicarlas en función de que quién más genera más paga. Quién más recicla paga menos que quién no recicla.

Esta es la apuesta de futuro y no otra. Es evidente que hay soluciones a la quema de residuos, aunque también es evidente que no hay voluntad para aplicar estas soluciones. Esa falta de voluntad y el interés por defender la incineración a capa y espada son las razones que explican el apoyo de los partidos incineradores al cambio de representación de San Marcos.
 

http://www.youtube.com/watch?v=znekpQLTn1M

Un social liberalismo a la Brasileña> Frank Gaudichaud (Rebelion)


Entrevista de Evelyne Bechtold-Rognon a Franck Gaudichaud publicada en Rebelion y traducida por Rocío Anguiano

 

¿Cómo se sitúa Brasil desde una perspectiva geopolítica, especialmente respecto al resto de los países latinoamericanos?

Algunas cifras resultan esclarecedoras: Brasil representa en extensión la mitad del territorio de Sudamérica y su población supera los 190 millones de habitantes. Es un gigante, desde todos los puntos de vista. Su economía se sitúa aproximadamente en el octavo o noveno puesto mundial, justo detrás de España.

Forma parte del grupo “BRIC”: Brasil, Rusia, India y China, acrónimo que designa a los grandes países llamados emergentes. Pero los dirigentes brasileños rechazan ese término y consideran que representan una economía “emergida”. Es un país que, en el plano diplomático y geopolítico, siempre ha buscado la autonomía, el multilateralismo y cierta independencia. Desde que gobierna Lula, ese aspecto se ha acentuado todavía más. Brasil quiere jugar en Primera División. Reclama, por ejemplo, un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU. Es también uno de los promotores del G-20, que se concibió como un foro económico más amplio que el G-8 y abierto a algunos países del sur.

La voluntad de desarrollarse de forma independiente frente al poder estadounidense llevó a Brasil a decir “no” al proyecto imperial del ALCA (1) en 2005, junto a Venezuela y Argentina. Es un hecho que el voto de Brasil era absolutamente determinante ya que de él dependía la continuidad del proyecto. Por otra parte, no hay duda de que Brasil desempeña un papel predominante en el Mercosur (2) y, en general, es un país clave para plantearse la integración económica de los países de América Latina. Así, ha tenido un papel esencial en la reciente entrada de Venezuela en ese mercado común. Sin embargo, aunque Brasil propugne la autonomía, no defiende un modelo de desarrollo alternativo, sino todo lo contrario. En el terreno económico actúa siguiendo una orientación capitalista desarrollista, e incluso en algunos aspectos neoliberal. En sus relaciones con los países de la región, se detecta una clara voluntad de hegemonía de proximidad. Algunos autores hablan de “semi-imperialismo” o de “imperialismo periférico”. Varias empresas brasileñas son multinacionales que practican una política económica agresiva hacia sus vecinos: Petrobras con el petróleo u Odebrecht en el ámbito de la construcción, que han provocado conflictos importantes con países cercanos como Bolivia o Ecuador… La misma relación desigual se da con Paraguay en cuanto a la gestión de recursos hidroeléctricos comunes en Itaipu, donde Paraguay ha sido literalmente privado de su soberanía en ese sector. Y es que la burguesía financiera e industrial brasileña (en especial la de Sao Paulo) defiende así sus prerrogativas en el mercado mundial, lo que, por otra parte, no impide los acuerdos estratégicos entre Brasil y Estados Unidos, por lo que respecta, por ejemplo, a los agrocombustibles.

Desde el punto de vista diplomático, la presidencia actual ha intentado desmarcarse apoyándose en los gobiernos de izquierda o centro-izquierda de la región. Lula siempre ha apoyado a Chávez (como por ejemplo durante el golpe de Estado de abril de 2002), mantiene también buenas relaciones con el gobierno cubano y fue muy claro sobre la situación en Honduras tras el golpe contra el presidente Zelaya. Además, Lula amenazó con no asistir a la cumbre UE-América Latina de Madrid en mayo si Lobo -el presidente hondureño golpista- estaba presente (este último tuvo que desistir). Su diplomacia favorece las relaciones Sur-Sur en el plano diplomático pero también económico. Así China se ha convertido en uno de sus principales socios económicos: en 8 años, el comercio de ese país con Brasil aumentó de 750%… Siguiendo un principio de multipolaridad y buscando tener más espacio en el escenario mundial, el gobierno brasileño rechaza las injerencias de las grandes potencias del Norte en los asuntos de los países del Sur, lo que explica su apoyo a Irán frente a Estados Unidos o la denuncia de nuevas bases militares estadounidenses en Colombia.

Brasil apuesta por el desarrollo de la Unsasur (Unión de naciones sudamericanas), que responde a su preocupación de independencia política y consolidación económica, con un proyecto que prevé instaurar una moneda y un parlamento comunes. Si se materializa, dicha unión concentraría una población de 360 millones de habitantes y será, en extensión (17 millones de km2), la unión económica, monetaria y política más grande del mundo. Pero quedan por superar numerosos obstáculos a causa de las múltiples competencias económicas intrarregionales y de las tensiones existentes entre los diferentes sectores del capital, obstáculos que paradójicamente han sido creados por las elites brasileñas al intentar defender sistemáticamente sus intereses en detrimento de una perspectiva de cooperación real.

Las relaciones de Brasil con la Unión Europea se inscriben en esa preocupación por una mayor inserción competitiva en el mercado mundial. Así, Brasil ha firmado con Francia un importante contrato de armamento. Además, el Mercosur está en negociaciones con la UE aunque choca con el proteccionismo europeo, sobre todo en el terreno de la agricultura.

¿Qué balance se puede hacer al cabo de los ocho años de gobierno de Lula?

Según varios analistas, las enormes decepciones que siguieron a la llegada del PT y de Lula al gobierno en 2002 se podían prever. Es verdad que una parte de la izquierda y de los movimientos sociales no había analizado bien hasta qué punto el PT había cambiado de naturaleza y de orientación política entre principios de los años ochenta y la victoria electoral de 2002. El PT se fundó en febrero de 1980 a partir de una oposición colectiva y popular radical a la dictadura militar. Desde finales de 1978, sindicalistas, intelectuales, dirigentes de movimientos populares hablaban de la necesidad de crear en Brasil un nuevo partido independiente, de clase y abiertamente socialista. El PT ha sido uno de los partidos obreros más grande del mundo y sigue siendo el partido de izquierdas más importante de América Latina. En sus inicios, reunió una gran variedad de sectores sociales movilizados: sindicalistas, claro está, procedentes principalmente de la CUT (3), que representan su columna vertebral, militantes de movimientos asociativos, feministas, vecinales, pero también muchas comunidades de cristianos de base, inspiradas en la teología de la liberación. En veinte años y tras tres derrotas electorales sucesivas en las elecciones presidenciales, el partido ha cambiado mucho. De un programa inicial anticapitalista, que prometía una alternativa radical, el discurso se ha vuelto cada vez más moderado, de centro izquierda. En 2002, el eslogan de la campaña de Lula era “Paz y amor”… Tenemos aquí un nuevo ejemplo de lo que el británico Perry Anderson analizó en Europa: «la izquierda ganó sus galones de partido de gobierno después de haber perdido la batalla de las ideas». El PT ha sufrido una transformación de su composición social, dejando un sitio cada vez mayor a las clases medias e intelectuales con un proceso de institucionalización-burocratización de su aparato y de su dirección, progresivamente ocupada por los parlamentarios y los diferentes elegidos en detrimento de los sindicalistas de ayer. A pesar de todo, la victoria de Lula en 2002 despertó muchas esperanzas en el país e incluso en toda América Latina. Pero ha llegado el momento de hacer un balance. El sociólogo Emir Sader habla del “enigma Lula”, que escaparía a los juicios ya hechos. Otros sociólogos como Michael Löwy o Atilio Boron son más críticos y este último señala que estos dos mandatos han estado marcados por el “posibilismo conservador”. En efecto, se puede constatar que Lula ha renegado de los ideales del PT de 1980 para poner la estabilidad macroeconómica y los intereses del capital muy por encima de las reformas sociales prometidas.

Hay señales evidentes de continuismo con la política de F. H. Cardoso (el gobernante anterior), con el argumento de que la salvación de Brasil sigue siendo el mercado mundial, la explotación masiva de materias primas y la apertura del país (y de su mano de obra) a las transnacionales. En este sentido, el “éxito” económico es real: la economía de Brasil es una de las más dinámicas del mundo, con más de 5 % de crecimiento anual, y vista desde Brasilia la crisis sólo habría sido una “marejadilla”, en palabras del propio Lula. Sin tocar a la estructura social, y con el aplauso de los grandes empresarios y del FMI, el gobierno de Brasil practica tasas de interés muy elevadas, para gran beneficio de los capitales especulativos internacionales. Este “éxito” tiene como contrapunto el mantenimiento, incluso el incremento, de las desigualdades sociales y de renta, lo que constituye uno de los principales problemas democráticos reales del país. Brasil es una especia de “Suiza-India”, que reúne en el mismo territorio rentas extremas. Sin embargo, Lula no ha actuado sobre esas desigualdades estructurales: en efecto, durante su mandato, las rentas de los más pobres han aumentado de manera notable pero las de los ricos todavía más. Según el economista Pierre Salama, el número de brasileros con más de mil millones de dólares en activos financieros creció de más de 19% solamente entre 2006 y 2007. Otro problema aún más grande es que Brasil se ha embarcado en una política de agrobusiness, que incluye el cultivo intensivo de OGM y de agrocombustibles, para gran regocijo de empresas como Monsanto, acogidas con los brazos abiertos, pero con consecuencias medioambientales y sociales desastrosas. Por lo demás, esto llevó a la Ministra de ecología, Marina Silva, a dimitir al cabo de unos meses.

En estas condiciones, la gran reforma agraria tan esperada, tan anunciada durante la campaña, no se ha llevado a cabo. Si embargo, en Brasil, no podrá haber desarrollo alternativo, democrático y sostenible, sin una reforma agraria radical. Se trata de una problemática ineludible. Toda esta política ha representado una ducha de agua fría para el movimiento social y en particular para el MST (4), el mayor movimiento social del continente (que reúne a varios millones de militantes) y uno de los más interesantes por sus formas de auto-organización y de promover una educación popular impresionante.

Sin duda, esas políticas públicas conservadoras se han visto favorecidas por los obstáculos institucionales del Estado federal que es Brasil. El PT es minoritario en el Parlamento y en el Senado y sólo es mayoritario en tres estados. Desde el principio, buscó aliarse con la derecha liberal y latifundista para gobernar, lo que acentuó su inmovilismo, en particular desde el punto de vista de la política agraria. Además, la exigencia de estabilidad económica era un argumento al que Lula era muy sensible en el momento de su elección, como muestra la carta a los brasileños que publicó durante la campaña. Sus principales asesores económicos habían salido de las escuelas del pensamiento neoliberal estadounidense y la contrarreforma del sistema de pensiones de los funcionarios fue una de las primeras medidas que tomó su gobierno. Esta revisión de las conquistas sociales de los funcionarios condujo a la aparición de las primeras diferencias en el seno del PT y llevó a la creación del PSOL (5) en torno a figuras de la izquierda como Heloisa Helena o Plinio Sampaio. Sin embargo, sería erróneo olvidar que Lula sigue siendo extraordinariamente popular, sobre todo entre las clases más pobres (en particular del Nordeste). Ha llevado a cabo varios programas sociales asistencialistas (especialmente durante el segundo mandato), muy rentables electoralmente, como Bolsa Familia (6), programa de ayuda financiera condicionado a la escolarización infantil, que han logrado sacar de la miseria extrema a más de 20 millones de brasileños. La cobertura social y los sueldos mínimos han sido también ampliados y los niveles de criminalización de los movimientos sociales por parte del Estado han bajado considerablemente, abriendo espacios de diálogo e incluso de cooptación de muchos dirigentes sociales y sindicales. Tampoco hay que olvidar que los grandes grupos mediáticos están en manos de una oligarquía arcaica, todavía ferozmente hostil a Lula, que le sigue considerando un sindicalista procedente de la izquierda, y por lo tanto potencialmente peligroso por la composición de su base social.

En resumen, se podría decir que la política de Lula conjuga una política macroeconómica neoliberal y una política social asistencialista centrada en la lucha contra la extrema pobreza, dando in fine estabilidad al sistema, razón por la cual el ex sindicalista es considerado por Wall Street y gran parte de las elites como uno de los mejores presidentes de la historia democrática del país. Se podría calificar su gestión de “social liberalismo a la brasileña” o quizá como hacen algunos autores de “liberal-desarrollismo”, puesto que el Estado brasileño sigue queriendo regular una parte de la actividad económica del país.

¿Cómo ve el futuro del país?

Lula no puede volver a presentarse a las próximas elecciones de octubre. Para el PT, el desafío es hacer “lulismo sin Lula”, captar su popularidad, por supuesto con pocos cambios en la orientación política y económica. La candidata actual es Dilma Roussef. Economista de formación, jefa del gabinete ministerial de Lula, una especie de Primera Ministra, militó en su juventud en los movimientos de lucha armada contra la dictadura. Poco carismática, ha subido mucho en los sondeos gracias al apoyo decidido de Lula y es probable que gane las elecciones en primera vuelta frente al principal candidato de la oposición, José Serra (social-democracia liberal). A la izquierda del PT, el PSOL presenta a Plinio de Sampaio, luchador social incansable y gran defensor de la reforma agraria. Pero desgraciadamente, no habrá candidato común de la izquierda radical en particular con el PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado – trotskista) y el PCB (comunista). Marina Silva será la candidata de los verdes, encarnando la ecología liberal.

A pesar de la crítica de una parte de la izquierda, es probable que el PT consiga el apoyo de importantes sectores populares y de los que no quieren la vuelta de una derecha represiva y del centro neoliberal encarnado por la candidatura de Serra. A medio plazo, creo que es interesante ver lo que sucede en el seno del Movimiento de los Sin Tierra, de los sin techo y de las organizaciones sindicales. Así, este verano se intentó crear una nueva central sindical clasista, en la perspectiva de un sindicalismo más independiente que la CUT frente al poder y que congregue a obreros combativos junto a estudiantes, feministas y colectivos afrobrasileños o indígenas. Este primer paso no resultó. Pero creo que es este tipo de recomposición “desde abajo” que puede hacer surgir la esperanza de una renovación de las alternativas anticapitalistas en Brasil, tierra del Foro Social Mundial y de la consigna “otro mundo es posible”.

» No aceptamos retrocesos»> Janaina Stronzake (Rebelion)

Entrevista publicada en Rebelion

A pocos días de las elecciones presidenciales del 3 de octubre próximo, el movimiento social brasilero reflexiona en “voz alta» sobre la situación del país y sobre la gestión del Partido de los Trabajadores (PT) y del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva en estos últimos ocho años de Gobierno. Las críticas no faltan, “sin embargo no queremos el retroceso político y social que representa el programa del candidato de la derecha José Serra», precisa Janaina Stronzake, joven miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin tierra (MST) de Brasil. Stronzake, 32 años, realiza tareas en el sector de la formación y la cultura. Acaba de llegar a España para un año en el marco de un mandato de Vía Campesina.

 P: La coyuntura electoral brasilera se da en el marco de un particular contexto internacional. ¿Cómo lo definiría?

R: La crisis impone cortes en los presupuestos sociales y de la cooperación internacional, como medio para compensar el financiamiento de los Estados del Norte a sus sistemas financieros en debacle. En lo político, se siente un nuevo empuje de la derecha en el plano mundial…

P: ¿Y en Brasil mismo?

R: Desde la perspectiva de los movimientos sociales transitamos un camino muy difícil. Es cada vez más activa la presencia de las trasnacionales, del agro-negocio, de la derecha como proyecto ambicioso. Algunas constataciones: la «criminalización» de los movimientos sociales por parte de la justicia y del Congreso Nacional con su Comisión de Encuesta Parlamentaria que quiere forzar el argumento del enriquecimiento ilícito del MST. Se da una ofensiva política-militar de la derecha, de los sectores terratenientes y sus milicias armadas. De la mano de un aparato mediático muy potente que juega ese juego.

Además, en el plano rural, un sistemático proceso de concentración de las tierras. En los últimos 10 años aumentó dicha tendencia y no se implementaron la Reforma Agraria ni la democratización rural. Según diversas estadísticas de toda seriedad, Brasil sigue siendo el campeón mundial de la concentración…Y la distribución no avanza.

El Gobierno Lula, avances y asignaturas pendientes

 P: ¿Este análisis implica un balance significativamente crítico del MST hacia la gestión de Lula?

 R: Los ocho años de Lula se dieron en un contexto histórico particular. Luego de los ocho años previos de gobierno de Fernando Henrique Cardoso y el Partido de la Social Democracia (PSDB) que dejaron a Brasil entre los países socialmente más polarizados del mundo. Profundizó la pobreza; regaló el patrimonio del pueblo brasilero al gran capital, como lo ejemplifica la Minera Vale do Rio Doce, que fue vendida a un 10% de su valor real en una maniobra privatizadora realmente horrenda. La gestión Lula se da en ese marco histórico. Lo que, sin embargo, no justifica todo. El principal aspecto negativo del Gobierno Lula fue la no ejecución de la reforma Agraria, definida por la ley. Y el beneficio que le otorgó al agro-negocio, a los bancos y a las trasnacionales en general.

P: Podría profundizar un poco más el tema de la distribución de la tierra como deuda del Gobierno Lula…

R: El Estatuto de la Tierra, una ley de 1964 y muy actual en términos de democratización del acceso a la tierra y al uso de los recursos naturales, prevé ya la Reforma Agraria y define la función socio-ambiental de la misma.

El Gobierno Lula, sin embargo, privilegió el agro-negocio, es decir la gran producción agrícola. Que concentra el 90% del crédito agrícola; ocupa el 75% de las tierras y produce solamente el 30% de la alimentación para los habitantes del país. Mientras tanto el campesinado sólo tiene el 25% de la tierra; accede a un escaso 10% del crédito agrícola de la banca pública y produce el 70% de todo lo que se come en el país.  Todas cifras oficiales del  Censo Agropecuario 2006, hecho por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), una institución gubernamental.

Ahora se promueve un Código Forestal, que responde a las exigencias de los terratenientes para profundizar la devastación de la Amazonia y otras áreas de reserva natural. Este proyecto está en discusión en el Congreso Nacional y si lo aprueban los diputados va a promover más deforestación, más éxodo rural, más monocultivos y mayor concentración aún de la tierra.

Otro aspecto preocupante ha sido la liberación de los transgénicos (organismos genéticamente modificados). La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad está contaminada por empresas como Monsanto. Empresas públicas como EMBRAPA (Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias) están impulsando alianzas con trasnacionales como la Syngenta para desarrollar nuevos transgénicos , por ejemplo para la caña de azúcar. No podemos olvidar que la Syngenta es la responsable del asesinato del campesino y militante del MST Valmir «Keno» Mota, en el Estado de Paraná, en octubre del 2007. ¡Sólo por ese hecho debería haber sido expulsada de Brasil!

P: ¿Reconoce el MST aspectos positivos de la gestión Lula?

R: Sin duda. El más evidente es la Bolsa Familia, un plan de asistencia de emergencia a familias muy empobrecidas. A partir del mismo, 35 millones de personas cuentan hoy con el alimento básico. Es verdad que es una política coyuntural, pero es innegable el impacto positivo de esta medida.

Por otra parte, el 97% de los niños y niñas van hoy a la escuela. Lo que falta ahora es calificar más la educación pública.

Evaluamos que uno de los aspectos más relevantes del Gobierno Lula ha sido su política externa. Las alianzas y aproximaciones con el Sur, con Latinoamérica, con Medio Oriente y Asia… Son ejemplos de un cambio real de la política exterior. Tomó posiciones muy importantes como oponerse al golpe de Estado en Honduras haciendo frente al rollo compresor promovido desde Washington. Sin embargo, Brasil sigue teniendo tropas en Haití, lo que es una vergüenza.

P: En ese contexto de errores y aciertos… ¿Cuál es la postura electoral del MST?

R: Mi visión. Siento que en el mundo hay dos fuerzas que se confrontan: una de derecha, por momentos casi fascista. La otra que opta por el concepto del «Buen Vivir».

No pienso que tengamos hoy en Latinoamérica todos gobiernos ideales, puros. Pero se corre el riesgo que el cambio político sea para atrás, implique un retroceso a un pasado terrible para la gran mayoría de la gente.

No creemos demasiado en que las elecciones sean la solución de todo. La solución está en profundizar la Reforma Agraria y la transformación social. Esto sólo puede realizarlo la gente, el pueblo, con una activa participación en tanto que principal protagonista y no emitiendo un voto cada cuatro años.

Sin embargo somos conscientes de que José Serra, el candidato de la derecha brasilera, representa a los ricos, al capital trasnacional, al anti-Estado social. Nuestra América Latina ha sufrido mucho en 500 años y no queremos más explotación, esclavitud, miseria. En el Estado de Río Grande donde estos últimos cuatro años ha gobernado el partido de José Serra, el PSDB, tuvimos la muestra de lo que propone para todo el país: cierre de escuelas, fin de los programas sociales, represión abierta y violenta contra campesinos y sindicalistas… 

Los desafíos futuros del MST

P: Una situación política nacional que en todo caso impondrá desafíos de fondo para ustedes como Movimiento Sin Tierra…

R: En efecto. Tal vez es importante recordar que el MST nació en 1984 con la propuesta de luchar por la tierra, por la Reforma Agraria y por las transformaciones sociales.

La lucha por la tierra implica pasos simples. Nos organizamos, identificamos un latifundio improductivo, nos dotamos de algunas pinzas y útiles, cortamos las alambradas y empezamos a producir.

La lucha por la reforma agraria es un paso más complicado. Y lo tercero, es decir mejorar el nivel de vida de todos en el campo y la ciudad, es todavía mucho más complicado. Un aspecto clave para asegurar este proceso es la educación.

P: ¿Puede precisar?

R: Debemos poder caminar con nuestras propias piernas. Para ello es necesario comprender bien, antes, el camino a recorrer. Y por eso organizamos escuelas en cada campamento. Y luchamos por una educación pública y universal.

Mucho más aún, necesitamos contar con campesinos-investigadores. Hace 10.000 años los campesinos cuidaban sus propias semillas, las producían, las conservaban. Ahora vienen trasnacionales como Monsanto y Syngenta y nos dicen que ellos son los únicos garantes de las semillas. ¡Increíble! Por eso necesitamos campesinos-investigadores, que no se dejen arrebatar la ciencia que debe estar al servicio de su propia producción. Que sistematicen conocimientos históricos. Y éste es un reto común para todos los campesinos del planeta.

P: Es significativo en su análisis la estrecha relación que le asigna a las dinámicas de su país y a las internacionales…

R: El capital se globalizó. Es una realidad. Y por lo tanto deben globalizarse nuestras redes, es decir el intercambio solidario. Los problemas son esencialmente los mismos para los campesinos de Brasil, de Europa y África. Aunque a veces quieren hacernos entrar en contradicciones entre unos y otros. La buena solución es aquélla que sea correcta para todos los campesinos y trabajadores en el plano mundial. Y dado que el origen de los problemas es el mismo debemos ser innovadores, creativos para alcanzar soluciones que partan de lo local. Y en este sentido adquiere una importancia notoria el concepto de soberanía alimentaria. Con una acción local pero unidos y coordinados a nivel global. Una unidad de acción común.

En nuestro continente es vital la propuesta del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Es esencial crear debates y buscar opciones entre Gobiernos y movimientos sociales a partir de una construcción desde abajo. Es muy importante la existencia de Vía Campesina, así como el rol que juegan Evo Morales o Chávez en Venezuela. Pero con la convicción que los movimientos se construyen y consolidan desde la base.

El rol de la solidaridad internacional

P: ¿Cuáles son los retos de la solidaridad internacional en una situación planetaria tan particular?

R: Tenemos retos grandes a nivel de MST. Y, por ejemplo, el apoyo en Suiza de un organismo como E-CHANGER (Intercambiar), es precioso. Reforzando nuestros desafíos en la producción y en la formación. Y consolidando una comunicación alternativa que rompa el bloqueo que sufrimos en ese terreno…

Lo que significa una nueva visión del intercambio y no del que uno da y el otro recibe. Si debiera usar una imagen ilustrativa sería la de las manos entrelazadas, que se estrechan. Muy distinto a una mano que da y otra abierta para recibir. Adicionalmente, fomentando solidaridad desde la base, como lo hace E-CHANGER que impulsa sus Grupos de Apoyo en todo Suiza. Los que acompañan de cerca el trabajo de los voluntarios helvéticos presentes en América latina y África.

El MST lo ve como un ejercicio significativo y muy importante; una práctica esencial. ¿Por qué? Porque el principal y mejor patrimonio, siempre, sea donde sea, son las personas. Esos Grupos de Apoyo no son sólo un actor financiero. Tienen también un impacto cultural, político, ideológico. Y en cada Grupo de Apoyo se refuerza un tipo de compromiso. Cada persona que es miembro responde a ese colectivo y se asume parte del mismo. Lo que posibilita la actuación solidaria de cada uno con la razón y con el corazón. Insisto: no hay mayor riqueza para un movimiento que el ser humano. Esos Grupos son un ejemplo, un gran esfuerzo para globalizar los ideales, la lucha común por la dignidad humana y sobre todo por la esperanza” (Sergio Ferrari)

El MST y el Foro Social Mundial

En algunos meses, en febrero 2011, se realizará en Dakar, Senegal, una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM). El MST fue una de las cinco organizaciones brasileras que fundaron el MST en el 2000. ¿Qué reflexión de cara al futuro?, preguntamos.

“Estuvimos activamente como movimiento en la última edición del 2009 en Belén de Pará y en todos los eventos anteriores. Es un espacio importante y nuestro movimiento así como Vía Campesina, se ubican en ese espacio. Apostamos a que el movimiento popular organice su coordinación a partir de la base. Y pensamos que es esencial que el FSM, en tanto que espacio, siga sirviendo a los movimientos sociales. En un momento donde el capital internacional intenta recuperar todo. Individuos, proyectos, propuestas, conceptos. Nosotros, por ejemplo, comenzamos a hablar de sostenibilidad. De inmediato vinieron las trasnacionales y comenzaron a usar esa misma idea. Por eso hay que defender espacios y contenidos. Un punto esencial es tener siempre clara la autonomía de nuestros movimientos sea de los Gobiernos, como de las ONG y otras instancias. Y no perder la perspectiva de clase trabajadora mundial. En una construcción que debe ser colectiva…” (Sergio Ferrari).

Resistencias feministas> Justa Montero (Diagonal)

Artículo de Justa Montero, activista de la Asamblea de Mujeres de Madrid, publicado en el periódico Diagonal.

Entre las variadas expresiones que adopta el sexismo y las resistencias feministas que provoca, nos encontramos con las mujeres que se rebelan contra la violencia de quienes decían amarlas, enfrentándose así al poder de los hombres; mujeres que cuidan y son cuidadas y apuntan la imposibilidad de ajustar cuentas con el sistema y sus crisis sin abordar la reorganización social de los cuidados; mujeres que exigen ser reconocidas como trabajadoras, en este caso, del sexo, y cuestionan ‘la protección’ de quienes les niegan la palabra y sus derechos; las que con la decisión de cubrirse la cabeza con un pañuelo, desvelan el etnocentrismo de la sociedad que ‘las acoge’; quienes reclaman la despatologización de la transexualidad y cuestionan la tranquilizadora división binaria de mujeres y hombres.

Todas ellas y muchas más de la extensa lista que se podría elaborar afirman su capacidad y derecho a expresar con voz propia sus experiencias y exigencias, su agencia, y así lo vienen haciendo públicamente.

Sin embargo, en muchos casos estas voces no encuentran un lugar en los discursos y agendas del feminismo oficial e institucional, el que se sitúa próximo al poder. No sólo no encuentran lugar sino que las invisibiliza, puesto que dichos planteamientos se basan, o bien en una representación de las mujeres como colectivo homogéneo presuponiendo la uniformidad de sus necesidades, o bien en privilegiar el punto de vista y experiencias de algunas mujeres que a continuación hacen extensivas al resto.

De una u otra forma, en la práctica supone que se dejan fuera, se relegan a los márgenes, las propuestas de quienes no encajan en esas representaciones cerradas o sesgadas de las mujeres. La forma en que se elaboran y expresan las representaciones de las mujeres da lugar a distintas teorías, estrategias y políticas feministas. Y hace ya tiempo que desde el feminismo crítico o radical, como prefiramos llamarlo, se ha planteado que el hecho de vivir en una sociedad donde la opresión patriarcal es sistémica no significa que todas las mujeres experimentemos las mismas manifestaciones sexistas, ni sintamos los límites de la autonomía y libertad de la misma manera, así como que también sean muy diversas las formas en que nos enfrentamos a las múltiples formas de subordinación.

Pluralidad de contextos

Las resistencias feministas no dejan lugar a duda, reflejan que las identidades son diversas y complejas porque todas interactuamos en una pluralidad de contextos sociales: nadie es sólo mujer por más que serlo pueda determinar gran parte de nuestra vida. ¿Quién construye su identidad, sus deseos y percepción de la realidad sólo a partir del hecho de nacer mujer? No resulta verosímil que en la subjetividad, las experiencias y vivencias no reflejan las implicaciones que tiene la pertenencia a las categorías sociales establecidas por el color de la piel, la clase, la sexualidad, el cuerpo, la edad y muchas otras.

Nada es tan sencillo como parece, y dar significación política a las diferencias y a las similitudes entre las mujeres es una tensión en la que nos movemos, evitando caer en el efecto pendular que lleva del esencialismo al relativismo, extremos que dificultan la expresión de las luchas feministas.

La pertenencia de las mujeres a un género, asignado socialmente, se ve atravesada e interpelada por todas ellas, determinando la forma y el alcance del sexismo. El interés por tanto se centra ahora en visibilizar las intersecciones de los distintos sistemas de poder: patriarcal, heterosexista, racista y clasista. Se manifiesta por ejemplo, en la lucha de las empleadas de hogar, donde el género, la clase y la condición de inmigrantes explica las condiciones extremas de ese ‘nicho’ laboral y su reivindicación de integración en el régimen general de la Seguridad Social.

También lo hace en la intersección entre género y sexo, en la lucha contra las sexualidades normativas. No es nuevo, en la genealogía feminista encontramos antecedentes en la articulación entre clase y género, allá por los ‘70, y que derivó en el desarrollo de las teorías de los sistemas duales de opresión; y a inicios de los ‘80 la articulación entre género y sexualidad, de la mano de las feministas lesbianas. Ahora el impulso ha venido de los activismos antirracistas, anticapitalistas, queer y de los feminismos disidentes protagonizados por mujeres del ‘Sur’.

Se reclama la descolonización del feminismo occidental, de su etnocentrismo que lleva a representaciones victimizantes de ‘las otras’, que les priva de la palabra y por lo tanto hacen imposible el necesario diálogo. El tratamiento que desde algunos ámbitos se da al uso del hiyab por parte de algunas mujeres resulta un buen ejemplo, pues a estas mujeres no se le aplica lo que es un criterio común a la propuesta emancipadora que representa el feminismo: el reconocimiento de la autonomía.

Por otro lado, las feministas antirracistas llaman la atención sobre el racismo del feminismo blanco y reivindican sus identidades fronterizas. Y por último, el neoliberalismo galopante y la crisis económica, ecológica, de cuidados y ética, resitúa el componente anticapitalista de la lucha feminista que, en su articulación con el patriarcado, también amenaza con la reprivatización de las necesidades y la renaturalización de las mujeres –un análisis de lo que sucede con la ley de dependencia resultaría muy ilustrativo en este sentido–.

Recuperar las categorías de “raza”, etnia, clase, sexualidad y sexo para el análisis y práctica política resulta fundamental para un feminismo inclusivo y radical, porque no hay forma de abrir puertas de igualdad, libertad y autonomía para las mujeres y tratar de poner patas arriba las estructuras sociales y económicas, los sistemas culturales y simbólicos si se prescinde de la forma en que interactúa el sistema patriarcal, con el racismo, heterosexismo, o las diferencias de clase en la vida de las mujeres.

Si se acepta la multiplicidad de sistemas de opresión, no como una suma lineal de elementos sino en su articulación, el urgente y apasionante desafío que representa, lo es sin duda para el movimiento feminista, pero creo que también para todas las teorías y movimientos de resistencia, ¿cómo si no establecer las alianzas y relaciones? La búsqueda de alianzas entre las distintas expresiones feministas resulta imprescindible para, a partir de las prácticas políticas concretas, articular los discursos y agendas, ir forjando esa confluencia de resistencias tan necesaria para dar una proyección política a las exigencias y lograr cambios en nuestras vidas y un cambio radical de la sociedad.

No al golpe de estado > Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador

Las mujeres agrupadas en la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador rechazamos cualquier intento de golpe de Estado venga de donde venga. Después de que en América Latina pasamos por décadas de dictaduras crueles que significaron el desaparecimiento, tortura y asesinato de generaciones enteras, y que dejaron como saldo pueblos sin derechos, silenciados y dieron paso al avance del neoliberalismo en el continente, no podemos permitir que se vuelvan a instaurar golpes de estrado y dictaduras, NUNCA MÁS UNA HONDURAS en AMERICA LATINA, NO A LAS PRETENCIONES DE GOLPE DE ESTADO EN ECUADOR, NO A LA INJERENCIA DE LA CIA EN NUESTROS PAISES. Nosotras no estamos dispuestas a permitir que se produzcan golpes de Estado que vayan en contra de los mandatos populares y se instauren regimenes de terror, persecución y amedrentamiento. La constitución de Montecristi del 2008 es la expresión de muchas de nuestras luchas, apuestas y sueños y EXIGIMOS QUE SE CUMPLA EL MANDATO CONSTITUCIONAL Y SE RESPETE A LA DEMOCRACIA Y LA GARANTIA DE NUESTROS DERECHOS.

Demandamos coherencia política con el pueblo a todos los sectores sociales, movimientos y organizaciones.

Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador

Casa Feminista de Rosa

La reforma laboral, un nuevo ataque a los derechos de las trabajadoras del hogar

Comunicado pubilcado en la web de la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia

En la reforma laboral que se aprueba el día 9 de septiembre en el Congreso, hay un cambio que se ha presentado como progresista y favorable a las trabajadoras domésticas.

A continuación, la valoración de la ATH:  

No llegan al 9% las trabajadoras de hogar que se verán beneficiadas por la reforma del art. 26 del Estatuto de los Trabajadores.

La reforma sigue sin reconocer a las trabajadoras de hogar el derecho al salario mínimo ANUAL, como al resto de trabajadoras-es.

La reforma consiste en:

–    establecer en un 30% el máximo del salario a percibir en especie (actualmente es un 45% para las trabajadoras de hogar, para el resto de sectores ya era un 30%)

–    establecer que aunque una parte del salario salario vaya en especie, no se puede cobrar en metálico un salario inferior al mínimo interprofesional.

Consideramos que la reforma no puede presentarse como un avance en la situación de las trabajadoras domésticas, por las siguientes razones:

A)    Mientras que el salario mínimo anual para el conjunto de los trabajadores y trabajadoras es de catorce pagas (en 2010, 633,3 € x14), el Decreto 1425/1985, que regula el régimen especial del servicio doméstico, reconoce sólo dos pagas extraordinarias de 15 días cada una.
La mayoría de los Tribunales consideran que el salario mínimo interprofesional anual no es aplicable a las trabajadoras domésticas, al establecer su norma especial las pagas de quince días, así que su salario anual mínimo estaría por debajo del mínimo del resto de los sectores (en 2010, 633,3 x 13).
EN LA REFORMA, EL GOBIERNO NO HABLA DE GARANTIZAR EL SALARIO MÍNIMO “ANUAL”, POR LO QUE ES ROTUNDAMENTE FALSO QUE LA REFORMA RECONOZCA A LAS TRABAJADORAS DE HOGAR EL SALARIO MÍNIMO INTERPROFESIONAL.

B)    De los datos de las asesorías de Barakaldo, Basauri y Bilbao, sobre las 208 consultas presenciales de septiembre de 2009 a agosto de 2010 (las consultas telefónicas son más, pero no entran en la estadística), se concluye:

–    LAS TRABAJADORAS INTERNAS. Ninguna de las trabajadoras internas se hubiera visto beneficiada por esta reforma. El salario más bajo que hemos visto era de 654 €, por lo que excedería los 633,3 € del s.m.i.
Casi ninguna interna recibe el salario que corresponde a su jornada, porque aunque reciban por encima del s.m.i., todas trabajan más de 10 horas diarias, y muchas no tienen ningún otro descanso diario que el nocturno. Esto es posible y legal porque el Decreto 1425/1985 reconoce el llamado “tiempo de presencia”, que puede no retribuirse, con lo que la jornada puede legalmente llegar a las 14 horas diarias y pagarse a razón de 8 horas.  Además, muchas no libran ni festivos ni fines de semana.
Como la reforma no reconoce el derecho a recibir en metálico el “salario mínimo en relación con la jornada”, en la práctica no hay ninguna mejora para este sector.

–    DE LAS EXTERNAS, el 8,65% se verá beneficiada por la reforma. Son las que trabajan 40 y más horas y no llegan a las 633,30 € al mes.

Pero de estas, una parte trabaja más de 40 horas, y sólo se les reconocerá el salario mínimo, no el sm.i. en relación con la jornada, porque para ellas también es legal el tiempo de presencia y los descuentos de manutención, que en adelante sólo podrán llegar al 30% del salario (el progreso es que antes eran del 45%).  Pero sigue sin establecerse la cantidad concreta que puede descontarse por cada comida, lo que seguirá dando lugar a descuentos abusivos, que serán legales.

La reforma legalizará las agencias privadas de colocación, por lo que la intermediación en el empleo será legal. La ATH ha denunciado a bastantes por sus abusos (fomento de la contratación por debajo de las condiciones legales, sin seguridad social, cobro de porcentajes mensuales sobre las horas trabajadas, discriminación en la selección…) y hemos comprobado el nulo interés de la Inspección de Trabajo y del Gobierno Vasco en perseguirlas.

La última experiencia la hemos tenido hace una semana: el jefe de la Inspección de Bizkaia nos comunica que una agencia que habíamos denunciado (ABANDO de Servicio Doméstico) no va a ser investigada ni sancionada porque ha “desaparecido”, al cambiar su razón social. Actualmente sigue utilizando igual o parecido nombre comercial, y continúa funcionando en el mismo domicilio y con el mismo teléfono.

Seguimos exigiendo servicios públicos de empleo también para las trabajadoras domésticas.

Hace falta un reforma que además de reconocer a las trabajadoras domésticas el derecho a un salario digno, al descanso y a una protección de seguridad social como la del resto de los sectores, PONGA LOS MEDIOS (INFRAESTRUCTURAS, REORGANIZACIÓN DE HORARIOS LABORALES, SERVICIOS,…) PARA QUE EL CUIDADO DE LAS PERSONAS SE LLEVE A CABO SIN LA EXPLOTACIÓN DE NADIE: NI LAS MUJERES NI LAS TRABAJADORAS DE HOGAR.

Fdo. Asociación de Trabajadoras de Hogar de Bizkaia
Septiembre de 2010

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