Hacia un reconocimiento equitativo y plural de las victimas> Miembros de la Asociación Pro Derechos Humanos Argituz (Gara)

Gara Hacia un reconocimiento equitativo y plural de las víctimas

«No dejemos que este legado de injusticia forme parte de nuestra historia. Cientos de personas que resultaron víctimas de violaciones de derechos humanos esperan y merecen una respuesta digna en la que ellas y ellos sean el centro y no las preocupaciones políticas de este o aquel partido político»

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España: Una, Grande, y ¿Libre? > Mariano Gómez (Alternatiba)

Estos días hemos  vuelto a tener un ejemplo más de lo que da de sí el modelo autonómico surgido de la llamada transición hacia la democracia. Un ejemplo más de lo que aquello realmente supuso, transición sí, pero para dar tiempo a los valedores del franquismo, a sus líderes políticos, a su poder judicial, a sus militares, a sus cuerpos policiales a cambiar de traje y de mensaje, pero manteniendo intacta toda su estructura. Sin tocar ni cambiar nada ni a nadie, sin depuraciones de ningún tipo de responsabilidades, ni políticas ni penales, por la vulneración de derechos fundamentales realizados durante cuarenta años. La transición del olvido, de la desmemoria, del dejar todo atado y bien atado.

Y aunque es verdad que hubo cambios importantes, que ha habido incluso progresos en muchos aspectos, el déficit democrático del que partía ha sido una losa demasiado pesada, que ha marcado el devenir de la mayoría  del Estado. La concepción de la democracia en la mayoría oficial del reino de España es de una calidad baja, bajísima, fundamentalmente cuando hablamos de derechos fundamentales, de derechos de los pueblos, e incluso de las personas, de ciudadanos individuales. Se ha producido, sin lugar a dudas, una involución conservadora, al igual  que en la mayoría  de las sociedades, pero aquí  multiplicado por dos, debido al punto de donde se partía.

Y el fallo sobre el Estatut catalán es otro buen ejemplo de ello. No olvidemos que este era ya un estatut descafeinado (convenientemente «cepillado» en el trámite del Congreso de los Diputados, como muy bien dijo el señor Alfonso Guerra en su momento), que no se correspondía ya con el aprobado por una abrumadora mayoría del Parlament de Catalunya. Y aún así, más de lo mismo. Nos vuelven a dejar claro que aquí sólo existe una nación, la española, y un sólo pueblo, el español.

Al igual que sucedió con el recorrido político-jurídico que  tuvo el intento de consulta  del anterior lehendakari, Juan José Ibarretxe, no sólo  desde las más altas instancias políticas, sino  también desde las judiciales, se deja claro que hay un sólo sujeto de la soberanía  popular, el pueblo español.

No caben medias tintas, nos han dejado meridianamente claro que aquello de la España Plural, del estado plurinacional, del encuentro  de pueblos y nacionalidades, es, era, un camelo. No cabe en su Constitución, no  entra dentro de su pensamiento  político. No quieren saber nada de pueblos soberanos, aunque sea para decidir unirse libremente al resto. Juntos, sí, pero no  por decisión popular y propia, sino por mandato político  y constitucional de una de las partes. Ese es el pensamiento único en el reino, el del ultranacionalismo panespañol. Nadie se sale del guión, ¿federalismo, confederalismo, unión libre de pueblos?… estos conceptos no caben ni siquiera en su literatura. De mantenerse en esas posiciones, pocas, muy pocas salidas dejan a los pueblos que hoy forman parte del estado español.

Es hora de tejer alianzas también en este aspecto. A la izquierda política, social y  sindical de este pequeño país, Euskal Herria,  nos va a tocar también liderar esta lucha. Porque no estamos hablando de que  no nos dejen decidir, sino  que nos niegan incluso el derecho  a ser y a existir como pueblo diferenciado (ni mejor ni peor que el resto, pero pueblo al fín y al cabo).

Es hora también  de volver a tejer complicidades, confianzas, con otros pueblos del estado en la misma situación. Ahora  nos surge una buena oportunidad con Catalunya. Hablemos y actuemos desde el respeto a cada identidad, a cada situación, como una sola voz. Somos un pueblo, somos una nación, tenemos  derecho  a ser, a existir, y, por tanto, a decidir por nosotros mismos.

Viendo los  acontecimientos surgidos esta semana pasada, no puedo más que acordarme de esa vieja reivindicación de toda la izquierda, no sólo la abertzale. La necesaria unión de la lucha por la liberación nacional y social  de este pueblo. Y ahora, es uno de esos momentos en los que se ve mejor que nunca. Acabamos de tener una huelga  general, fruto del enésimo intento  de recortes laborales y sociales, demandando una  salida a la crisis generada por los de siempre desde la apuesta clara por otro modelo económico y social, reivindicando  también en este aspecto el derecho a elegir nuestro modelo de sociedad, y el marco  vasco de relaciones  laborales.

Unos  podremos poner más el acento en la necesidad de cambio de modelo económico y social, en la justicia social, otros en la reivindicación nacional, pero sí de verdad pensamos en clave global, si de verdad somos izquierda soberanista (ambas cosas, izquierda y soberanista) no tenemos ninguna  excusa para no seguir tejiendo alianzas, confianzas y complicidades en la búsqueda de la construcción de ese gran bloque  de izquierda soberanista y alternativa que este país necesita. No tiene sentido que nos dividamos en base al modelo de estado, cuando  todavía  no hemos conquistado el derecho a poder elegirlo.

Porque aquí todavía  es posible el cambio, porque aquí  todavía  estamos en condiciones de poder empezar a disputar la hegemonía a las fuerzas conservadoras. Pero no nos podemos dormir, la ola conservadora también invade a nuestro pueblo, y las condiciones objetivas  serán  cada día  más difíciles. Hagámoslo bien,  como se suele decir sin  prisas pero  también  sin  pausas. Respetando los ritmos de cada cual, estableciendo diferentes niveles de convergencia, teniendo  siempre la mano tendida  y la puerta abierta a unos y a otros. Todos somos necesarios. Por el derecho a decidir, por el cambio  de modelo económico y social. Porque otra Euskal Herria es necesaria, y porque tenemos, entre todos, además, que hacer que sea posible, nos vemos este sábado en Donostia.

Soberanas!

Hoy entra en vigor la Ley de interrupción voluntaria del embarazo embarcada en la polémica. La presentación de alegaciones ante el tribunal constitucional provocará que de nuevo se lance un debate interesado en los medios. Unos y otros nos querrán hacer creer que esta ley supone una consecución de la histórica reivindicación feminista a favor del aborto. Seguirán intentando ocultar lo que realmente ha sucedido de nuevo: una falta de respeto a la autonomía de las mujeres y al derecho a decidir de manera autónoma sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Es por este motivo que en Alternatiba hemos decidido volver a lanzar la campaña Si ellos parieran el aborto sería libre. Los derechos no se negocian ni tienen plazos. ¡Aborto libre y gratuito!, en defensa de uno de los derechos de las mujeres más vulnerados: el de decidir sobre su propio cuerpo.

Desde Alternatiba entendemos que la consideración del aborto como delito, la tutela que se quiere imponer a las mujeres sobre su capacidad de decisión, y la conculcación de su derecho a que las interrupciones del embarazo se practiquen en la sanidad pública, son otras fórmulas de violencia patriarcal, y como tal deben ser denunciadas.

De esta manera, no podemos sino oponernos a la ley del aborto del PSOE, por tres razones fundamentales: no respeta la libre decisión de las mujeres, limitando así el ejercicio pleno de sus derechos sexuales y reproductivos; no establece medidas concretas y claras que garanticen la práctica del aborto en el sector público; y no saca al aborto del código penal. Además, esta propuesta de ley, tibia y cobarde, está estrechamente vinculada a las diferentes campañas orquestadas por la jerarquía eclesiástica, los mal llamados grupos pro-vida -grupos anti-elección sería un nombre más apropiado- y los partidos políticos afines, que atentan de manera sistemática contra la dignidad de todas las mujeres.

En este sentido, la derecha y el social-liberalismo se unen, desde diferentes perspectivas, para enfrentar la capacidad de las mujeres a ejercer su derecho a decidir cuándo y cómo ser madres, y es necesario que las diferentes fuerzas sociales y políticas que defendemos el fin de toda violencia contra las mujeres alcemos la voz y salgamos a la calle, acompañando al movimiento feminista.

Además, queremos basar nuestra defensa de los derechos en datos reales, y no en los debates infundados a los que el lobby anti-elección nos quiere conducir. Así, el pasado 5 de noviembre, el Ministerio de Salud presentaba el informe con los datos recogidos sobre las IVE (Interrupciones Voluntarias del Embarazo) practicadas durante del año 2008. Este informe nos ofrece una serie de datos importantes: se han producido 115.812 interrupciones voluntarias del embarazo; el 98,01% se han realizado en clínicas privadas; el 88,70% se efectuaron antes de las 12 semanas de gestación, y alegando problemas de salud materna -96,96%.

Esta es la realidad de la práctica de la IVE: primero, a pesar de que ésta es una de las prestaciones del catálogo de servicios que figura en la Ley Orgánica de Sanidad, prácticamente la totalidad de embarazos se producen en clínicas privadas, con grandes desigualdades además entre comunidades autónomas; segundo, la inmensa mayoría de embarazos interrumpidos se producen en los primeros tres meses de gestación, poniendo en entredicho el supuesto efecto-llamada que pudiera tener una legislación sin plazos; tercero, la vigencia de los derechos de las mujeres siguen siendo tutelados por el personal sanitario y de la judicatura, que son quienes deciden en última instancia; y cuarto, la legislación actual, que sigue considerando al aborto como delito, genera un alto nivel de inseguridad para mujeres que abortan y para los y las profesionales que los practican -podemos tomar como ejemplo lo sucedido en la Clínica Isadora de la Comunidad de Madrid, cuyo caso ha sido archivado por considerar que los hechos investigados no eran constitutivos de delito, después de dos años y medio de diligencias-.

El movimiento feminista ha denunciado durante años esta realidad, y ha exigido una regulación que respetara en primera instancia el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, su sexualidad y su maternidad. Tenía el PSOE por tanto una oportunidad única de poder promover una ley que fuera amplia, y que permitiera dar respuesta a todas las críticas que desde el movimiento se planteaban, garantizando así plenamente la práctica del aborto en el estado español.

Pero lo que abunda, fundamentalmente, son las oportunidades perdidas, e incluso el incremento de la conculcación de derechos: se sigue estableciendo un sistema basado en plazos y supuestos, que en última instancia colocan el derecho a decidir en los tribunales y en el personal sanitario, quienes, a través de informes y comités, podrán señalar si las mujeres que deciden abortar tiene legitimidad para hacerlo o no; estos plazos y supuestos, en algunos casos, profundizan en la incapacidad de las mujeres para tomar decisiones, aumentando la cantidad necesaria de dictámenes médicos y de especialistas; la decisión de las mujeres sigue siendo condición necesaria, pero no suficiente, estableciendo medidas como el período de tres días de reflexión que tienen que cumplir las mujeres que quieren abortar, profundizando así en la imagen de que las mujeres que abortan lo hacen irreflexivamente, y que siempre es mejor obligar a que se tomen unos días para que se lo piensen mejor; no se entra a regular cómo se va a garantizar que la práctica de los abortos se realice en el sistema de sanidad pública, haciendo únicamente una vaga referencia al respecto en su capítulo II -donde se señala que los poderes públicos garantizarán la salud sexual y reproductiva-, pero no se específica cómo con la nueva legislación se pretende dar la vuelta a ese 1,9% de abortos realizados en la sanidad pública -dato directamente vinculado a la falta de protocolos comunes, falta de equidad en las distintas comunidades autónomas, dificultades de acceso de las mujeres, etc.-; a su vez, tampoco regula la objeción de conciencia del personal sanitario, cuando se sabe que éste ha sido otro de los motivos que ha limitado la atención en los centros de salud públicos, al ser la objeción no una cuestión meramente individual, sino en ocasiones de todo el centro.

Significativo es también la marcha atrás en cuanto a la posibilidad de decidir de manera autónoma por parte de las mujeres de entre 16 y 19 años. A partir de ahora tendrán que ir acompañadas de sus padres quienes tendrán la última palabra. En caso de desacuerdo, una persona ajena a la familia y a las circunstancias vitales de cada mujer tendrá el poder de decidir si esta mujer es autónoma o no para tomar decisiones. Se renueva y se hace patente aquí la intención paternalista y de tutela del derecho individual e inalienable a decidir sobre nuestros propios cuerpos y vidas, que no son de nuestros progenitores, sino propios.

Y así existe un largo etcétera de razones por las que es necesario incidir en la incompatibilidad de esta ley con el derecho de las mujeres a decidir, como se recoge en el Manifiesto de Mujeres ante el Congreso.

Es por ello que nuestra campaña como Alternatiba va a manifestar nuestro frontal desacuerdo con la ley que hoy entra en vigor. Consideramos que la nueva legislación debería garantizar el aborto gratuito para todas las mujeres. Y sobre todo consideramos que el aborto es una cuestión vinculada a los derechos de las mujeres, y que como tal, debería ser suficiente con la voluntad expresa de las mujeres para decidir si quieren abortar. Por eso decimos que los derechos no tienen plazos, y que además no se negocian.

No se negocian con aquellos grupos que quieren presentar esta cuestión como un tema moral y de defensa de la vida. No se negocian con aquellos grupos que utilizan esta cuestión para defender un modelo de vida basado en la familia tradicional y en la defensa de determinados valores, que consideran universales, frente a la libertad de decisión de las personas. No se negocian con la jerarquía de la Iglesia católica, que sigue sin entender que la religión es una cuestión vinculada al ámbito privado, y que al margen y por encima de sus creencias el estado tiene la obligación de garantizar el ejercicio de todos los derechos para su ciudadanos, y también, por más que les pese a algunos, para sus ciudadanas. No se negocia con aquellos que confunden con sus artimañas y campañas a la opinión pública, y que no permiten que el aborto se debata entre todas la personas, con toda la información y conociendo todas las propuestas. Porque estamos convencidos/as que si ellos parieran el debate sería otro…. ¡salimos a la calle por el aborto libre y gratuito!

 

La policía de Ares > José Luis Agirre (Alternatiba)

Habría  muchas cosas que decir, que comentar sobre la jornada de huelga general celebrada el pasado 29 de Junio. Son muchos los aspectos a destacar, mayoritariamente positivos. Pero en este momento me quiero  detener solamente en uno que podríamos  llamar colateral, aunque sea de una enorme importancia: la actitud mostrada durante toda la jornada por la policía de Ares, y la respuesta dada desde la responsabilidad, tranquilidad, y saber estar por miles y miles de huelguistas.

Teníamos claro, al igual que sucedió en la huelga general del 21 de mayo de 2009, que la orden general iba ser la de ir a provocar, a incitar el comienzo de lo que ellos denominan incidentes, convertir la jornada de huelga en un problema de orden público, de enfrentamientos, y  de detenciones masivas.

Y vaya que si era esa la orden recibida. Decenas de miles de personas, ejerciendo el derecho a la huelga, el de manifestación, o de ser parte de piquetes informativos, vivimos en vivo y en directo como grupos de encapuchados perfectamente organizados y armados, aparecían por todos los lados, bajaban nerviosos de sus furgonetas, insultando, gritando, provocando a diestro  y siniestro (excepciones, como siempre, también las hubo, pero minoritarias). Como se quedaban desarbolados, indecisos, ante la respuesta ejemplar dada por l@s trabajador@s. El no responder a las provocaciones, el mantenerse quietos, el levantar las manos, el  hablarles pausadamente les descoloca (ese no es su guión). Hubo cientos de ejemplos llamativos: polis gritando e insultando, empujando, agarrando del cuello, o dando algún que otro porrazo provocativo, mientras alguno de los ciudadanos agredidos con tranquilidad y parsimonia, le explicaba la reforma, le decía si no tenía hermanos o amigos en paro, en ERE, que  si sabía lo que  iba a suponer para muchos de ellos. También vimos como a alguno de estos, ya de edad avanzada le terminaban apaleando, primero uno de los encapuchados, después ante la actitud de no resistencia, de no respuesta por parte de este veterano obrero, aparecían otros dos o tres uniformados, golpeando en piernas y brazos, como se le llevaban a empujones, entre gritos de solidaridad; como a otra veterana sindicalista, que intentaba dialogar con los imposibilitados para dicha  acción, le venía un nuevo hombre de negro por detrás, y mientras le dedicaba “cariñosos” epítetos, la cogía por el cuello con la porra entre las dos manos y la tiraba al suelo. Este tal vez ha sido uno de los casos más llamativos por estar filmado, pero hubo cientos parecidos. Trabajadores frente a policías encapuchados y armados, frente a frente, estos últimos insultando, provocando, empujando, sin obtener más respuesta que el silencio, las manos en alto, o el dialogo. Se vivieron momentos de auténtica tensión, cuando alguno de los incontrolados uniformados decidía  pasar del empujón, del insulto, o del pequeño toque con la porra en la cara, en  la barriga, al porrazo sin ton ni  son. Reacción ejemplar del agredido, mordiéndose los labios, de sus compañer@s de al lado, con la misma sensación  de rabia e impotencia. Hubo también  alguna pequeña carrera, cuando la agresión era ya masiva, y no se podía pedir a todo el mundo heroicidad y aguante en todo momento.

Era curioso ver como cuando alguno de los encapuchados perplejo ante la actitud del manifestante, sucumbía a la tentación de escuchar, terminaba una vez más nervioso con la misma cantinela: “está haciendo desacato a la autoridad”, ¿qué desacato?, ¿por qué motivo?, ¿que he hecho mal?, respondía el aludido. “Desacato porque lo digo yo y basta”. Cuanta sabiduría, cuanta destreza mental se enconde tras un casco y una capucha. Impresionad@s quedábamos ante los pocos que intentaban  hablar.

Pero más allá de anécdotas que vimos much@s por decenas, sí que tenemos que hacer una reflexión. Vivimos una época convulsa, de crisis  sistémica, en  la que  un dia sí  y otro también se vulneran o agreden algún derecho  social, laboral, político, o nacional. Es claro que  en este pequeño país también  la ola conservadora ha entrado, pero, a diferencia  de otros lugares, tenemos un foco de resistencia nada desdeñable para que  desde la izquierda política, social  y sindical podamos hacerle frente. Tenemos que recuperar la lucha ideológica, la lucha  de valores, tenemos que disputar la hegemonía a la derecha social  y política que todo lo  invade,  hay que recuperar la calle, recuperar la necesidad de la movilización en sentido  amplio, saliendo a la calle, sí, pero también y sobre todo hacer esa necesaria labor pedagógica en el conjunto de la sociedad.  Y para ello no solamente es importante luchar y pelear por conseguirlo, sino  también la forma de lucha que  elegimos para ello. Ahí  está la pedagogía. Luchamos por una sociedad mejor, por una  modelo económico y social  distinto, y cuando lo  hacemos trasladamos nuestra forma de sentirlo. Tenemos que dejar siempre claro, que somos nosotr@s, desde la  izquierda,  los únicos que de verdad apostamos por la  defensa de TODOS los derechos para TODAS las personas.

Me viene a la memoria, viendo estás imágenes de represión, la lucha llevada a cabo desde el movimiento de objetores de conciencia  e insumisos. No sólo tenían  un discurso que les daba la razón, que conectaba con la mayoría social, sino  que  además, cuando realizaban acciones de todo tipo, lo  hacían  siempre desde la NO  violencia. Aquellas imágenes de jóvenes sentados, con las manos  entrelazadas, siendo  apaleados y llevados en volandas por las diferentes policías conseguían mucho más que  las carreras, la respuesta con piedras, o los cócteles molotov. Servían mucho más para llamar la atención sobre el problema, para despertar conciencias, y desarbolaba la permanente intención  del Estado, de convertir también ese problema en uno de orden público, de jóvenes agitadores radicales.

Pues  bien, vamos a tener que salir muchas veces a la calle, por motivos diferentes, sigamos el ejemplo de la actitud de los miles de huelguistas, dejemos una y mil veces meridianamente claro que, si  se produce escenas de violencia, quienes son  los responsables. Algo está cambiando en este  país, y los viejos discurso a algun@s  todavía  les van a servir por algún tiempo, pero tienen fecha  de caducidad. Personajes como Ares,  que tiene el mismo concepto  del orden  público y de la democracia que el que pudiera tener en su época un jefecillo falangista de provincias, son productos del pasado. Aunque ellos aún no lo sepan, o no se lo crean.

Y,  por último, habrá que hacer también un análisis sobre que tipo de policía  queremos. Los sectores democráticos que existan en su interior  tienen también que empezar a analizar los cambios que  se están produciendo, y  que papel quieren jugar. Ser herederos  del recuerdo  colectivo  de grises y tricornios, o apostar por ir construyendo  una policía  verdaderamente democrática,  de  cara descubierta,  que sirva fundamentalmente para el servicio  al ciudadano.

Fotografía: www_ukberri_net

Huelga sí, huelga no > Mariano Gómez (Alternatiba)

La verdad es que tengo que reconocer que somos much@s l@s que estos días nos hemos tenido que morder la lengua en más de una ocasión… Suele pasar siempre que se convoca una huelga general; les pasaba a nuestros bisabuelos, a nuestros abuelos, a nuestros padres y ahora a nosotr@s. Eso sí, cada vez, son más los que, sobre todo dentro de la función pública, dentro de los que tenemos la suerte de tener un empleo estable, se sienten cómodos y a gusto con la situación reinante. Inventan, reinventan, repiten mil motivos para no moverse, para no hacer huelga, para dejar claro que no va con ell@s. Que sí, que ya saben que les han pisado un poquito el callo, que les han quitado algún dinerillo, que va a ver menos contrataciones en la administración (eso quiere decir reducción de gastos en personal), pero que el rollo de los sindicatos no les gusta, que todo es política, que no va a servir para nada, que le vamos a regalar dinero al estado o al empresario, que la reforma y los recortes no van con nosotr@s. Y en algún caso hasta pueden tener razón, pero dejémoslo claro:

Sí, es verdad, toda huelga general es política, y esta no es una excepción, ya que quiere ser un grito de dignidad, un golpe en la mesa desde la solidaridad con los que más están sufriendo esta crisis, un grito casi a la desesperada y en el desierto para despertar conciencias, contra las políticas neoliberales y conservadoras que se están cargando lo que queda de estado de bienestar. Y hablemos claro, no pasa nada. Que no se pongan excusas. Y que se diga que no hacer huelga también es una acción política. Ya que se tiene  toda la legitimidad para decir:

Que se está de acuerdo con el modelo de desarrollo especulativo, generador de inmensas ganancias, sin ningún tipo de control público que se ha llevado durante los últimos años de bonanza económica, sin reparto de riqueza, ni redistribución fiscal.

Que se está de acuerdo con que se hayan dilapidado miles y miles de millones de dinero público, entregándoselo a los bancos, a las grandes financieras, a las constructores, a los grandes especuladores (es decir, a los principales responsables de esta crisis) para que puedan salir de su “mal” momento, sin tener en cuenta lo ganado durante años y años.

Que se está de acuerdo con que, para hacer frente a la ingente cantidad de dinero entregado a los anteriores, se debilite al sector público (incluyendo sectores fundamentales como la educación y la sanidad), que se reduzca y congele el sueldo de sus empleados, que se elimine el subsidio mísero a los parados que ya no cobren desempleo (justo en el momento en el que a decenas de miles de personas se les ha terminado o está a punto de terminar), que se disminuya la cantidad destinada a la ley de Dependencia, que se elimine el impuesto sobre el patrimonio y se reduzca el de sociedades (Esto se hizo, además, en época de bonanza económica), que no se luche contra el gran fraude fiscal, que se niegue la posibilidad de una política fiscal verdaderamente progresiva.

Que se está de acuerdo con la última reforma laboral (¿y van?), que abarata el despido de forma escandalosa, que, además, hace que una parte de la mínima indemnización la paguemos entre todos a través del FOGASA, que se pueda de forma unilateral tomar medidas contrarias al convenio colectivo, flexibilidad laboral máxima.

Que estás de acuerdo con la generalización de la precariedad laboral, de los contratos temporales; ya que con tanto abaratamiento de despidos, con tanta flexibilidad, con tanta posibilidad de incumplimiento unilateral por parte de la empresa del convenio colectivo, lo que en realidad se hace es que dé lo mismo tener un contrato fijo o uno temporal, ya que te pueden poner de patitas en la calle con la misma facilidad.

Que no te importa que estemos ante el más grave atentado a los derechos  de  l@s trabajador@s en los últimos treinta años (aderezados con las sucesivas reformas del PSOE, PP, PSOE otra vez). Ante un ataque en toda regla a nivel mundial a lo que se ha conocido como estado del bienestar, ante un intento de llevarnos al sistema norteamericano, en lugar de  defender el europeo surgido tras las segunda guerra mundial.

Que te da igual que se produzcan recortes de derechos laborales que han costado en este país muchísimo sacrificio conseguir: miles de muertos, encarcelados, apaleados, listas negras. Todo ello durante tres-cuatro generaciones de luchas obreras y sindicales. (Soy de la margen izquierda-zona minera, y este año se cumple cien años de la huelga que empezó aquí, entre los mineros de esta zona, y tras semanas de huelga minera, y cuando parecía que todo se iba a perder la solidaridad obrera se extendió por toda la siderometalurgia, primero, por todos los sectores después, terminando convirtiéndose en huelga de TODO EL ESTADO. Pedían, entre otras cosas mucho más básicas, respeto a los convenios y acuerdos. Enfrente el ejército, la guardia civil, los matones armados a las órdenes de los patronos, encarcelamientos masivos, obreros heridos, y muertos).

Que te encuentras cómodo y a gusto dentro de este sistema, de esa mayoría silenciosa que, mientras no te toqué a tí, mira para otro lado.

Que cuando pones en la balanza los ataques recibidos y los agravios de los convocantes, tienes muy claro que son mucho peores las conductas sindicales que las de los gobiernos títeres de las multinacionales, del Fondo Monetario Internacional, y del Banco Mundial. Y que por eso te alineas con ellos.

Y, ¿por qué no decirlo?, que me da mucha pena porque estamos en un pequeño país que ha demostrado que tiene un sindicalismo que, no estando exento de las derivas producidas a nivel mundial, está planteando un discurso global correcto, con un grupo importante de compañeras y compañeros militantes de diferentes sindicatos que, aún siendo minoritario, han sabido y saben luchar en condiciones muy difíciles, que han sido capaces de trasladar ese espíritu al conjunto de las organizaciones de la mayoría sindical vasca, de llevar adelante un tipo de huelgas y de luchas que ya nadie sabe ni quiere hacer, sobre todo en el Estado.

Y esta Huelga, es una de esas Huelgas que más gusta hacer, sobre todo a los que tenemos la suerte de tener un trabajo fijo o trabajar en la Administración, porque aunque es verdad que también respondemos a un ataque directo a nuestros intereses (recortes de salarios y contrataciones, congelación), es sobre todo una huelga de solidaridad con el conjunto de la sociedad, una solidaridad ejercida desde aquell@s que nos podemos permitir el lujo de hacer huelga sin ningún miedo a represalias, demostrar que somos una parte más del mundo del trabajo, y no un aparato sumiso al servicio siempre del amo y del poder. Sé, soy consciente, que somos minoría l@ que pensamos esto en este sector, pero en lo que yo conozco, una minoría nada- nada desdeñable. Hagámonos notar.

Así que sin hacernos trampas a nosotr@s mism@s, elijamos y digamos a quien queremos responder (no digo a quien queremos seguir, sino a quien queremos responder). Yo me encuentro en excedencia por cuidado de mis hijas, mi compañera con un contrato de un solo tercio de jornada por cuidado de familiar gran dependiente. Pero tenemos muy claro que aún así tenemos el privilegio de poder elegir, y disminuir aún más nuestros exiguos ingresos actuales, por solidaridad con lo que más lo necesitan (mi compañera hará huelga). Ya, que de momento, voy a tener el privilegio de volver a currar cuando quiera, dentro de cinco, seis, u ocho meses; sin embargo con esta reforma miles y miles de trabajador@s se irán a la calle con una mísera indemnización.

Nos vemos en las movilizaciones de este Martes, día 29. Y, para l@s que todavía no lleguéis al convencimiento, hablarlo, debatirlo, comentarlo. Que, por desgracia, esto va para largo.

Mariano Gómez, empleado público.

Los riesgos de la buena voluntad> Carmen García (Alternatiba)

El pasado 16 de Junio 120 personas voluntarias, casi todas ellas vinculadas a las asociaciones que trabajan contra la exclusión social en Bilbao, respondieron a la llamada del Ayuntamiento de Bilbao para la elaboración de un diagnóstico sobre las personas sin hogar. Sobre este acontecimiento, llaman la atención principalmente dos cuestiones: por una parte, el número significativo de personas con voluntad para mejorar la situación de la gente en situación de grave exclusión, y por otra, el que una tarea fundamental de diagnóstico, competencia del Ayuntamiento de Bilbao, sea cubierta por personas voluntarias y no se haga de manera profesionalizada.

Según recoge la última memoria del Área de Acción Social del Ayuntamiento, este área se dedica de manera permanente a llevar a cabo esta tarea de “recuento” de personas que  duermen en la calle, información que se ve renovada cada 15 días, como no podía ser de otra manera dada la previsible movilidad e inconstancia de estas personas en base a factores de todo tipo: climatología, salud, movilidad… ¿Por qué era necesario entonces movilizar a gente voluntaria para un diagnóstico que se supone que ya se venía haciendo?

Parece ser que la tarea de los educadores de calle que se encargan del diagnóstico de manera constante no es suficiente, y no por falta de profesionalidad de los mismos, sino más bien por falta de medios adecuados que les permitan recabar toda la información necesaria para poder tener un diagnóstico con datos suficientes para llevar a cabo una planificación de los recursos que atienda a la realidad.

Quizá aquí esté el quid de la cuestión de la paralización del traslado del centro Onartu del barrio de Rekalde al de Txurdinaga. Desde el Ayuntamiento de Bilbao, y en concreto en boca del Alcalde, se permitieron hacer toda una serie de afirmaciones, recordemos como se refirió Azkuna a Bizitegi y de paso a todas las entidades: “Hay algunas ONG’s que quieren aumentar su campo de acción y crean más necesidades, creando más oferta”. Tras esta afirmación y otras más de igual perfil, todos los grupos políticos del Ayuntamiento se pusieron de acuerdo en no permitir mejorar los recursos para personas sin hogar, decían que no era necesario.

La respuesta de los grupos que trabajan en contra de la exclusión social no se hizo esperar. La reacción que obtuvo el Ayuntamiento fue un comunicado a favor de una ciudad más abierta y solidaria que firmaron multitud de grupos y personas. Pocos meses más tarde, es el propio Ayuntamiento quien reconoce la falta de información lo suficientemente precisa y pide personas voluntarias  para obtenerla. Entonces, ¿en base a qué se están planificando los recursos para personas sin hogar? ¿En base a qué se niega la posibilidad de mejora de estos recursos a una entidad sin ánimo de lucro que además colabora con el área de Acción Social de manera estable?

De todos es sabido que las instituciones saben bien por donde van a meter la tijera en estos tiempos de crisis: ya está anunciado y confirmado el cierre de Heldu y ya está hecha la advertencia por parte de Eudel, Diputaciones y Gobierno Vasco de que no se dispone de recursos para dar respuesta a las crecientes necesidades sociales. Mientras tanto, el Ararteko advierte sobre la necesidad de ir en la dirección contraria, recomendando entre otras cosas el establecimiento de una financiación de naturaleza finalista, suficiente y estable para los ayuntamientos destinada a la cobertura de los medios personales y materiales de los servicios sociales. Curiosamente los mismos o parecidos le recibieron con sonrisas en el Parlamento.

En la Asamblea de Bilbao de Alternatiba queremos mandar un mensaje de reflexión a las entidades que trabajan en contra de la exclusión social en Bilbao. Nos ha llamado la atención que ante la falta de un diagnóstico preciso sobre personas sin hogar en Bilbao, se haya accedido a la realización del mismo de manera voluntaria sin haber generado algún tipo de crítica a la carencia de este trabajo.

Nos parece un acto de suprema hipocresía por parte del Ayuntamiento apelar a la buena voluntad para realizar un trabajo que debe ser hecho de manera profesional y continua y para el cual es necesario que se planifique desde los presupuestos. Parece que la pretensión de las distintas instituciones es que las entidades suplan las carencias a las que van a optar por la crisis capitalista, así lo demuestra esta llamada del Ayuntamiento y así lo demuestra también la apelación de la consejera de Asuntos Sociales para que sean las ONG’s las que hagan el trabajo de Heldu. ¿Por qué no se apela a esa misma buena voluntad por parte de las vecinas y vecinos de Txurdinaga para que entiendan que las necesidades de las personas en situación de exclusión social es responsabilidad de todos, también de ellos?

Nos parece muy complicado el debate de donde está la separación entre militancia, voluntarismo, caridad, reivindicación y profesionalización, pero también nos parece que  se ha perdido una oportunidad para hacer patente la dejación del Ayuntamiento de Bilbao en sus tareas y para forzar que en los próximos presupuestos municipales se recojan las necesidades reales sobre diagnóstico y planificación en materia de acción social en Bilbao y no se pongan trabas mentirosas al buen trabajo de las entidades, como sucedió recientemente con el centro Onartu.

 

Argazkia: Unai Pascual

Santos: un problema dentro y fuera de Colombia> Decio Machado

Kaosenlared: Santos: un problema dentro y fuera de Colombia> Decio Machado

«Mockus no comprendió que para ganar al oficialismo debía convertirse en una alternativa clara al uribismo. Mockus, quien se disputaba una franja importante de votos en el electorado uribista, fue reacio a la confrontación total con el oficialismo y se mantuvo tibio en sus críticas tanto al modelo económico como al modelo militar y de seguridad interna desarrollado por Álvaro Uribe»

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