Bárcenas y el día del orgullo
Luis Salgado – Alternatiba
Amén” (Sublevados, Live in Alcobendas)
Luis Salgado – Alternatiba
Amén” (Sublevados, Live in Alcobendas)
El anuncio de la fecha y la pregunta para el referéndum de autodeterminación en Catalunya supone la mayor amenaza para la estructura del régimen del 78. Los próximos días, desde ahora hasta el 1 de octubre y posteriores, serán cruciales para asegurar una consulta que sea vinculante y con garantías democráticas, así como para legitimar todo aquello que tras la consulta decida hacer el pueblo catalán. Y para que así sea, son necesarias la movilización permanente y las muestras populares que reafirmen la voluntad popular de ejercer el derecho a decidir. Porque tanto el Estado español como los medios de desinformación afines al régimen harán lo posible y lo imposible por evitar la celebración del referéndum y, en caso de celebrarse, por deslegitimar el resultado.
Fuera de Catalunya, las izquierdas debemos estar con el pueblo catalán y luchar a su lado, codo con codo, para ayudarle a evitar los innumerables obstáculos que encontrará en el camino que ha empezado a recorrer. Para ello nada más fácil que apelar a nuestros ideales de solidaridad e internacionalismo, pero también hay que poner las miras en lo que supone para nosotras y nosotros el referéndum.
Para Alternatiba, el referéndum catalán es más que necesario, por derecho y por dignidad democrática. Pero supone mucho más que el ejercicio del derecho de una nación a decidir sobre su propio futuro; supone anteponer la democracia a la autocracia de los partidos mayoritarios españolistas, anteponer la soberanía popular a la monarquía impuesta, anteponer la sociedad civil a las corruptelas de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo del Estado español.
Con el referéndum se abren las puertas para que otras naciones, como la vasca, puedan dar su propio pistoletazo de salida en la carrera hacia el independentismo, pero también fijamos nuestros ojos en que se desmonta por completo la pseudo-democracia que no permite la colocación de urnas para que un pueblo pueda expresarse, aquella que únicamente negocia una modificación de la Constitución para restar competencias a las naciones que comprenden el Estado, la misma que se llena los bolsillos legislando amnistías para los corruptos, la que vulnera permanentemente los Derechos Humanos de las personas presas, la que juzga como terroristas a jóvenes que se pelean en un bar, aquella que encarcela a sindicalistas que se oponen al régimen o a los antifascistas que luchan por los derechos de todas y todos, la que rehúye legislar para erradicar el terrorismo machista que mata a mujeres, la misma que mantiene en cunetas cuerpos de héroes que se atrevieron a desafiar al fascismo, y un largo etcétera que se podría hacer interminable.
Con la celebración del referéndum se abren vías que han estado cerradas durante ochenta años, puertas que conducen a luchas silenciadas o directamente reprimidas por el régimen vigente, luchas que van desde la defensa de los derechos humanos hasta la lucha obrera, desde el feminismo hasta el antirracismo, desde la reivindicación de derechos por parte de personas LGTBI hasta el derecho a la vivienda. Y las puertas a estas luchas y a tantas otras se abren porque el referéndum hace que caiga uno de los pilares que sostiene la Constitución, aquel que dice que España es indivisible, uno de aquellos pilares que se mantuvieron en pie tras cuarenta años de fascismo genocida y que es heredero de la frase que adornaba el aguilucho del fascista Franco. La celebración del referéndum catalán es, como diría Joan Coma, el romper huevos para hacer la tortilla, porque pone en cuestión el régimen del 78 de tal forma que le hace temblar y proporciona herramientas a las izquierdas del Estado español para luchar contra cuarenta años de «dictocracia» o «democraticadura», que diría David Fernández.
Si se abre la lata en Catalunya se pondrá en tela de juicio la pseudodemocracia postfranquista. Las personas que día tras día y año tras año hemos luchado para conseguir soberanía popular, justicia social y democracia, las que tantas y tantas veces nos hemos topado con el muro infranqueable del régimen presuntamente constitucional, vamos a ver una brecha en ese muro. No es solo la solidaridad y el internacionalismo lo que nos tiene que mover a apoyar el referéndum, también fuera de Catalunya nos jugamos mucho; nos jugamos la oportunidad de hacernos oír, de iniciar procesos constituyentes en diferentes puntos del Estado español, de que otras naciones tengamos la oportunidad de decidir si queremos iniciar nuestro propio recorrido hacia la soberanía y la independencia, y de dar continuidad a lo iniciado en Catalunya con una revolución pacífica que abra un camino que termine de una vez por todas con el régimen del 78.
Ha llegado el momento de la solidaridad, del internacionalismo, de la soberanía popular y de las luchas compartidas. Ha llegado el momento del #referendumCAT #ReferendumSIoSI.
Oskar Matute – Alternatiba
Existen mapas que ni al más entregado de los cartógrafos gusta mirar. Los hay de todas clases; de la pobreza por ejemplo, que reflejan las grandes diferencias sociales entre diferentes lugares. También los hay que recogen hasta la esperanza de vida por barrios, pueblos o condición social. Incluso hay mapas prohibidos, que señalan puntos negros donde la mitad de la ciudadanía, las mujeres, ven cuartada su libertad. Y a todos estos, que en verdad nadie querría tener que pararse a contemplar, en Euskal Herria tenemos el dudoso honor de sumar mapas de dolor que recogen la grave situación que sufren varios centenares de presas y presos vascos, además de las miles de personas de su entorno que, por extensión, son obligadas a compartir pena. Mapas de la dispersión; mapas de las y los presos que sufriendo enfermedades graves o incurables permanecen en prisión; mapas de los accidentes de las personas allegadas que recorren decenas de miles de kilómetros al año para compartir unos minutos de tiempo con sus familiares o amistades. Mapas de la vergüenza.
Son, como digo, mapas a los que nadie querría mirar pero a los que, sin embargo, muchas y muchos están condenados. Hay mapas más dignos de admirar, que nos invitan a mirar a otros conflictos armados resueltos o en vías de resolución, y desde Irlanda hasta Colombia, nos muestran que gestionar la situación de las personas presas es imprescindible para construir un futuro en paz y normalización política. Porque quizá la más fundamental premisa para avanzar en un proceso que permita reconocimiento, verdad y justicia, así como derechos para todas las personas, es dejar de generar víctimas. Porque no hay otra forma de considerar a todas las personas heridas en los seis accidentes de tráfico que han sufrido personas allegadas a presas y presos en lo que llevamos de año, y no hace ni dos semanas del último. Son víctimas las 16 personas que han fallecido en la carretera en los años, casi tres décadas, en los que la dispersión ha castigado doblemente. Son víctimas quienes sufren graves enfermedades como Ibon Iparragirre y agonizan en la celda contraviniendo sus captores la legislación vigente. Y son víctimas, totalmente inocentes, las y los 113 menores entre 0 y 18 años que tienen a alguno de sus progenitores en prisiones distantes, lo cual les hacen recorrer 500, 800 y hasta 1.000 kilómetros para poder estar junto a sus madres o padres presos.
Quizá todos los anteriormente citados sean, en realidad, un solo mapa: el de la venganza. Porque cuesta buscar otra razón, descartada la lógica de facilitar la resolución y la aplicación de las leyes de los estados español y francés, que pueda justificar la continua vulneración de derechos humanos que impera cuando se trata de presas y presos vascos. Porque solo desde la búsqueda deliberada de la venganza puede entenderse que a casi seis años del abandono de la lucha armada por parte de ETA y a varios meses del desarme efectivo de la misma, una parte activa del conflicto, fundamentalmente el gobierno del Reino de España, se empeñe en seguir creando nuevas víctimas que sumar a una lista tragicamente extensa. Provocar más dolor, más rencor. Cada vez parece más evidente que algunos, y no precisamente quien más sufría las consecuencias del conflicto, contra ETA vivían mejor. Así lo demuestran sus actos, así consta en sus currículos llenos de sentencias injustas, de condenas desmedidas y de políticas de castigo y venganza.
Por eso es importante que quienes apostamos por la restitución plena de todos los derechos civiles y políticos que permitan cimentar un futuro en paz con derechos para todas las personas, hagamos el esfuerzo de mirar todos esos mapas que tan poco nos gusta contemplar. Porque mirarlos puede ayudarnos a entender y, al tiempo, a hacer comprender a otras personas la necesidad de poner fin a décadas de sufrimiento indiscriminado. Sin olvidar que solo el pueblo organizado puede hacer a gobiernos cambiar aquello que debe pero no quiere.
Existen mapas terribles, caminos llenos de peligro y mochilas pesadas que pueden resultar más llevaderos con la solidaridad y el aliento de todo un pueblo.
Las queremos vivas y vivos, y en casa.
El alcalde de Bilbo, Juan Mari Aburto, ha sostenido que le parece una «hipocresía social y política» afirmar que lo ocurrido en Zorrotza, donde cuatro personas fallecieron este fin de semana en el incendio de un inmueble, se veía venir y ha recalcado que «estaba proyectado derribar esa vivienda». Bilbotarra Naiz
Alba Fatuarte – Compañera de Alternatiba y concejala de EH Bildu en Bilbo
Estas son las declaraciones que se hacen cuando no se quiere asumir que ha habido compromisos incumplidos y que las prioridades han estado en otro lugar. Zorrotza lleva décadas denunciando la situación y en 2015 el tema se llevó a pleno a petición de la asociación vecinal del barrio. Allí, PP, PSE y PNV firmaron una enmienda que jamás se cumplió mientras afirmaban que se efectuarían «actuaciones inmediatas» (Las actas están en la web del ayuntamiento para quien las quiera leer).
Además, durante este tiempo, desde al oposición hemos tenido que seguir intercediendo por estas familias. Así que ahora no echen balones fuera. Que asuman su responsabilidad y digan claramente qué van a hacer, no solo con la Landa de Zorrotza, sino qué van a hacer respecto a estos focos de pobreza y exclusión que, aunque no salgan en las postales, también existen en Bilbao.
Luis Salgado – Alternatiba
6 años 6. El cambio prometido nos ha traído más de lo mismo. Y así seguiremos si seguimos regalando la calle, el tajo, nuestro espacio, y nos limitamos a combatir en los suyos, donde lo tienen todo ganado. En seis años la línea del frente ha quedado marcada. Sabemos nuestras posiciones de partida. Llega el tiempo de pasar a la ofensiva, dejar la tibieza, esa que quienes gobiernan nunca han usado, ni utilizado. De la indignación al cabreo.
Del blog El mundo imperfecto
“Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que en este momento, estarán dando ordenes por teléfono y que hombres armados ya vienen de camino. ¿Por qué? Porque mientras que pueda utilizarse la fuerza, ¿para qué el diálogo?. Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y si se escuchan, enuncian la verdad. Y la verdad es, que en este país, algo va muy mal, ¿no?. Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión. Antes teníais libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabais, ahora tenéis censores y sistemas de vigilancia que os coartan para que os conforméis y os convirtáis en sumisos.”
V de Vendetta
Hector Prieto – Alternatiba
Algunas veces mi fe en un ser humano verdaderamente libre decae súbitamente, a consecuencia de las múltiples injusticias que nos rodean. Pero ante cada ataque surgen siempre rebeldes, esos que con su resistencia me hacen levantar el espíritu de lucha, sentir que no estoy solo en este maldito universo.
Los últimos acontecimientos en torno al barrio autogestionado de Errekaleor, en Vitoria-Gasteiz, me ha enervado, pero también ha activado en mí una profunda solidaridad por Errekaleor Bizirik y encendido aún más mi corazón rebelde. Por otro lado, es una lucha contra Goliat, el contubernio de infames PP, PSE y PNV. Ya desde el año 2000 su intención era realojar a los antiguos vecinos, el capitalismo no acepta negativas y empezaron las presiones y las amenazas.
Los buitres de la especulación tenían su vil objetivo entre sus dedos, hasta que en 2013 un grupo de estudiantes ocupó poco a poco los edificios, los rehabilitó, abrió el frontón, el cine, panadería, guardería, biblioteca, imprenta, sala de reunión y demás. Todo ello organizado de forma asamblearia, contra los designios del “santo oficio del capitalismo”. Una comunidad de personas jóvenes, preparadas, libre pensadoras, revolucionarias convencidas, un grupo de peligrosos herejes autosuficientes.
Ahora el ayuntamiento de Urtaran alega peligro para los jóvenes por el estado de los edificios, pero manda a la Ertzaintza, a los munipas y si, Trump le deja, a los Marines americanos. Les cortan la luz y los asedian como Saladino a Jerusalén, aunque la “buena” intención de los jeltzales es montar en el lugar huertas ecológicas, ¡venga ya!
Realmente, lo que el sistema no va a permitir es que ningún cordero salga del redil, que se creen alternativas, nuevas formas de pensar y actuar. Nuevos ejemplos que demuestran que otra sociedad mejor es posible, una mini Cuba, pequeños Guevara, rebeldes con causas. Niños, pensar es kaka, haz caso a mamá y papa, arrodillaos, besad el anillo del amo, el anillo único, el pensamiento único.
Quizás las bestias se coman el intento, pero para su desgracia nunca podrán con las ideas, siempre habrá nuevos ejemplos, porque aunque mil veces nos derriben, mil veces alguien se alzará. La memoria del viejo barrio nos señala el camino, allí vivió Romualdo Barroso, víctima del 3 de marzo, que marca el pasado de lucha. Hoy, los grafitis de Salvador Puig Antich y mil acciones de resistencia, solidaridad y libertad marcarán el futuro.
Somos hormigas contra elefantes, Espartaco frente a Roma, o como la mítica canción de Hertzainak, somos el brazo firme y armado ante el rostro de la fiera. Nuestras armas el ideal, la suya la opresión, la avaricia y el dinero.
Errekaleor aurrera!!!
Del blog de Héctor Prieto Atxabalta RedVolution
Diana Urrea – Alternatiba
En Gernika hemos podido comprobar que, pese a gobiernos y leyes injustas, las personas y sus ansias de solidaridad y de justicia social están por encima de todo lo demás. Las acciones simbólicas del 29 y el 30 de abril en Gernika suponen un punto de inflexión en esa mirada distinta con la que Euskal Herria pretende mirar a Europa y al mundo, dando lo mejor de sí para que todas nosotras —todas las personas de todos los rincones del planeta que sufren la tiranía del sistema capitalista, patriarcal, neocolonial y depredador— podamos sentir que esos principios de ciudadanía global y solidaridad entre los pueblos siguen más vigentes que nunca.
La solemnidad con la que miles de personas de más de 70 pueblos de Euskal Herria entraban en Gernika en silencio absoluto decía más que cualquier consigna. No hicieron falta las palabras para expresar nuestros sentimientos, la música de que salía de aquellos violines lo decía todo.
Todavía tengo el estómago revuelto de tantas emociones. Escuchar por ejemplo a Mahmoud Traore, refugiado senegalés, referente de lucha en la Frontera Sur, mostrando su respeto y solidaridad con las víctimas del bombardeo de Gernika en su 80 aniversario era verdaderamente estremecedor y todo un ejemplo para quienes, teniendo responsabilidades en lo ocurrido, no han hecho nada hasta ahora.
Nuestra querida Maryam Fathi Faraji, refugiada activista feminista kurda, nos recordaba que la resistencia del pueblo kurdo tiene que seguir siempre presente en nuestras luchas. Transmitió que, ante gobiernos tiranos, rendirse nunca es una opción, manteniendo la esperanza de un pueblo que clama a diario su libertad.
Hassanna Aalia, nos volvió a estremecer con su extraordinaria capacidad para emocionarnos. Referente de lucha, y sobre todo, amigo, Hassanna habló con esa empatía sin fronteras, como refugiado saharaui, pero también “como un refugiado kurdo, palestino, sirio, una mujer, una niña o un niño” que están luchando para no acabar ahogados en esa gran fosa común del Mediterráneo, dejando sus sueños en una patera. Hassanna expresó su admiración profunda por la solidaridad que caracteriza al pueblo vasco y finalizó con una certeza: “Volveremos a nuestras tierras”.
Mi compatriota refugiada indígena colombiana, Martha, nos trasmitió que la lucha incansable de su comunidad por defender la madre tierra frente al poder corporativo tiene un alto precio. “Nadie sale de sus tierras porque quiera”, afirmó con contundencia. Para ella, rendirse tampoco es una opción.
Las jornadas de Gernika incluyeron una ponencia inaugural de Arcadi Oliveres y talleres con personas de referencia para reflexionar sobre feminismo, anticapitalismo, antifascismo, asilo y migración. En todos ellos se visualizó la necesidad de incidir en las causas de las migraciones forzadas y, por tanto, en la responsabilidad social que tenemos.
Arcadi Oliveres, economista e independentista catalán reconocido por su defensa de los derechos humanos, intervino para facilitarnos herramientas con las que desmontar las grandes mentiras del sistema que neutralizan la libre circulación de las personas. “Es una auténtica vergüenza que existan las fronteras”, inició. Arcadi ilustró el cinismo del Estado español con evidencias como que es uno de los principales vendedores de armas en el ámbito mundial, y hace negocio con países como Araba Saudí, Kuwait, Turquía o Israel.
Uno de los ponentes del taller de anticapitalismo, y un referente en la crítica a las empresas transnacionales y por los derechos humanos, Juan Hernández Zubizarreta, explicó el funcionamiento de la arquitectura de la impunidad. Dejó muy claro que estamos inmersas en una crisis civilizatoria silenciosa, provocada por un capitalismo estructuralmente violento. Cuando nos referimos a él, también tenemos que hablar de explotación y, en concreto, de la utilización del cuerpo de las mujeres como moneda de cambio. Nos habló de la necropolítica, que deja morir a la gente literalmente, y enmarcó los asesinatos de líderes y lideresas en esa alianza entre la economía legal y la economía criminal, basada en el triunvirato oligarquías- gobiernos- y empresas transnacionales. Analizó también cómo el poder corporativo está intentando devorar el sistema internacional de los derechos humanos. La responsabilidad social corporativa surge como exponente de una ética empresarial de vergüenza; un ejemplo claro es el de Inditex, referencia de explotación en todo el mundo, que ha realizado una donación sanitaria al Gobierno Vasco (y éste la ha aceptado).
Estas maniobras dibujan en millones de personas lo que Zubizarreta denomina “la biografía del horror” de quienes no son funcionales al capitalismo y crean guerras entre pobres, azuzadas por “la extrema derecha,que lo está leyendo a la perfección”. En el taller se planteó como clave exigir que los reglamentos en materia de migración y asilo se basen en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Juan dejó una interesante reflexión final: “Hay que romper con la Unión Europea como estrategia de transformación”.
Raquel Celis, activista de referencia en CEAR Euskadi, destacó una máxima que expresan de forma recurrente las personas que reclaman asilo: “La gente no se desplaza porque hay guerras, hay guerras para desplazar a la gente”. Raquel insistió en visibilizar de modo conjunto a las personas migrantes y refugiadas; si bien los procesos jurídicos y las normativas difieren, se trata de personas que han vivido migraciones forzadas, ya sea por motivos políticos o socioeconómicos.
Esta reflexión toca mi fibra más sensible. Pienso que, con diferentes circunstancias e intensidades, mi familia y yo también nos vimos obligadas a salir de Colombia. Es impactante ver cómo cuando expresas “salí del país en busca de un mejor futuro” parece que asimilas casi como normal la situación de tu país de origen. He sido forzada a salir de mi país con mi familia. Aquí está el hilo conductor con las realidades de las refugiadas y refugiados del mundo.
No quiero terminar sin antes mencionar algo que me parece fundamental: la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak ha demostrado que es posible anteponer lo que nos une a todas las organizaciones que participamos a lo que nos separa. Y esto tiene que servir de ejemplo para todas las luchas que reivindicamos y que vayamos a reivindicar en otros espacios en Euskal Herria. La unión hace la fuerza.
Nuestro próximo destino: Frontera Sur.
Leer en Pikara
Ayer fue el día mundial por la libertad de prensa, hoy la prensa libre nos vende en todos los diarios las bondades del pacto. El acuerdo está hasta en la sopa. Al igual que sus firmantes, el pacto se vuelve omnipresente, omnipotente y omnisciente. Bajo sus letras y números se esconde el mismo robo de siempre. ¿Pero qué voy a saber yo si siempre he sido un hereje?
Del blog El mundo imperfecto
Iosu Perales
Es recurrente que voces desde las izquierdas afirmen que la llamada cuestión nacional de Catalunya y Euskadi, debe quedar en un segundo plano ante la prioridad de las luchas y reivindicaciones sociales pendientes. Estas voces, en general, no niegan el derecho democrático a decidir, pero tuercen el gesto cuando se trata de optar o no por la independencia de Catalunya y Euskadi. Bastantes de estas voces acuden a la globalización para defender la idea de que estos nos son tiempos de formar nuevos estados, ya que las soberanías ceden terreno a la interdependencia. Creo, sinceramente, que se trata de posturas equivocadas. Puedo entender que haya opciones diferentes a la de independencia nacional de Catalunya y Euskadi, pero estos argumentos no me parecen sólidos ni adecuados.
Permítanme que empiece informando que no soy nacionalista, pero defiendo que mi identidad nacional es la vasca. Y punto. Y lo soy por razones democráticas. Siempre he pensado que en las organizaciones políticas pequeñas, no solamente hay desventajas, sino que también hay variables muy favorables en orden a la fiscalización de los gobiernos, la mayor cercanía entre instituciones y ciudadanía, y como consecuencia mejores condiciones para influir en favor de los derechos sociales de la gente. No hay derechos sociales sin ciudadanía democrática, y no hay ciudadanía sin comunidad y autogobierno, como muy bien afirma la profesora María Eugenia R. Palop. Derechos sociales y derechos políticos son indivisibles. Como ya reconocía Thomas Humphrey Marshall en su Ciudadanía y clase social, los derechos sociales tienen un carácter comunitario que solo puede realizarse en el ejercicio de una democracia amplia e incluyente y eso, en el terreno que nos ocupa, se llama, cuando menos, derecho a decidir y, consecuentemente, la independencia como opción.
Es desde mi punto de vista bastante extraño que desde posiciones autodenominadas socialistas o alternativas se siga analizando la construcción de una sociedad desde un enfoque economicista que no tiene en cuenta que los vínculos que cultivan la libertad y la democracia tienen que ver con la capacidad de una comunidad a decidir qué quiere ser y cómo quiere ser. De lo contrario la vida humana empieza y acaba en trabajar, comer y dormir, obviando los anhelos individuales y colectivos que también pasan por crear y reproducir, mediante la participación, una organización política espacialmente adecuada en una comunidad que se reconoce a sí misma como distinta a otras. Y esto incluye formar un Estado propio si es esa la decisión democrática.
Si se afirman los derechos sociales y al mismo tiempo se niegan los derechos políticos se está atentando contra la viabilidad de los primeros, pues solamente pueden implementarse desde una comunidad política que se organiza democráticamente, que es lo mismo que decir de manera soberana pues la democracia no se mutila a sí misma. Planteo todo esto desde una posición republicana, de rex pública, no desde un patriotismo sentimental, de consagración de la historia, y mucho menos etnicista. El derecho a decidir, lo nacional, como identidad de una realidad social plural que cuidando lo colectivo coloca en la centralidad a cada ciudadano y ciudadana con toda su individualidad. En este sentido, María Eugenia R. Palop me recuerda a Martin Buber cuando dice: “La propia libertad individual, la autoconsciencia y la autoestima, solo pueden realizarse en una vida social que inspire un compromiso con el bien común. De otro modo, nuestra vida sería solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”.
En resumen, la radicalización democrática que debe ser necesariamente pacífica, exige tomarse en serio el hecho diferencial de cada comunidad de acuerdo con su propia conciencia mayoritaria. Ciertamente la diversidad siempre estará presente y, en consecuencia, los derechos de las minorías siempre deberán quedar garantizados. La izquierda que niega el derecho político a decidir y/o a la independencia debe superar ese olor a viejo de una unidad estatal impuesta y que puede llegar a ser una cárcel de pueblos incluso sin pretenderlo.
He dicho que voto por la independencia por razones democráticas. A ello me anima, desde luego, mi convicción de que poco hay que hacer permaneciendo en una España, rancia, muchos de cuyos políticos son habitantes de la caverna, y bastantes de los cuales beben de las fuentes del franquismo, aún hoy. Una España corrupta no es mi hogar. Sé que en Euskadi también hay corrupción, pero de ello ya nos encargaremos la ciudadanía vasca. Lo que es inmanejable es lo que ocurre en España, cuyas instituciones, empezando por la Justicia están taladradas por tramas corruptas.
Por fin, anteponer lo social a lo nacional es un modo de perpetuar el actual estatu quo, ya que bajo el capitalismo siempre habrá desigualdades sociales, más aún en el marco de un neoliberalismo galopante, de lo que se deduce que la agenda de los derechos sociales es poco más o menos que eterna. Realmente esa idea de que nos ocuparemos de lo nacional cuando se resuelva lo social lo veo y lo vivo como una trampa. Pero es que además es un enfoque poco solvente pues ignora que lo social para avanzar en el sentido de la igualdad necesita de un marco político alternativo al actual, y el Estado catalán o vasco puede serlo.
Pero, como he citado, muchas voces indican que la globalización va en sentido contrario de la independencia de los pueblos, léase Catalunya o Euskadi, por ejemplo. Es verdad que la globalización es un proceso histórico, no es el resultado de un acto como encender el motor de un automóvil o la luz de una habitación. Podemos decir que en el año 2025 estaremos mucho más globalizados y en el 2050 aún más. Se trata de una transformación permanente que no sabemos cuándo podrá llegar a completarse, sobre todo por cuanto su esencia es la de extender actividades a través de un planeta diverso geográfica, climática e históricamente. Pero dicho esto convendremos en decir que la actual es una globalización desgraciada al servicio del dinero. En realidad debemos aspirar a transformarla radicalmente, haciendo de ella una oportunidad para la solidaridad y la democracia planetaria.
Como dice el profesor Gurutz Jáuregui la tentación de aferrarnos a viejas certidumbres, frente a lo nuevo, no es lo más apropiado. Por contra, aceptar el riesgo de actuar ante los procesos de cambio desde una actitud crítica, es mucho más apasionante. De modo que si aceptamos el punto de partida de que la actual globalización no encarna los valores de un ideal emancipatorio, parece una necesidad la asunción de un proyecto alternativo humanista de globalización que implica la construcción de un sistema político que no esté al servicio del mercado global, sino de las personas. Así por ejemplo yo quiero más Europa, pero otra Europa.
Hacer ya unos años escribí sobre la necesidad de una contra-hegemonía como respuesta. Es en este escenario que la palabra glocalización resume bien esa tensión dialéctica que consiste en pensar globalmente y actuar en el ámbito local. Se trata de un modo de respuesta con dos componentes: uno de resistencia y otro de alternativa al despliegue de un mercado darwinista y sin rostro democrático. Planteado de una manera práctica, yo no evalúo la idea de independencia sometiéndola al arbitraje de la actual globalización, pero en cambio propugno que es la hora de los pueblos. Es por eso que defiendo una Euskadi independiente volcada junto con otros pueblos a la construcción de otros marcos internacionales institucionales y de la sociedad civil así como inter-gubernamentales.
Defiendo el espacio local, comunitario (municipio, territorio, la nación), como campo idóneo para la participación ciudadana en la toma de decisiones y el uso eficiente de los escasos recursos para el cumplimiento de un programa social. Los ataques a este enfoque de lo local no son poco importantes. Pero como bien afirma el profesor Francisco Alburquerque las potencialidades del desarrollo endógeno son extraordinarias, más allá de preferencias subjetivas por espacios políticos más próximos al ciudadano. ¿Construir una contra-hegemonía? Se trata sin duda de un paradigma con idealismo que, en cualquier caso, debe tener como punto de partida la realidad tal y como es, eso no lo niego. La teoría de redes ofrece, sin embargo, una oportunidad para generar sinergias y procesos sociales, económicos y políticos, abiertos al intercambio y a la elaboración de una agenda común de escala global. Los movimientos centrífugos, los vasos comunicantes, pueden contribuir a generar nuevos valores y una nueva cultura de la acción social, atentas a nuevas posibilidades enfrentadas a la resignación, y con disposición a desplegar por toda Europa poderes múltiples, expansivos y creativos.
Sin duda la batalla entre una globalización al servicio de pocos y manejada por poderes opacos, ocultos a la ciudadanía, y la soberanía de los pueblos (que pueden organizarse o no en Estado) está lejos de haber terminado, a pesar de la propaganda que trata de convencernos que no tenemos nada que hacer. Pasa lo mismo con la tensión entre Estado y democracia.
La idealizada «aldea global» lo es tan sólo para élites, pero no para las mayorías del planeta. En este marco no me apunto a la independencia como una huida de la realidad sino como una forma de cuartear una globalización que traiciona a la gente y, por otro lado, como impulso constructor de una comunidad independiente, con Estado propio y siempre atenta a la solidaridad con todos los pueblos del estado español.
Reitero que escribo este texto desde una posición no nacionalista. Nacionalismo es lo que está dispuesto a hacer el PNV, facilitando los presupuestos del PP, a cambio de algunas ventajas, aunque ello suponga perjudicar gravemente al conjunto de la sociedad estatal. “Lo nuestro por encima de todo” es su lema. Por mi parte, llevo más de 40 años de internacionalista, trabajando con comunidades campesinas e indígenas de diferentes países desde el sector de la Cooperación al Desarrollo. Como yo, cada vez más gente se incorpora por razones democráticas a la idea de independencia.
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